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La gala en que los Premios Goya recuperaron todo su brillo

PREMIOS GOYA 2015

La gala en que los Premios Goya recuperaron todo su brillo

La gala en que los Premios Goya recuperaron todo su brillo

Juan Naharro Gimenez

WireImage

'La Isla Mínima' gran triunfadora de la noche, con diez premios Goya de 17 nominaciones. Antonio Banderas supo transmitir el respeto hacia nuestro cine y Dani Rovira brilló con genio.

El 2014 ha marcado un punto de inflexión para la cinematografía española. Los taquillazos han demostardo que la brecha entre el público y la denostada industria cultural cinematográfica española se han reducido y por fin se ha producido el tan desado encuentro entre los expectadores y los creadores.

En medio de esta euforia aparente, la 29 edición de la Gala de entrega de los Premios Goya arrancó con una espectacular puesta en escena con una actuación musical que reunió sobre el escenario a nuestras canciones de siempre y algunas de las mejores estrellas de nuestra Gran Pantalla.

Abrieron fuego los siempre elegantísimos Ana Belén y Eduardo Noriega, arrancándose un bals con las notas de 'Acompáñame',  en una entrada suave para ir subiendo la nota hasta fundirse en la poderosa imagen de Lola Flores, nuestra Faraona, pasando relevo a Lolita, interpretando un dueto con Miguel Poveda 'A tu Vera', siempre a la verita tuya, hasta el día en que me muera'.

El videowall proyectó la imagen de otro grande, Raphael, que abría la letra de 'Yo Soy Aquel' y Hugo Silva junto a Fran Perea fusionaban sus voces en los coros 'el que te espera, el que te sueña, el que quisiera ser el dueño de tu amor'...

Todo parecía una declaración de intenciones desde nuestro cine hacia los espectadores, hasta que los acordes de 'Resistiré' fueron dando paso a todas las personalidades del cine, que se sumaron a modo de himno y consiguieron arrancar el aplauso de asistentes y la emoción desbordada con la grada en pie.

Ese instante fue la entrada del gran Dani Rovira, genio de la Stand Up Comedy española y que ha conseguido recuperar el ritmo y el genio para la que siempre debe ser la Gran Noche del cine español.

Sus primeras palabras sirvieron para aportar unos datos muy en serio: durante el pasado año, el cine patrio ha conseguido generar cerca de 90 millones de euros, más de 20 millones de espectadores han elegido un título español y esta maltrecha industria ha sabido generar empleo, aún en los peores momentos de la crisis. Motivos más que suficientes para poner al público en pie al grito de ¡viva el cine español!, con la voz rota.

A partir de aquí volvió Dani, el de casa, el de siempre. Ese chaval de Málaga que hace sólo un año entrevistábamos en AS, antes de estrenar su primera película, y en su tono habitual se dirigió al Ministro de Educación y Cultura, Jose Ignacio Wert, llamándole por su nombre, con un "¡Hola Nacho, cómo estás!. Tranquilo que hoy lo vamos a pasar bien. Tú no sufras y enamórate de nosotros".

El primer premio de la noche, a la Mejor Película Europea, fue para la cinta polaca 'Ida' y la encargada de presentarlo fue Ángelez González-Sinde, ex Ministra de Cultura, guionista y directora, que saltándose el protocolo de la noche, quiso felicitar al Atlético de Madrid por su contundente victoria frente al Real Madrid.

A partir de aquí comenzó el goteo de premios a la que sería la gran triunfadora de la noche 'La Isla Mínima', con el mejor Vestuario, Montaje, Dirección Artística, Fotografía, hasta llegar el turno a la Mejor Actriz Revelación, que recayó en la joven gallega Nerea Barros, quien llena de emoción quiso agradecer el final del divorcio entre público y cine español.

 El Presidente de la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de España, D. Enrique González Macho, no quiso pasar por alto en su discurso la reivindicación que viene siendo premanente a lo largo de estos últimos tres años: '¡El maldito IVA! Ya va siendo hora que nos bajen el maldito IVA!, dijo. Y puso como ejemplo a Francia y EEUU, cuyos embajadores asistían a la Gala, por situar sus políticas culturales y cinematográficas, como asuntos de Estado', pues según manifestó, hoy en día, el desarrollo cultural de un país pasa por el cine'.

El presidente de la Academia del Cine quiso agradecer al público por su fidelidad y a las televisiones privadas, por haber colaborado como socios de nuestro cine y al mismo tiempo, a todos los asistentes, por haber sabido levantarse una y otra vez sin caer en el desánimo, a pesar de las dificultades, y muy especialmente, a los cortometrajistas, que durante el pasado año desarrollaron más de 200 producciones en nuestro país y a quienes considera el semillero del cine español del mañana. Hoy sois senderos, pero podeis transformaros en grande autopistas, dijo.

Una bellísimas Clara Lago e Ingrid Rubio fueron las encargadas de entregar el Goya al mejor Actor de Reparto a Karra Elejalde, por su papel en '8 Apellidos Vascos'.

Goya de Honor al cine español

Pedro Almodóvar fue el encargado de hacer entrega del Goya de Honor a Antonio Banderas, de quien dijo tener, sin duda la mejor mirada y los mejores ojos masculinos de su cine y a quien quiso agradecer su valentía y arrojo en todos los papeles que ha desempeñado en sus películas. 'Por haber saltado sin dudar a todos los abismos que le propuse en mis películas'.

Consiguió incendiar las pantallas de cine de los años 80 en España y supo saltar y seducir en los 90 al resto del mundo, dijo el cineasta manchego.

Visiblemente emocionado, Antonio Banderas comenzó su discurso diciendo que si mira hacia atrás, se ve muy viejo, aunque si mira al frente, aún se ve muy joven y quiso dedicar todo su cariño especialmente a aquellas personas que en el pasado compartieron rodajes, no ya los famosos que ha conocido, sino especialmente aquellas personas que forman parte de la gran familia del cine.

Al mismo tiempo rememoró aquel jovencito que abandonó su casa para ir a perseguir un sueño con una misión y una determinación: 'La misión de convertirme en aquellos a los que admiraba y aquellos nombres que me habían hecho viajar. Y la determinación de nunca volver a Málaga con las manos vacías'.

Banderas dedicó elogios a una profesión, que tiene mucho de vocación y que siempre ha vivido en crisis. 'La crisis y el caos es nuestro medio natural para todos los artistas'. Y quiso rendir homenaje con sus palabras a nuestros artistas, nuestros intelectuales y los grandes personajes que ha dado la cultura en nuestro país, pues 'La única manera de combatir la mediocridad es recurrir a nuestros valores de la cultura'. Son ellos los que nos dicen lo que somos y cómo hemos llegado hasta aqui. Son los artistas y sus legados, añadió 'los que forjan el carácter y el orgullo de nuestra procedencia y nuestra identidad: Goya, Velázquez, Picasso, Albéniz, Lorca o Machado', dijo en su discurso visiblemente emocionado.

Dedicó también unas palabras a Pedro Almodóvar: 'No entiendo mi carrera sin las siete películas con él, incluso mi carrera norteamericana, casi debo decir que se la debo'.

'Recorriendo algunas calles de Madrid hoy, he recordado aquellos años de la Movida, de romper las estructuras del cine español, cuando aquí no nos hacían caso', y fuera conquistaban premios en festivales europeos, como Berlín y Venecia, ha señalado.

'Ahora sé que elegí este camino en mi vida porque sabía que la cultura y el arte eran la forma de entender el mundo en que nos ha tocado vivir' y quiso dedicar sus últimas palabras a los presentes: 'aquí veo mucha gente joven que también ha apostado y ha arriesgado por una vida difícil y ellos son el futuro de nuestro cine y de nuestra cultura' concluyó ente aplausos del público en pie.

Era aún el ecuador de la Gala de los Goya y aún faltaban más emociones por llegar, como el Goya al Mejor Actor Revelación, que obtuvo Dani Rovira, el maestro de ceremonias, por su papel en '8 Apellidos Vascos',  o Alberto Rodríguez, como Mejor Actor Protagonista por 'La Isla Mínima',   pero parecía que la emoción desatada por Banderas superó al momento estelar de la noche, en que Penélope Cruz presentó el Goya a la Mejor Película del año, que fue para 'La Isla Mínima' , consagrándose como la cinta '10' de la noche, con el décimo 'cabezón', a eso de la 1:30 de la madrugada.

Lo importante había quedado ya claro: esas otras formas de vida que a veces juzgamos frívolamente, merecen todo nuestro respeto. Además de hacernos disfrutar durante 120 minutos en las salas de cine, nos ayudan a comprender cómo somos y a sentirnos orgullosos de nuestra identidad. ¡Más cine español!

 

 

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