El problema de agarrotamiento de los antebrazos sufrido por Jorge Lorenzo en los grandes premios de Qatar y España no es síndrome compartimental, una lesión que requiere pasar por el quirófano, muy típica entre los pilotos y que ya han padecido, entre otros, Dani Pedrosa o Toni Elías. Así lo reveló la exploración realizada ayer en el Instituto Dexeus de Barcelona por el doctor Javier Mir al piloto mallorquín. Sus niveles son normales.
Por otra parte, el circuito de Jerez cerró ayer sus puertas a los pilotos y escuderías de MotoGP que se quedaron a entrenar dos días justo después de la disputa del gran premio. En la última sesión, sólo estuvieron seis pilotos en la pista: los oficiales de Honda, Hayden y Pedrosa; los de Suzuki, Vermeulen y Capirossi; y los probadores de Kawasaki y Yamaha, Jacque y Costes. Acabaron por ese orden, pero no consiguieron rebajar el tiempo marcado por Lorenzo el lunes. El estadounidense se quedó a tres décimas de ese registro del mallorquín (1:38.679), aunque tampoco él fue capaz de rodar más rápido de lo que lo hizo durante el gran premio, el 1:38.189 extraordinario de su pole.
Pedrosa, brillante ganador de la carrera jerezana, explicó en qué consistió su labor: "Hemos trabajado en los neumáticos con los técnicos de Michelin y ha sido una jornada muy provechosa. Nos hemos centrado en el neumático delantero, encontrando soluciones interesantes. También hemos probado algunos traseros, pero sin montar gomas de calificación. Estos dos días de pruebas han sido muy importantes y nos han servido para familiarizarnos más con la nueva moto".
La próxima vez que los pilotos vuelvan a la acción será el segundo fin de semana del mes de abril, con motivo del GP de Portugal (día 13), en el circuito de Estoril. El nuevo líder de la clase reina acabó segundo allí el año pasado, tras disputarse la victoria con Valentino Rossi, que le batió por el estrecho margen de 175 milésimas tras un intenso y bonito duelo.