Stoner suma su cuarta victoria del año en Laguna Seca

Cosa de tres, una vez más, la carrera de MotoGP en Estados Unidos. Se vio claro desde la salida que nadie podría seguir el ritmo de Lorenzo, Pedrosa y Stoner, que para empezar prácticamente distanciaron en un segundo por vuelta al resto del pelotón, liderados por el mallorquín, muy incisivo en esos compases iniciales de competición.

El ritmo de 1:21 era accesible para estos tres magníficos, así que Lorenzo no pudo concretar la escapada que quizá buscaba, porque las Honda de sus rivales se convirtieron en su sombra vuelta tras vuelta. La diferencia, así las cosas, parecía que podría venir marcada por el rendimiento de los neumáticos de cada uno de ellos, una elección en la que Stoner fue el más atrevido: montó el trasero blando, que debía permitirle rodar más rápido... siempre que su deterioro no fuera extremo al final de las 32 largas vueltas a Laguna Seca.

El primero en ceder en esa pugna por la victoria fue Pedrosa. No porque quienes le precedían rodaran mucho más rápido, sino porque él comenzó a bajar el ritmo, asomándose al abismo del 1:22 que le impidió seguir la estela de los dos pilotos que a partir de entonces pelearían por el escalón más alto del podio.

Llegados a ese punto, en el último tercio de competición, Lorenzo se mantenía firme en el liderato que había afianzado desde la salida... pero en realidad se trataba de un espejismo. Stoner lanzó un ataque demoledor contra el español, le superó sin dificultades y se marchó ya sin complicaciones hacia la victoria. Jorge se resistió cuanto pudo... que fue poco. Quizá también valoró los riesgos de buscar el triunfo a costa de ceder veinte puntos en el Mundial, sobre todo considerando que su rival más directo, que sigue siendo Pedrosa, rodaba por detrás.

Así que, pese al triunfo de Stoner, a Lorenzo no le salió nada mal el envite de Laguna Seca. Se marcha de vacaciones, hasta Indianápolis, afianzando sus privilegios y con esa sensación de que resultados como el de ayer son de los que pueden dar títulos.

De los otros españoles, el mejor fue Bautista, octavo y con un rendimiento alejado de sus expectativas.