Era una auténtica tetera. El Renault RS01 llegó a Silverstone en medio de una gran expectación porque se trataba del primer turbo de la era moderna. Un coche indómito, sin apenas bajo régimen y una entrada brutal de potencia. Fue una arriesgada apuesta del ingeniero Bernard Dudot, que al principio fue incomprendida. Los motores eran atmosféricos de tres litros y los míticos V8 Cosworth dominaban el Mundial mientras Ferrari seguía fiel a sus sempiternos V12. Jean Pierre Jabouille se calificó 21º en parrilla y abandonó en la vuelta 16 de aquel GP de Gran Bretaña de 1977. Dos años después alcanzaba su primera victoria en Dijon y anticipaba la era de las bestias salvajes, de los motores de calificación de 1.500 CV que protagonizaron la F-1 hasta su prohibición en 1988. En aquel lejano 1977 comenzaba la historia del quinto equipo en puntos sumados de la historia, una escudería que en el pasado GP de Hungría Fernando Alonso y Nelson Piquet Jr. hicieron pasar de la barrera del millar hasta alcanzar los 1007 puntos. Sólo otras cuatro lo habían conseguido antes.
Están lejos de los 3962,5 de Ferrari, pero su porcentaje anual de puntos es ligerísimamente más alto, de 62,9 por año por los 62,8 de la escudería italiana. Sin comparación posible en otras clasificaciones, no es más que un dato estadístico que demuestra que el equipo francés siempre ha estado luchando con la élite a la que pertenecen los tres grandes, que completan McLaren, con épocas también demoledoras, y Williams. Siempre estuvieron arriba y Alain Prost se quedó a dos puntos de proclamarse campeón en 1983. Una rotura de motor en Kyalami (Suráfrica) retrasó la gloria que El Profesor viviría algo más tarde con otras escuderías. Él fue el más grande de la primera edad de oro, con nueve poles y diez victorias en 45 carreras.
Alonso es el piloto que de verdad ha marcado la historia de la escudería francesa, al margen de su etapa como suministrador de motores. A él le deben cuatro títulos mundiales consecutivos en 2005 y 2006, dos de pilotos y dos de constructores, y la friolera de 399 de sus 1.007 puntos. Es decir, un 39,62 % del total, prácticamente el 40% en sólo cinco temporadas. La media es tremenda. Incluso con una temporada de resultados discretos como la actual, el ovetense suma 4,93 puntos por carrera. Tiene quince victorias con la escudería, quince poles y ocho vueltas rápidas. Ha sumado 37 podios y es también el piloto con más grandes premios disputados con la escudería, 81. Por eso no extraña que a sus ingenieros se les hiele el alma ahora que ven que Alonso puede marcharse de nuevo el año que viene. Es su chico, el que creció como probador en 2002 y saltaba a pista con la intención de batir día sí y día también, a Button. Que debutó con ellos en Australia 2003 y llevó a la victoria en Hungría otro motor de estructura revolucionaria, el tres litros con la 'V' de la bancada abierta a 107 grados, desechado para 2004 por su escasa potencia.
El siguiente en puntos es Giancarlo Fisichella, un buen piloto que, con dos victorias y una discreta regularidad, aprovechó dos años de gloria para sumar 130 de sus 151 puntos, treinta temporadas después del debut de la tetera amarilla.
