En la madrugada del sábado 26 al domingo 27 de marzo ha tenido lugar el cambio de hora que da paso al horario de verano, y los europeos hemos adelantado una hora en nuestros relojes. Así, a las 2:00 h eran las 3:00 h y habremos perdido una de nuestras preciadas horas de sueño.

Esta directiva comunitaria de obligado cumplimiento, se adoptó según señala el Instituto para la Diversificación y el Ahorro de Energía (IDAE), porque “el buen funcionamiento de algunos sectores, no sólo el de los transportes y las comunicaciones, sino también otros ramos de la industria, requiere una programación estable a largo plazo”.

Según el IDAE, el ahorro energético se sitúa en el 5% del consumo en iluminación lo que equivale a 300 millones de euros. Pero la medida es criticada por algunos sectores y entidades como la Asociación de Consumidores de energía que ponen en duda que el ahorro sea tan grande. De hecho, la Comisión Europea, en un informe del año 2007, admitía, que aunque sí existe un ahorro es bastante complicado determinar su alcance y parece bastante limitado.

En cuanto a los efectos sobre nuestra salud, parece que, según los expertos, podemos estar tranquilos. El cambio nos afecta muy poco o nada, y es bastante menor que cuando trasnochamos. Algunas personas podrán sentirse más fatigados o irritables, pero el cambio es pequeño y en dos o tres días el cuerpo se regula de nuevo.

Este cambio tampoco provoca desajustes importantes en el cambio de hora en los niños, por lo que los expertos recomiendan a los padres mantener los horarios de rutina para que el niño se acople sin mayor problema al nuevo horario.