Ramallets, Laporta y las lesiones

Ramallets, Laporta y las lesiones

A falta de buen fútbol, ese bien tan preciado que abundaba en otras épocas no tan lejanas y que hoy escasea, en el Barça se discute de cuestiones periféricas, aunque no menos importantes. Un asunto del que se habló bastante ayer fue el ninguneo que Joan Laporta le hizo al mítico Antoni Ramallets, portero entre porteros de la historia blaugrana. El presidente, ese hombre tan afecto a los viajes relacionados con la UEFA, la FIFA, Unicef y otros organismos no menos respetables, no tuvo tiempo de acercarse hasta la Gran Via barcelonesa, entre la Rambla de Catalunya y el Passeig de Gràcia, donde Ramallets era distinguido con la llave de Barcelona. Se desmiente que, para Laporta, la historia del Barça empiece con Johan Cruyff, como sostienen los malpensados. Laporta sabe perfectamente quién es Ramallets: un día lo vio entrando en la sede de la Agrupació de Veterans, en el Camp Nou.

Otros asuntos que centran el interés de la culerada estos días son las lesiones de la plantilla. Leo Messi, que más que lesionado para unas semanas parece que estuviera muerto, a tenor de los lloros y lamentos de muchos barcelonistas, ha decidido que se irá a su casa, o sea, a Argentina, para recuperarse. Y el club, para maquillar tal decisión unilateral, ha montado una cumbre médica como si se tratara de una cuestión de estado. En tanto, Touré Yaya se queda; y no sólo eso: jugará infiltrado para aguantar el dolor. No se trata de comparar, porque ya se sabe que eso es de muy mal gusto.