El beso de Puyol y el baile reiterado de Samuel Etoo

El beso de Puyol y el baile reiterado de Samuel Etoo

Nunca sé qué se dicen los futbolistas cuando se besan. Cuando Ronaldinho marcó ayer el segundo gol, de un penalti que no lo pareció pero que se consolidó como tal cuando lo vimos luego, Puyol subió hasta el área de Osasuna para darle un beso. Un beso, sobre todo si es de futbolista, vale más que mil palabras. Y lo que significa este beso tiene que ver con este Barça: una amistad sincera, casi matrimonial, entre delantera y defensa, engrasada por una media que no era tan perfecta desde Segarra y Gensana.

Los artífices de ese engranaje que ha hecho del Barça una maquinaria casi perfecta son precisamente Ronaldinho y Puyol. Este último nunca falla, y aunque aquél falle ahora más que antes tiene rasgos que identifican al Barça de hoy con una obra de arte. Estos días decía Rijkaard que la delantera del equipo era ahora tan efectiva porque había una buena defensa. En los momentos en que Osasuna mandaba en el partido, los que siempre hemos temido a aquella defensa titubeante de la época De Boer sabíamos que ahí estaba Puyol para defender la dignidad.

Por eso cuando Ronaldinho consolidó con el 2-0 el dominio del Barça en el marcador y en el partido, Puyol subió y le estampó ese beso que sellaba por un lado la alegría y, por el otro, la tranquilidad de la zaga, que ya podía respirar un poco. Es un Barça que baila bien; lo sigue haciendo a ritmo de samba, pues Ronaldinho asiste como Leonardo da Vinci, desde cualquier posición, alimentando la sorpresa para desconcertar al contrario; y ahora baila también al ritmo de Etoo; puede fallar mucho el camerunés, pero domina un diamante que pule con una extraña oportunidad. El pase de Ronaldinho para su gol improbable no hubiera dado nada de sí si no hubieran estado allí las botas de este bailarín ilustrado. Bailó de nuevo, con el tercer gol. Ese baile reiterado de Etoo es consecuencia de la defensa que lidera Puyol. Tiene razón Rijkaard: no se puede bailar si uno no está seguro de dónde pisa. Y a quién besa.