Luego les pediremos medallas

Luego les pediremos medallas

Suele ser tradicional queja de nuestros olímpicos que, una vez terminados los Juegos, nos olvidamos de ellos. No dejan de tener razón. Ya han recibido todo tipo de homenajes, algunos obtendrán premios en un par de meses como mejores deportistas del año y... ¿después? Después, a comenzar de nuevo desde la indiferencia. Dentro de cuatro años desearemos que vuelvan a ganar medallas. Muchas, porque las 19 de Atenas nos parecerán pocas. Habrá que ir a superar las 22 de Barcelona. Y será muy difícil, más que nunca, porque tendrán que competir en Pekín, bajo una humedad asfixiante, con un cambio horario tremendo y, lo que es peor, ante la más poderosa armada que jamás haya presentado país alguno: la china.

Nuestras medallas en Atenas fueron en gimnasia, piragüismo, vela, atletismo, ciclismo, tenis, volei-playa, hípica y tiro. Deportes, menos el tenis, que necesitan de promoción y ayuda, ya que los niños no quieren practicar estos deportes, ni siquiera el ciclismo, pues hablamos de la especialidad de pista, donde se consiguieron cuatro medallas. ¿Cómo es posible entonces el milagro? Con la aportación de los mecenas de la ADO y con programas de divulgación, tipo Escuela del Deporte, de TVE, que familiaricen a los niños con otros deportes. Y así, desde el Estado, combatiendo el monocultivo del fútbol, se van consiguiendo resultados a poco que nos sigamos acordando de ellos. Nuestros olímpicos no nos piden más que eso.