El motociclismo es una de las fuentes de materias primas más prolíficas del deporte español. Y cada vez esos diamantes en bruto despuntan con mayor precocidad. El último ejemplo es Marc Márquez, un piloto de 14 años que voló el pasado domingo con su KTM y ganó su primera prueba del Campeonato de España de Velocidad (CEV) en la categoría de 125cc, disputada en el circuito de Jerez.

Marc es el último producto de la Escuela Monlau, que forma a jóvenes pilotos y futuros mecánicos de competición. El ex campeón mundial del octavo de litro Emilio Alzamora, como director de la escuela, tutela la formación de estos futuros profesionales del motociclismo.

De Marc sorprende toda la madurez y mentalidad de piloto que puede caber en un cuerpo tan menudo (1'47 metros y 35 kilos) y una cabeza tan joven como la del de Cervera. Y es que Marc tiene que correr con un lastre de 19 kilos en la moto para llegar al peso reglamentario. Y pese a haber saboreado ya el triunfo, tiene claro que lo más importante ahora no son las victorias, sino "aprender y coger experiencia". Oyéndole hablar de su máquina, se tiene la sensación de estar escuchando a un piloto realmente experimentado: "Me siento muy cómodo con la moto, especialmente por lo que me aporta en cuanto a chasis. Absorbe muy bien el peso del lastre".

Pese a vivir el motociclismo con pasión, Marc sigue con las obligaciones de un chaval de su corta edad (estudia 2º de ESO). Coincide con sus padres en que las motos no duran siempre, "y tengo que trabajar duro en la escuela", donde, poco a poco, va recuperando la normalidad: "Ahora ya no, pero me hacían mil preguntas". Al margen, claro, de los entrenamientos, con gimnasio dos veces por semana y las sesiones en supermotard de los fines de semana. Antes de la carrera, además, se desplaza al circuito en cuestión para practicar durante dos días.

Toda esa profesionalidad y talento pueden llevar a Marc Márquez a emular a Pedrosa o Bautista, a los que admira. Estaremos atentos.