Desde el mismo momento en que Cañellas no acertó en el último lanzamiento en el Palau, he venido oyendo que la Liga es del Barcelona, que a dos jornadas del final todo está decidido, y que Barça campeón y Atlético segundo. Eso sí, Xavi Pascual fue el primero en negar lo que hasta en las agencias se daba por concluido, con un titular demoledor: “el Barcelona, virtual campeón de Liga”, Porque Pasqui, que es un hombre del balonmano, saltó como un puma para rebajar la euforia: “Ahora dependemos de nosotros, nada más”.



Y es que el Ademar León, tercero en la Liga, sin posibilidad de perder su plaza, pero tampoco de mejorarla, tiene ante sí la posibilidad de revolcar el campeonato, porque en las dos últimas jornadas recibe al Barcelona y visita al Atlético de Madrid. Cierto que no se juega nada, cierto que atraviesa problemas económicos de falta de pago, cierto que más de uno de sus hombres tiene hecha la maleta para cambiar de aires en agosto, cierto que Stranovsky se marcha a los azulgrana la próxima campaña. Y aún, el Ademar es el Ademar, por encima de todo, uno de esos equipos rebeldes por definición que transmite unos valores indelebles que le inyecto Manolo Cadenas cuando era su entrenador, y que ahora su afición exige en el Palacio de los Deportes.



Los números son claros: ganar al Ademar en León no es imposible (venció el Atlético), pero es sumamente complicado (perdieron los otros, todos, Copenhague, Montpellier y Fuchse, y sólo empató el Kiel). Y ahora el Ademar tiene la oportunidad de redondear la temporada ganando al menos uno de los partidos que le quedan, o los dos. Más que nada, porque eso valoraría la Liga española: el tercero también puede derrotar a los dos mejores, y de hecho en la Copa Asobal, y una semana después de caer en la Liga, y en León, tumbó al Atlético de Madrid.



Dando por hecho que la lógica se imponga, y el Barcelona se lleve la Liga, es curioso que haya sacado partido a tres jugadas puntuales: 1) El gol de Nagy en Vistalegre, desde 11 metros, con el tiempo a cero, que supuso la victoria azulgrana por dos goles ante el Atlético de Madrid en la ida; 2) El error de Cutura, el central del Valladolid, que atacaba para ganar, y a tres segundos del límite perdió el balón ante Viran Morros que logró un tanto que da la Liga al ganar en el Huerta del Rey donde, a lo sumo, sólo esperaba sacar un punto; 3) El gol de Raúl Entrerríos a nueve segundos del límite en el Barcelona-Atlético, que rebajó la diferencia rojiblanca a un gol, y actuaba como portero jugador en una situación en la que se le veía tímido a la hora de atacar, pero que en un instante tiró por la calle de en medio y logró un gol que puede valer una Liga.



El jueves me decía Sterbik que en el balonmano moderno hay tanta igualdad, que al final la suerte influye. Y puede ser, porque la realidad es que en tres momentos decisivos al Barça le ha salido cara en esa moneda al aire. Pero la Liga no ha terminado, claro.



Noticias para la Selección: García Parrondo ha adelantado su recuperación en cuatro semanas, y tendrá cuatro encuentros con el Atlético de Madrid para llamar la atención de Valero Rivera, que ha confiado en el extremo madrileño porque cumple tanto en ataque como en defensa, porque es de esos jugadores que sin alharacas es un seguro. Pocos jugadores dan un resultado tan positivo como él.

La otra noticia es que no hay noticias oficiales, y Lazlo Nagy está dejando consumir el mes que tiene de plazo para jurar la Constitución y convertirse en español. Tampoco hay declaraciones suyas al respecto, aunque cualquiera se malicia que el lateral zurdo del Barcelona volverá a su Hungría natal como húngaro, y no como español, porque la noticia sería, y grande, que asume la ciudadanía española, aunque regresa a su país de origen. No creo que alguien critique que se marche al Veszprem, y que lo haga por dinero, como antes lo hicieron Figo (al Real Madrid), o Gasol y Navarro (NBA), aunque en el balonmano el Barça parecía intocable. Ahora bien, sí resulta una insolencia que pida la nacionalidad española, que sea él quien la solicite, y cuando un Consejo de Ministros, que representa a un país, a España en este caso, diga que bueno, era una idea, y he cambiado de opinión.