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Mad Max: salvaje y divertido

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Mad Max: salvaje y divertido

A la estela de la nueva película de Mad Max: Fury Road, llega este violento sandbox post-apocalíptico que ofrece muchas horas de diversión

Uno, que siempre fue un acérrimo seguidor dela saga Mad Max, se enfrenta al juego con la sensación de que no va a estar a la altura, y nada más cierto, se trata de un gran título que ofrece otra perspectiva enriquecedora de un universo post-apocalíptico y que se integra a la perfección en ese western moderno que es Mad Max.

Cierto es que los personajes adolecen de cierta profundidad, pero tampoco los protagonistas de las distintas películas destacaban por sus hondos y profundos pensamientos filosóficos. Aquí se trata de sobrevivir, de matar y de que no te maten y de que tu coche vaya más rápido que el de las bandas de salvajes que pueblan el páramo. Y todo ello está conseguido con notable eficacia.

El juego es un sandbox clásico, que se mueve al principio en una línea demasiado recta pero que sirve para coger las mecánicas de la partida. Luego la historia se abre y ofrece entre 20 y 25 horas de magnífico entretenimiento, con misiones divertidas de dificultad diversa y con el ansia de explorar unos escenarios desolados de mortal belleza gráfica. El ritmo decae otra vez hacia el final porque las misiones se vuelven un tanto repetitivas.

Mad Max debe más en su estética a Fury Road que a la trilogía original, coches, armas y vestimenta están claramente inspirados en el nuevo film. Sólo el villano, Scrotum, tiene más de aquel aterrador Wez de la segunda entrega. Visualmente el juego es impactante: persecuciones, explosiones, tormentas de arena… pero donde de verdad luce es en los vastos escenarios que hay que recorrer, ahí el trabajo es magnífico. Solo se echa en falta un poco más de variedad en las estructuras.

La historia se centra en la creación de un nuevo interceptor por parte del protagonista, cuyo coche es robado al inicio de la aventura. Para ello deberá ir cumpliendo determinadas misiones que le proporcionan mejoras a la tartana inicial con la que cuenta. Es muy importante realizar las misiones secundarias para subir el nivel de ciertas piezas porque algunos enemigos muestran una dificultad bastante elevada.

El jugador tiene que cuidar tres recursos: agua, gasolina y munición. El problema es que de los dos primeros hay en abundancia, una pena; algo que no ocurre con los cartuchos, que habrá que administrar con bastante tiento.

En cuanto a la acción se divide en dos partes: en coche y a pie. En el vehículo las persecuciones son frenéticas, con un sistema de golpeo bastante divertido y con la posibilidad de usar todo tipo de armas: arpones, recortada… Los accidentes son espectaculares, no en vano está hecho por los autores Just Cause.

En cuanto a las peleas a pie guardan muchas similitudes con el Batman Arkham, pero con cierta prudencia son fácilmente solventables.

Mad Max cumple con nota como sandbox, la parte de la conducción está muy bien conseguida, las peleas podrían ofrecer algo más y el elenco de personajes que se mueven por la trama son fácilmente mejorables, pero el conjunto es tan divertido como violento.

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