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AUTOMOVILISMO

Así funciona el túnel del viento del Cupra León de competición

La firma española ultima con alta tecnología el coche heredero del Seat que fue campeón del mundo de turismos.

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Así funciona el túnel del viento del Cupra León de competición

El lápiz de los diseñadores crea las líneas maestras y el viento termina de esculpirlo. El último coche de competición español está a punto de ver la luz, con la vista puesta a rememorar los éxitos de sus antecesores. El Cupra León se ultima en el túnel de viento antes de que comience a rodar por los circuitos de todo el planeta, los mismos que vieron coronar campeón del mundo al Seat León en 2008 y 2009.

El último paso antes de dar el asalto a las pistas se produce en esa sala oscura en la que enormes ventiladores mueven el aire hasta producir vientos de hasta 300 kilómetros por hora para dar información a los miles de sensores. “El aire se mueve en círculos gracias a un rotor de 5 metros de diámetro equipado con 20 aspas. Cuando está a plena potencia nadie puede estar dentro del recinto ya que, literalmente, saldría volando”, explica Stefan Auri, ingeniero del túnel de viento. “Lo más importante es que podemos simular la carretera. Las ruedas giran gracias a unos motores eléctricos que mueven unas cintas debajo del coche”. Se llegan a simular velocidades de hasta 235 km/h.

“Aquí medimos las piezas a escala 1:1 con las cargas aerodinámicas reales y podemos simular el contacto real con la carretera, y así obtenemos el resultado de cómo el coche se va a comportar en pista”, destaca Xavi Serra, responsable de desarrollo técnico de Cupra Racing, el departamento de competición de la firma española. “En este sentido estamos satisfechos. Hemos mejorado en menor resistencia al avance y mejor downforce (fuerza de apoyo), así que conseguimos una eficiencia mayor que el modelo precedente, lo que nos va a dar mejor tiempo por vuelta en pista”.

Y toda la información que se obtiene en el túnel de viento se procesa con un súper-ordenador, el MareNostrum 4, el más potente de España y el séptimo de Europa. Es como si 40.000 portátiles trabajaran al unísono para conseguir la mejor configuración del coche de competición español frente al ‘dios Eolo’. Y dos grandes pilotos, Jordi Gené y Mikel Azcona, lo terminarán de poner a punto en su hábitat natural, los circuitos.