Ungüentos, milagros y una grabadora jurásica

Apreciado Charles Miller, entramos en la última semana de Mundial y los nervios están a flor de piel entre los equipos que ven como sus opciones de gloria se ven dificultadas por lesiones inesperadas. Es el caso de Brasil con Neymar y Argentina con Di María. Ambos están fuera de combate pero no se resignan. Neymar tuvo la ocurrencia de escuchar a unos médicos que le decían que podría jugar la final anestesiando su vértebra rota y Di María se trata con células madre para solventar su lesión muscular. Recuerda un poco al caso de Diego Costa y la placenta de yegua que tanto ruido hizo y que de tan poco sirvió. Como dice un amigo, si se hubiese inventado algo mejor que hacer el amor, ya nos habríamos enterado. Lo mismo pasa con las curaciones mágicas. Si sirvieran de algo, estarían en manos de las farmacéuticas.

Lo de las sanaciones milagrosas no es nuevo. Circula por la concentración de Brasil un veterano periodista radiofónico (graba sus entrevistas con casette y una grabadora del tamaño de una central térmica) que lleva cubriendo Mundiales desde México 70. También fue al de España, donde Brasil llegó con un equipazo y Zico tocado muscularmente. Pues bien, nuestro hombre, que es de Mato Grosso, metió en su maleta, aparte de sus cintas y su cacharro, un ungüento mágico que le dio su abuela para que Zico se curara y ya sabemos como acabó aquello. Nunca más ha metido ungüentos en su maleta. Neymar debería hablar con el señor de la grabadora jurásica.

*Charles Miller desembarcó en 1894 en el puerto de Santos con dos balones de reglamento. Se le considera el introductor del fútbol en Brasil.

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