Fiesta de Bisinga a Semu, de Ea Nguema a New Bill

Malabo no es, desde luego una ciudad que pueda presumir de ser excesivamente marchosa. Hay sitios muy aburridos y otros francamente divertidos el fin de semana, pero, por lo general, el viernes y el sábado noche suele transcurrir en la sosería y el aburrimiento. Menos en la madrugada de este sábado, cuando esta ciudad se declaró en huelga de insomnio tras la victoria en los cuartos de final frente a Túnez.

Sencillamente la gente invadió las calles y las esquinas cantando, bailando y libando cerveza y espiritosos, hasta las tantas de la madrugada. El ruido, el frenesí y la resaca han sido la tónica común después de la victoria frente a los tunecinos en todos los barrios, desde Bisinga hasta Semu, desde Ea Nguema hasta New Bill.

Ya ocurrió algo similar cuando la selección nacional derrotó y eliminó en la última jornada de la fase de grupos, y contra todo pronóstico, a Gabón, selección que se presentó con tan desmedidas ínfulas en Bata, sede de aquel decisivo encuentro, que daba por sentada su victoria frente a Nzanlang.

Ese menosprecio, manejado hasta la saciedad por aficionados y prensa gabonesa, junto a la sempiterna rivalidad que ha existiendo siempre entre estos dos países vecinos, molestó en gran manera a los guinoecuatorianos, de modo que cuando cayó Gabón la rechifla y el cachondeo tomaron proporciones gigantescas. Y sigue la fiesta, porque como a Javier Balboa y compañía se les ocurra lograr el pase a la final el jueves en Malabo frente a la selección de Ghana, aquí va arder Troya y más.