Tim Howard, el héroe que sobrevive con el síndrome de Tourette

Guiño. Islam Slimani, delantero de Argelia, desveló según el Daily Mail que él y sus compañeros de selección donarán su prima del Mundial, unos 6,5 millones de euros, a los más desprotegidos del territorio ocupado de Gaza. “Lo necesitan más que nosotros”, dijo el jugador del Sporting de Portugal. El gesto, con matiz político, contrasta con los problemas que Camerún y Ghana han tenido con los premios y está en línea del espíritu altruista de Grecia. Los helenos pidieron a su Federación que destinase el dinero de su prima a construir instalaciones para el desarrollo de las selecciones inferiores.

Superación. Barack Obama telefoneó a Tim Howard y le advirtió: “Tendrás que afeitarte la barba. Aquí te van a agasajar. Mejor que no te reconozcan”. Pero Howard es héroe desde hace más tiempo. Criado en un suburbio de New Jersey, se le diagnosticó síndrome de Tourette (trastorno neuropsiquiátrico de tics crónicos o transitorios) con diez años. Por entonces, ordenaba ropa impulsivamente o contaba ladrillos por la calle. Los síntomas que más se le manifestaron fueron los tics múltiples e involuntarios. Howard llegó a decirle en una ocasión al New Yorker: “Estoy lleno de adrenalina, no quiero perderla. Me gusta cómo soy. Si me levantara mañana sin Tourette, no sabría qué hacer conmigo mismo”.

Los preferidos. Costa Rica es el segundo equipo de los brasileños. El martes, el Santos, club cuyas instalaciones usan para entrenarse los ticos, dejó por sorpresa en el vestuario camisetas personalizadas del Peixe para todos los jugadores. Para devolver la gentileza, la selección visitó ayer el museo de Pelé, inaugurado el 15 de junio. Después del tour, el seleccionador Jorge Luis Pinto fue obsequiado con una camiseta de O’Rei.

Cumpleaños. Alemania se agarra a una efeméride memorable. Hoy se cumplen 60 años del Milagro de Berna, el primer título de la Mannschaft. Lo conquistó ante la gran reina sin corona, la Hungría de Puskas, Kocsis y Czibor. Después de perder 8-3 ante los magiares en la primera fase y de ir 2-0 abajo en la final, Fritz Walter empató y logró el 3-2 definitivo. Cuentan que la mañana previa al partido Fritz Walter se levantó y comprobó que llovía. Y entonces se dijo: “Ganamos”.

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