Graziano Rossi fue piloto de motos, pero ahora es más conocido como el padre de Valentino Rossi. El joven ‘Doctor’ recala con toda la familia mundialista este fin de semana en Donington Park, escenario de su primera victoria en 500cc hace un año, y nadie mejor que su progenitor para intentar conocer mejor al protagonista de la "Rossimanía".

- ¿Ve diferencias entre este motociclismo y el de su época?

- Ahora hay mucho más dinero en juego y los pilotos deben trabajar más. Eso incluye también el trato con los medios. A Valentino le hubiera gustado correr más hace veinte años, con menos Prensa.

- Pues él rara vez tiene mala cara ante los periodistas.

- A él le gustan las carreras y poner la moto a punto. Eso es lo realmente divertido para Valentino, el resto es trabajo. Honda le dirige bien y le dice lo que tiene que hacer. Si por él fuera ni le veríamos el pelo en los circuitos.

- ¿Qué le parece el fenómeno de la ‘Rossimanía’?

- Me hace muy feliz ver el cariño que la afición le tiene, pero él es famoso porque vence, no por lo simpático que sea después.

- Doohan arrasaba y congeniaba poco con la afición...

- Doohan era australiano, no hablaba nada más que inglés y sólo vencía. Era menos fresco.

- ¿Cuál es la clave del éxito deportivo de su hijo?

- No es invencible. Siempre hay dos o tres pilotos delante y él es uno. Lo consigue con mucho trabajo, con un feeling óptimo con el equipo y evitando pensar que está encumbrado.

- ¿En Montmeló tampoco le pareció imparable?

- Montmeló fue la mejor carrera de su trayectoria, con una gran remontada. Se dieron las circunstancias perfectas en un circuito que, además, le gusta muchísimo.

-¿Cambia mucho cuando se baja de la moto?

- Siempre es el mismo. Tiene un alto concepto de la amistad y le gusta salir y divertirse. Su secreto es que también sabe divertirse cuando va en moto. No piensa en el campeonato ni en la táctica, sólo en correr.

- ¿Qué opina de su relación con Max Biaggi?

- Eso no es una relación, es una fuerte antipatía. No creo que llegue a ser peligroso en la pista. Los dos son fuertes, pero también honestos y se respetan. Si uno da un codazo, como el de Biaggi en Japón, el otro responde. Valentino hizo ver así que es tan fuerte como él y no le atacarán más de ese modo.

- ¿Y los puñetazos del podio de Montmeló?

- Eso no se repetirá más porque saben que les castigarían. Su guerra sólo será con el crono. La presencia de Biaggi motiva a Rossi, y al revés.

- ¿Debe su hijo parte del éxito a la tutela de Doohan?

- Valentino es un tifosi de Mick Doohan. Para él, verle en su box es un placer y está allí por la amistad que le une con los mecánicos. Pero entre los pilotos no se enseñan nada. Sólo es su amigo y nunca le ha dicho lo que tiene que hacer. No es su padrino.