Varanes, zidanes y pavones

Varanes, zidanes y pavones

Raphael Varane superó por mucho otro listón, ante Drogba y Burak, ogros del día, y sigue labrándose un porvenir en el Madrid. Limpísimo, elegante, prudente, atento. El central con el que sueña un equipo y quizá hasta el yerno con el que sueña cualquier madre. Echada la puerta abajo (sobre Pepe, me temo), este magnífico aspirante a mariscal se colgó otra medalla. La necesitará para hacerse perdonar fácilmente por la afición cuando se equivoque, que se equivocará, en un puesto en el que no hay dónde esconder un error. Pero su ejemplo invita a habilitar definitivamente un tercer carril entre zidanes y pavones.

Visto que no hay atrevimiento con la cantera, o que la cantera no está a la altura de la altísima exigencia del equipo, que las dos corrientes tienen su parte de razón, y que no brotará un Cristiano cada verano ni habrá dinero para pagarlo, conviene buscar futbolistas criados por otros y aún por acabar de cocinar. Al Madrid siempre le pedirán más que al resto (el Oporto, sin ir más lejos, que lleva años haciendo fortuna con esta política), pero un error de cálculo en esto no lleva a la quiebra a nadie. Al fin y al cabo, un Varane o un Higuaín con 19 años cuestan menos de la tercera parte que un Coentrao.

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