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FÓRMULA 1 | MOTORES

F1: medidas para evitar una espantada de fabricantes

La FIA estudia congelar las unidades de potencia para evitar que Honda o Renault, gigantes del automóvil, cuestionen su continuidad. La crisis de 2008 tuvo salidas sonadas.

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Un Red Bull Honda aparcado en la playa de Zandvoort.

La incertidumbre se apodera del calendario de la Fórmula 1 mientras la FIA quiere certezas en el reglamento. Ya se congeló el desarrollo del chasis entre 2020 y 2021, además de retrasarse el gran cambio normativo hasta 2022. Igualmente, tampoco se podrá modificar el diseño de la célula de supervivencia del monoplaza. No obstante, estas medidas se quedarán pequeñas dentro de poco, según lo que reclaman algunas escuderías. Christian Horner, de Red Bull, decía recientemente en la BBC: "Queremos (congelar también) la suspensión delantera, las ruedas y partes relacionadas, la caja de cambios… el 60% de todo lo que no es aerodinámica, que se congele para este año y el próximo".

Como siempre, la propuesta tiene una vertiente económica, contener gastos, y deportiva, pues en Milton Keynes piensan que su RB16 es, hoy por hoy, capaz de ganar a Mercedes en 2020. Además, el equipo de Brackley tendría un problema añadido de limitarse tantas piezas: el DAS está oficialmente prohibido para 2020 y no está tan claro que su diseño no esté directamente relacionado con la suspensión o incluso el chasis. Si esos elementos no pueden cambiarse, en Mercedes deben asegurarse, cuando se reabra la fábrica, de que una dirección convencional es compatible con sus estándares actuales. De hecho, Red Bull presiona para que la revolución normativa se retrase una temporada más, "hasta 2023".

No obstante, ahora se sabe que las decisiones de la FIA pueden ir mucho más allá, hasta el punto de parecerse a lo que la F1 nunca quiso ser: un campeonato con especificaciones congeladas, en general. Pirelli no tocará sus neumáticos, se mantienen los de 2019 previsiblemente hasta 2021, incluido. Pero ahora se habla de reducir aun más el techo de gasto, que estará en 160 millones de euros, y de mantener intactas muchas más partes de los monoplazas, incluido el motor.

Después de la temporada 2008, Toyota (Trulli, en la imagen) y Honda (Jenson Button, detrás) abandonaron la F1 en plena crisis económica.
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Después de la temporada 2008, Toyota (Trulli, en la imagen) y Honda (Jenson Button, detrás) abandonaron la F1 en plena crisis económica.BERTRAND GUAY

Las unidades de potencia actuales cada vez tienen menos margen de mejora, pues la reglamentación apenas ha sufrido modificaciones desde 2014. Mercedes, Ferrari, Honda y Renault están cerca, unos de otros, ya no hay diferencias superiores al segundo que provengan exclusivamente de la potencia de cada uno, si bien es cierto que los alemanes siempre han sido más fiables que la competencia, y eso incluye a Maranello. Ahora se desliza, y publica Autosport, que está sobre la mesa congelar los motores durante varias temporadas y en este caso, con cuatro constructores casi a la par, la medida tiene un fin claro: evitar una fuga de fabricantes como la que hubo en 2008, cuando Honda y Toyota se marcharon de la F1 en plena crisis económica. Los primeros vendieron su fábrica a Brawn GP, que ganó aquel Mundial de 2009. Los segundos rediseñaron su estrategia y se dirigieron al WEC para ganar las 24H de Le Mans.

El futuro de Mercedes como suministrador de motores nunca se ha puesto en duda, es un departamento rentable (suministrarán a Williams, Aston Martin y McLaren desde 2021). Igual que no se entiende una F1 sin Ferrari. No obstante, los dirigentes del ‘Gran Circo’ vigilan las posibles reacciones de Honda y Renault, dos fabricantes inmersos en la electrificación de la industria del automóvil que en algún momento, durante los últimos meses, han dudado sobre su continuidad en el Mundial. Si la pandemia del coronavirus trae consigo un periodo de crisis económica, estos gigantes de la automoción pueden replantearse sus decisiones. Congelar las especificaciones de las unidades de potencia actuales limitaría al mínimo la inversión en I+D y sólo mantendría los costes operativos, que ya son lo suficientemente altos en un campeonato que ambiciona más de 20 carreras por temporada. Pero la F1 no puede permitirse perder a dos motoristas, y hará todo lo posible para que Honda y Renault se quieran quedar muchos años.