No era posible una recuperación así

No era posible una recuperación así

No podía ser, no era normal. Nadie en la historia del ciclismo había resucitado de esa manera después de una pájara antológica. Landis perdió más de nueve minutos para convertirse en una especie de cohete al que ni siquiera el mejor escalador de este Tour, Carlos Sastre, pudo restar un segundo en la subida a Morzine.

Es verdad que los ciclistas están hechos de una pasta especial, que son capaces de recuperaciones asombrosas, pero una cosa es recuperarse para poder correr razonablemente y otra muy distinta pasar de ser un calcetín a un gran halcón en un sólo día.

La pérdida de sales minerales y otras sustancias vitales, que supone un desfallecimiento como el que sufrió Landis en la etapa reina del Tour, produce tal desajuste en el organismo que no es posible recuperar el máximo nivel de competición en sólo 12 horas, y mucho menos mejorarlo.

Pero Landis venía a ganar el Tour. Se hartó de decir que ése era su objetivo pero le pillaron con los deberes sin hacer y sufrió la gran pájara. No sabemos si por iniciativa propia o de otros, lo cierto es que ha dado positivo. Y a rey muerto, rey puesto. Óscar Pereiro es el quinto ganador del Tour en la historia de este país. Y Sastre, quizás el más perjudicado en todo esto, sube al podio. Es un pena que ninguno pudiera celebrarlo en París.

Empezamos pensando que el fraude era cosa nuestra, pero ahora sabemos que también es cosa de otros.