Impresiones
Doom: The Dark Ages tiene más de juego de lucha que de FPS gracias a su parry, y le sienta como un guante
Aunque es un juego de disparos, la mecánica del parry de Doom: The Dark Ages tiene más relevancia de la que parece a simple vista. Parece que estemos más ante un juego de lucha que ante un FPS.

Doom: The Dark Ages aterriza en PC, PlayStation 5 y Xbox Series X|S el 15 de mayo de 2025 en todo el mundo, y el 13 de mayo en acceso anticipado. No solo hemos tenido el privilegio de viajar a Alemania para probarlo en primicia, sino que lo hemos exprimido al máximo de cara a su análisis, que publicaremos pronto. No obstante, antes de este otro texto donde lo valoraremos a nivel global, hemos querido centrarnos en uno de los aspectos a priori más controvertidos del juego: la mecánica de los desvíos o parries con el escudo. Mientras que muchos jugadores vieron con escepticismo esta nueva mecánica, podemos asegurarnos no solo que no hay nada que temer, sino que es uno de sus puntos fuertes. Doom: The Dark Ages no es Dark Souls, pero desde luego bebe mucho de un género completamente distinto: los juegos de lucha.
El parry de Doom: The Dark Ages es uno de los más satisfactorios de usar de todos los tiempos, y tiene todo el sentido del mundo
Vamos a empezar la casa por los cimientos. En esencia, Doom: The Dark Ages es un juego de disparos en primera persona. Se trata de una precuela de Doom (2016), y del tercer título dentro de la trilogía moderna de la saga, donde también se incluye Doom: Eternal (2020). No obstante, aunque comparte género con las dos anteriores entregas, hay un fuerte énfasis en el combate cuerpo a cuerpo y en los desvíos, parries y esquivas perfectas.

Los propios creadores han destacado estas diferencias de una forma muy inteligente: Doom 2016 se resumía en “dispara y corre” (run and gun), ya que estar en movimiento constante era esencial para esquivar los numerosos ataques enemigos. Doom Eternal fue delimitado como “salta y dispara” (jump and shoot), destacando el mayor enfoque en la movilidad con la que contaba el Doom Slayer mediante nuevas armas y movimientos. En cambio, Doom: The Dark Ages ha sido definido como “levántate y lucha” (stand and fight). En otras palabras: hay una intencionalidad clara en que tenemos que pararlas de pecho, y enfrentarnos cara a cara contra los demonios y otras criaturas en lugar de avanzar dando saltitos o haciendo circle strafe.
Durante las previews del juego, The Dark Ages recibió muchas críticas que lo comparaban con un soulslike debido a la mecánica del parry/desvío gracias al nuevo escudo que ahora porta el Doom Slayer en su brazo izquierdo. Algunas de estas comparaciones reduccionistas llegaban a lo peyorativo. No obstante, no podían estar más equivocados. Tras tener el juego prácticamente completado, y a falta de un par de misiones para finalizarlo al 100%, podemos afirmar sin miedo a equivocarnos que el experimento funciona, pero más que a Dark Souls, recuerda a un juego de lucha en primera persona. Doom: The Dark Ages es más Chivalry y Dead or Alive que Elden Ring.

Si somos fans de la saga, durante los primeros niveles, mientras nos acostumbramos a las nuevas mecánicas, seguramente juguemos a The Dark Ages con un enfoque equivocado y cometiendo numerosos errores, dependiendo de si tenemos más reciente Doom 2016 o Doom Eternal. Aunque es perfectamente posible tomarse este juego como un FPS más, simplemente limitándonos a disparar desde la distancia, esta estrategia simplista no hará que lleguemos demasiado lejos en las dificultades más altas, donde tendremos que entender de manera muy concienzuda qué hacer contra cada enemigo, y cómo. No solo hay que valorar adecuadamente cada amenaza; también hay que tener siempre presente que la forma de matar a los enemigos también es importante, ya que podemos obtener distintos recursos, como salud, armadura y munición.
Como sus predecesores, el bucle de la jugabilidad de Doom: The Dark Ages se centra en superar sucesivas arenas de combate: áreas cerradas de las que no podemos escapar hasta que matemos a todos los enemigos. No obstante, a medida que vayamos interiorizando las mecánicas de juego, no veremos estas peleas inevitables como algo aburrido o tedioso, sino como invitaciones a un baile mortal donde nosotros mismos ponemos cada acorde vía Superescopeta, Lanzacohetes y otras armas de melé tan contundentes como el potente puño del Slayer, una maza o incluso un mangual/lucero del alba al más puro estilo medieval.

Como comentamos, usar los parries no solo es necesario para sobrevivir, sino que también nos permite infligir el máximo daño posible, o incluso liquidar de una tacada a grupos enteros de enemigos. A medida que avanzamos en el juego y desbloqueamos las mejoras correspondientes, el desvío no sirve simplemente para evitar el daño de ciertos ataques; también activa modificaciones adicionales como provocar un devastador terremoto, lanzar dagas espectrales con auto-apuntado, desplegar temporalmente una torreta automática en el hombro del Slayer, o incluso electrocutar y aturdir a los enemigos.
La activación exitosa de estos ataques adicionales mediante los parries contribuye a que el combate sea tremendamente satisfactorio. La escala del juego es considerablemente mayor que la de Doom Eternal, y las arenas de combate pueden estar repletas de decenas de enemigos de todo tipo a la vez, lo que subraya la necesidad de acabar con ellos de la manera más eficiente posible.

Si el uso de esta mecánica se nos hace muy complicado, no temáis: una de las novedades de Doom: The Dark Ages es un gran abanico de opciones de personalización de la dificultad para tener una experiencia de juego a medida. Podemos editar aspectos que van desde el daño que infligimos hasta el valor de los recursos que recogemos, pasando, por supuesto, de la ventana de tiempo que tenemos para ejecutar los desvíos con éxito.

Doom: The Dark Ages apunta a ser uno de los mejores juegos de 2025, y no será por su soberbio apartado técnico o por su rendimiento —de los que ya hablaremos a fondo en el análisis—, sino por un esfuerzo consciente en potenciar las virtudes de uno de los personajes más memorables de la historia de los videojuegos. Las nuevas mecánicas de combate caracterizan aún mejor al Slayer como uno de los personajes controlables más poderosos de toda la historia del medio.
¿Cómo lo hace? Muy sencillo: enfrentándolo a demonios y, por primera vez en la saga, aberraciones cósmicas que parecen sacadas de la obra de H.P. Lovecraft. Aunque no se lo ponen nada fácil al Slayer, el hecho de meternos de nuevo en su pellejo y ver las nuevas cotas de brutalidad que puede llegar a alcanzar, que provocan que incluso el demonio más terrorífico se lo piense dos veces antes de cruzarse en su camino, hacen que Doom: The Dark Ages sea una aportación de gran valor para la franquicia.
En resumidas cuentas: el enfoque más personal del combate de Doom: The Dark Ages hace de él una entrega única dentro de la saga. Aunque seguimos teniendo un arsenal variado de distintas y contundentes armas de fuego, el amplio abanico de ataques cuerpo a cuerpo, armas de melé, y la posibilidad de desviar los ataques enemigos en el momento justo dotan al combate de una nueva dimensión, más cara a cara, que sirve para plasmar con una brutal eficacia la verdadera letalidad del Slayer.
Están llenos de odio y actúan sin piedad, pero tú... serás por que ellos. ¡Destroza y desgarra hasta el final!
- Acción
Doom: The Dark Ages es un videojuego de acción first person shooter a cargo de id Software y Bethesda Softworks para PC, PlayStation 5 y Xbox Series que sirve de precuela de Doom y Doom Eternal. Eres el Doom Slayer, el legendario guerrero matademonios que lucha incansablemente en una guerra medieval contra el infierno. Como el superarma de dioses y reyes, harás pedazos a enemigos con tus devastadoras armas favoritas, como la superescopeta, pero también podrás empuñar una variedad de nuevas y brutales armas, como el versátil escudo sierra.