Sanda, el manga que mató a Santa Claus y contó su verdadera historia

Le salen esquíes de los pies y los usa como espadas. Es ignífugo porque, al fin y al cabo, su trabajo es bajar por chimeneas. Se transforma y le salen unos abdominales y músculos hipertrofiados dignos de una pintura de Miguel Ángel si se pone cualquier prenda de color rojo. Defiende a los niños y cuando uno de ellos le miente, un objeto cercano se cae al suelo. ¿Cómo? ¿Que no sabes de qué demonios estamos hablando? Pues de los poderes del mismísimo Santa Claus, Papá Noel para los amigos. Si te han contado mal su historia y eres de los que piensa que es un gordito entrañable que todos los 25 de diciembre va dejando regalos a cambio de un vasito de leche, no es nuestro problema. Ni tampoco el de Paru Itagaki, la mangaka que ha venido a tirar de la manta y contar la verdad sobre este personaje en SANDA, su nueva obra.

SANDA, que acaba de empezar a publicarse en España de la mano de la editorial Ivrea, narra la historia de Kazushige Sanda y Shiori Fuyumura. El primero es un joven de 14 años capaz de transformarse en un anciano aunque fornido Santa Claus cada vez que se viste de rojo (volviendo a convertirse en niño cuando come unas cuantas golosinas Puchikko). A su vez, la segunda es una compañera de clase que ha descubierto el secreto de Sanda y quiere valerse de sus poderes para salvar a Ono, otra estudiante de su clase de la que Fuyumura está enamorada y que ha desaparecido sin dejar rastro. Pero las cosas no van a resultar tan fáciles como ponerse un gorrito rojo con pompón y gritar “¡Ho ho ho!”.

En el mundo de Sanda no existe la Navidad. En el Japón alternativo en el que se ambienta ya no hay cuatro estaciones, no hay invierno. La nieve es un rara avis y la figura de Santa Claus es poco menos que una leyenda que los más jóvenes apenas conocen. No tenemos abetos, comidas con los seres queridos ni regalos. La familia de Sanda, descendiente del Santa Claus original, considera que su poder es una maldición y tiene la misión que esconder al resto de la gente su condición. Por eso es tan bonito que una niña llamada Fuyumura (literalmente “Pueblo de invierno” en japonés) invoque a Papá Noel con la mayor fuerza del mundo, el amor. Pero nada de cursilerías para vomitar arcoiris. El manga está lleno de acción y Shiori es capaz de poner una bomba en su colegio para entrenar a Sanda y ver el alcance de sus poderes.

De la autora de Beastars, famosísimo manga de animales antropomórficos que se dedican al teatro para combatir sus miedos e inseguridades, Sanda nos propone una historia desternillante, pero más delicada y dulce de lo que parece. Ella misma asegura en su nota editorial del tomo 1 que “tenía ganas de dibujar algo sobre el vínculo entre adultos y niños”. Lo incómodo de este tipo de relaciones no tarda en enfocarse con sorna y acierto (Sanda no puede evitar ver a Fuyumura como una niña aunque realmente tengan la misma edad y ella no deja de ser un personaje LGTBI), convirtiendo la aventura de ambos en un viaje con muchas lecturas sobre crecer y la importancia de la infancia. Todo con un estilo personalísimo, de ojos burtonescos y preciosos paneles dobles que han llevado a SANDA a ser nuestra recomendación del día.

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