Hideo Kojima y Junji Ito hablan sobre las grandes influencias de su carrera

Hideo Kojima y Junji Ito, dos de las mayores mentes creativas de nuestro tiempo, dos figuras irrepetibles llenas de carisma y que cualquiera de sus obras es completamente identificable a primera vista. Un maestro del videojuego y un maestro del terror, una alianza que a punto estuvo de hacerse realidad en P.T., y que recientemente han sido entrevistados por el medio japonés Aero Dot. Una charla en la que han hablado de sus carreras y todo aquello que les inspiró e influenció para dedicarse a lo que se dedican y terminar convirtiéndose en maestros de lo suyo.

A lo largo de la entrevista conjunta, Junji Ito no dudó en mencionar a Kazuo Umezu como una de sus grandes influencias. El considerado como el rey del manga de terror fue un completo referente para el maestro del género, siendo ‘Butterfly Grave’ (’Chō no Haka’) la obra de Umezu que más influyó a Ito durante sus años de instituto junto a otros mangakas de terror como Hideshi Hino y Koga Shinichi. ¿Y en el caso de Hideo Kojima? Su influencia fue Kobo Abe, un escritor al que se le conoce como el Kafka japonés, y que con su obra ‘La mujer de la arena’, que tuvo una adaptación cinematográfica, consiguió cautivar la imaginación de un joven Kojima. Una historia la escrita por Kobo Abe que sigue muy vigente en la mente del creativo japonés.

La alianza soñada entre Junji Ito y Hideo Kojima

Ambos artistas nacieron en el año 1963, en los meses de julio y agosto respectivamente. Casualidades del destino que hizo que en un periodo muy cercano de tiempo llegasen al mundo en Japón dos de las mentes más únicas y carismáticas que ha dado el arte en las últimas décadas, con trabajos inolvidables y únicos en sus respectivos campos. Junji Ito es historia del manga, y su obra no hace más que crecer y ganar adeptos con el paso del tiempo; Kojima es videojuego en estado puro, un genio que constantemente quiere romper la cuarta pared y hacer que los jugadores experimenten todo tipo de sensaciones al mismo tiempo que demuestra su gigantesca pasión por el cine en muchas de sus obras.