Un mensaje templado en Año Nuevo

Un mensaje templado en Año Nuevo

De sus vacaciones navideñas en Londres se ha traído Iker Casillas la irónica flema británica: "Voy a trabajar para ganarme la titularidad". Esto escuchado en China, por elegir un lugar remoto, sonaría a que en España estamos celebrando el día de los Inocentes. Sin embargo, el mejor portero del plantea Tierra no bromeaba ante la Prensa. Ayer ejerció de gran capitán, abriendo el año madridista con ejemplar serenidad, exigiéndose él mismo y a su compañeros más trabajo para luchar hasta el último día. Sobre Mourinho prefirió no entrar al choque, consciente de que echar leña en este fuego no serviría más que para poner en peligro la eliminatoria de Champions y, cuidado, la de Copa ante el Celta.

Casillas es consciente de que tiene la mecha del polvorín en la mano, pero no la utilizará. Sabia decisión. El guardameta sufrió en Málaga, se relajó en Londres y vuelve con la idea clara de hacer piña con el vestuario, actuando con mucha categoría, por encima de las huecas exhibiciones de autoridad de su entrenador. Casillas dice lo que debe decir, trabajará como tiene que trabajar y no le veremos hacer un gesto que ponga en peligro la armonía del club. El portero más aclamado del mundo no es un madridista dudoso, al contrario. Su mensaje templado y coherente en el día de Año Nuevo debería agradecerlo para siempre Mourinho.