CSKA y Madrid, gigantes en Moscú

El Madrid tuvo la victoria al alcance en Moscú. Una victoria que parecía imposible al descanso tras encajar un 32-12 en el segundo cuarto, pero la reacción en el tercero (24-30) le permitió llegar vivo al cuarto y verse 87-85 a falta de 26 segundos, e incluso a tiro de un triple para empatar en los tres últimos segundos del partido. Una pena, porque la victoria le hubiera dado alas en esta liga de la Euroliga. De poder verse a estas alturas destacado con cinco victorias y una derrota, a verse sumido en el nutrido grupo de perseguidores del CSKA, con cuatro victorias y dos derrotas. No se encuentra mal situado, en absoluto, pero la próxima semana vienen seguidos los enfrentamientos contra el Panathinaikos y el Barcelona, convertidos ahora en dos rivales directísimos, y la cosa se puede complicar.

Fue, en cualquier caso, un partido de gigantes en Moscú. También, un partido de dos caras en ambos equipos. El Madrid estuvo primoroso en el primer cuarto. Lo dominó por 17-26. No llega a fallar Llull cinco triples, no estropea Randolph dos ataques, no regala Hunter el balón al CSKA en la última jugada, y el marcador hubiera sido un escándalo. El oso ruso despertó en el siguiente cuarto, y fue otro Madrid. Descabezado y sin soluciones. La clave fue, como apuntó Piti Hurtado —gran comentarista— en la transmisión, que el equipo no fue capaz de ponerse al mismo nivel físico y mental que el CSKA. Quedó machacado, y el posterior esfuerzo de los madridistas resultó infructuoso. Una derrota dolorosa, pero que demostró que el Madrid puede llegar a estar a la altura del mejor.