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Bicampeón y verdugo del gran Schumacher

Fórmula 1 | Los cien Grandes Premios de Fernando Alonso (y 4)

Bicampeón y verdugo del gran Schumacher

Bicampeón y verdugo del gran Schumacher

El asturiano vivió un duelo emocionante hasta la última carrera del 2006 con el 'Kaiser'. La FIA le complicó con sus decisiones ese segundo título mundial y esta temporada se enfrenta a la guerra interna que vive en McLaren.

Para terminar, no hay nada como recordar el enorme salto de calidad del automovilismo español en los últimos años. Pedro de la Rosa y Marc Gené son dos afamados probadores. El catalán de McLaren puede volver a competir en 2008 con Prodrive, si finalmente sale adelante con Mercedes, y el piloto de Ferrari brilla con luz propia en la resistencia al volante de un Peugeot. Ganará Le Mans, sólo es cuestión de tiempo. Cinco pilotos militan en la GP2, antesala de la F-1. Javi Villa, también asturiano, acumula tres victorias en las carreras del domingo. Y el próximo año habrá dos carreras de F-1 en España. Al margen de los méritos de todos ellos, el 'Efecto Alonso' ha generado un torrente de dinero e interés.

Fernando, el octavo piloto con más puntos de la historia y segundo en activo tras Coulthard, da vueltas a su destino de plata. Se debate entre la consecución de un título y el deseo de dejar la escudería de Ron Dennis. De 2007 poco más se puede decir. Un invierno plagado de ilusión, la irrupción de Hamilton, los problemas con la FIA, sus tres victorias, el calvario del infortunio y errores propios en Canadá

La temporada 2006 es la madera que mantiene a flote la fe en que Fernando consiga su tercera corona en 2007. Ya lo hizo el año pasado después de enfrentarse a tres gigantes, Schumacher, Ferrari y la FIA. ¿Por qué no va a lograrlo este año frente a Lewis (que es muy bueno, pero no el Kaiser), McLaren y, de nuevo, la Federación Internacional?

El año pasado todo fue bien hasta que la estrella española se escapó a más de 25 puntos de su gran rival. La causa fue una racha de cuatro victorias que al final resultó decisiva. Comenzó en Barcelona. Antes de darle una vuelta al Rey en un Mégane, Alonso le contó a AS lo siguiente: "Es imposible ganar aquí en Montmeló, -afirmaba mientras saludaba a un público entregado que ponía la carne de gallina- el ritmo de los Ferrari en las tandas largas es demoledor". Pero un ascenso de la temperatura mejoró el rendimiento de las Michelin. Y el empuje de 130.000 aficionados alejó a Schumi a 18 segundos. En Mónaco, dos semanas después, logró un triunfo memorable, con polémica incluida. El heptacampeón aparcó su coche en medio de la pista para impedir la pole de su rival y le mandaron al fondo de la parrilla.

Desde el triunfo de Canadá, las cosas se torcieron. En Indianápolis la precaución de Michelin y el afán de Renault por hacer correr a Fisichella con un motor de evolución frente al viejo de Alonso, le dejaron desprotegido respecto a su compañero, al que ordenaron que le adelantara para acosar a los Ferrari. No sucedió así y la bronca por radio de Alonso fue de órdago. Terminó quinto. La FIA decidió quitar el 'Mass Damper'. Los Renault se hundieron en Alemania por ese motivo. El resultado de Hungría fue otra decepción enorme por el mecánico que no apretó bien la tuerca. La victoria era suya después de firmar un arranque memorable bajo la lluvia.

Turquía decidió el título para Alonso, que adelantó a Michael en boxes y provocó su fallo en la curva ocho tras una desmelenada persecución. Con Monza llegó el escándalo. Los comisarios se inventaron una sanción vergonzosa de diez puestos contra el español por haber, supuestamente, estorbado a Massa en la calificación. Después, una inoportuna rotura del motor del R26 situó a Schumacher, que lo celebró como nunca, a punto de culminar su remontada. En China, Pat Symonds volvió a fallar y Fisichella fue la liebre que acercó a Schumi a Alonso, aquejado de graining en sus ruedas. El alemán era líder por un punto.

Pero Japón demostró que la fortuna siempre se reparte equitativamente. Esta vez fue el gran campeón el que sufrió una rotura de motor cuando iba líder. Alonso se colocó a sólo un punto de su segundo título. El que selló en Brasil después de haber jubilado a uno de los mejores de la historia, el de mayor palmarés, que se despidió con una gran remontada. Esta vez la fiesta fue mucho más aburrida, con un tono mucho más oficialista que en 2005. Sonaba a despedida. Al final de una era y el comienzo de otra.

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