Fernando Alonso asegura que le resulta indiferente quién sea su compañero a partir del próximo año, pese a sentirse encantado de tener a Felipe Massa a su lado. El mismo argumento esgrimía Sebastian Vettel antes de conocerse la llegada de Daniel Ricciardo a Red Bull e incluso lo mantiene con el australiano ya confirmado. A mí, desde la distancia y sin pretender dudar de la palabra de ninguno de ellos, me cuesta creer que les dé exactamente lo mismo compartir proyecto con un piloto amoldado a sus necesidades que con un rebelde con causa como Kimi Raikkonen. Bastante difícil es ya doblegar a los rivales de fuera como para tener que estar, además, preocupado por controlar el enemigo en casa.

No quiero decir con esto que la elección dependa exclusivamente de los pilotos pero sí pienso que su criterio es tenido en cuenta por los equipos. Ahora Ferrari debe decidir si prescinde de Massa, para lo que tendrá que valorar si su aportación a la escudería es tan pírrica como para introducir entre sus líos (que bastantes tienen últimamente) los que pueda traer en la maleta un piloto tan especial como el finlandés. Si se decantan por Kimi, cosa que por supuesto no descarto aunque no termine de verlo, sin duda supondrá una fuente de nuevos conflictos en Maranello. No me imagino a este espíritu libre aceptando órdenes llegado el caso, ni respetando el estatus que Alonso se ha ganado durante estos últimos años en Ferrari. Lo que también tengo claro es que si Raikkonen regresa a la Scuderia no nos vamos a aburrir…