En realidad, empataron a uno...

En realidad, empataron a uno...

Para la posteridad quedará que el Madrid perdió en Turín, ciudad futbolísticamente extraña en la que siempre le pasan cosas raras. ¡Si una noche hasta Figo falló un penalti...! Fue 2-1, sí. Pero con matices. El Madrid jugó sólo medio tiempo, el segundo, y empató a un gol. El del buen Amauri. Paranormal. Confirmando lo que les contaba: su cabezazo iba a las manos de Iker, tropezó en Heinze y se coló. Luego salió Robben y marcó Van Nistelrooy, casualmente. Mientras hubo partido, 1-1. Lo de antes acabó 1-0 (golazo de Del Piero) y fue una broma. El Madrid salió que parecía el Atleti, no escarmentó en cabeza ajena. Mejoró con todo cuesta arriba y dejó la irritante impresión de que de haberse manejado desde el primer minuto como lo hizo a partir del 46 habría ganado a una Juve que sí puso toda la carne en el asador, pero que ni en sueños le puede ganar a este Madrid enchufado.

Lo comprobaremos en el Bernabéu, que no dejará atorrijarse a los suyos. Le falló al Madrid la actitud de salida, lo que jamás le puede fallar por historia y grandeza. Le falla también carecer de extremos, pero esta guerra es difícil ganarla este año. A la Juve le urgía ganar. El Madrid le echó una mano en el arranque y luego, cuando quiso, le faltó suerte. Hasta el 5-N...