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Yoshi's Crafted World

Yoshi's Crafted World

  • PlataformaNSW8
  • DesarrolladorNintendo
  • Lanzamiento29/03/2019
  • TextoEspañol
  • EditorNintendo

Aventuras de Papel

Yoshi's Crafted World, análisis Switch

Analizamos Yoshi’s Crafted World, la aventura DIY de Nintendo que pretende convertirse en tendencia estética y jugable. Encantador, divertido, pero ¿va más allá de lo esperado?

Actualizado a

De unos años a esta parte, la popularidad de las redes sociales ha creado infinidad de tendencias relacionadas con el mundo de la imagen. Pinterest, Tumblr, Instagram o Dribbble son algunas de las que más provecho saca la gente creativa, ávida de personalización, invención y exposición de toda clase de productos hechos —o modificados— por ellos mismos.

La fiebre DIY (Do it Yourself o Hazlo tú mismo) llegó para quedarse y, como no podía ser de otra manera, lo ha hecho salpicando fuertemente el sector del videojuego desde estudios como Media Molecule, títulos de gran trayectoria como Los Sims, proyectos innovadores del estilo de Nintendo Labo, o personajes como el simpático dúo formado por Atoi e Iota.

Es en esta ocasión Yoshi el que se apunta a la moda DIY vía Papercraft, aunque bien es cierto que recoge mucho más de lo segundo —los escenarios cambiantes se articulan en base a estructuras de cartón y papel, donde sus físicas permiten actuar sobre determinados elementos—, lo primero queda relegado a productos como Mario Maker o Dreams —en este Yoshi no tendremos editor de niveles ni podremos crear nuestros propios elementos desde cero—, perfectos para los que cuentan con decenas de horas con las que dar rienda suelta a su imaginación.

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Eso sí, la belleza estética de carisma “miniaturizado” y la simplicidad aparente del diseño de niveles de Yoshi: Crafted World, arrojan estampas de gran belleza, momentos realmente imaginativos tanto a nivel jugable como visual —piensa en un mundo de flores de papel donde brotan con gran realismo para convertirse en grandes plataformas, o lugares realizados con incontables pliegues de vertiginosas espirales en los que las físicas nos permiten saltar más alto con nuestro personaje— y fotogramas que bien podrían triunfar en las categorías más trendy de Pinterest.

Crafted World y su lugar en la franquicia Yoshi

Si tuviésemos que situar Yoshi dentro de un escenario comparativo coherente, podríamos utilizar franquicias como Donkey Kong (de Retro Studios) y Kirby (de HAL Laboratory) para elaborar un diagrama con varios puntos clave: la complejidad del proyecto, su ambición como videojuego de plataformas, su dificultad, así como el público al que va dirigido especialmente.

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Uno de los movimientos que lleva realizando Nintendo respecto a estas tres franquicias es evidente: cubrir un gran espectro de jugadores mediante proyectos de distinto presupuesto y periodicidad. Y Yoshi: Crafted World, para lo bueno y también para lo malo, sigue siendo un Yoshi en toda regla.

Esto quieres decir que seguramente no esté entre los candidatos a mejor plataformas del año por su comedida ambición (como fácilmente se colaría un Donkey Kong Country o un Rayman Legends), tampoco cuenta con un nivel de dificultada tan “suavizado” como el que suele acompañar a los Kirby (en este caso también el Gorila queda lejos en cuanto al tremendo desafío que promueve en muchas de sus fases K, jefes finales y contrarelojes) y, en general, se acomoda entre ambas franquicias respecto al tipo de público que atraerá.

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Los Kirby son perfectos para los más jóvenes de la casa, Donkey Kong será apreciado y disfrutado por jugadores más puristas en esto de las plataformas desafiantes, mientras que Yoshi se sitúa en un espacio más neutral: es más fácil que llegue tanto a unos como a otros, aunque es posible que su base de fans no quieran ni tanto desafio como Donkey pero si demanden algo más de “chicha” que un Kirby.

En definitiva, y antes de pasar a analizar más en profundidad Yoshi: Crafted World, no atrevemos a asegurar que es una pena que Nintendo no se atreva a llevar una paso —o varios— más allá la franquicia, porque algunos aspectos del juego que nos ocupa brillan en imaginación, ofrecen un nuevo horizonte en cuanto al diseño de niveles y, en general, dan la sensación de sentar unas bases a las que se podría dado mayor riqueza.

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Recorriendo miniaturas con alma

Muchos son los aspectos que definen esta iteración de la franquicia, y uno que sobresale sobremanera tras recorrer los primeros escenarios: la espacialidad. El diseño de niveles de Crafted Word se organiza de forma diferente en el espacio que sus antecesores. Y no, estamos hablando de algo alejado de poder recorrer con libertad sus escenarios, pese a que esta vez su origen lateral se traslada tanto hacia la pantalla como alejándonos de ella.

De esta forma, al avanzar de forma lateral los recorridos del nuevo videojuego de Good Feel y Nintendo, llegaremos a zonas donde aparecen cruces de caminos perpendiculares al principal. De esta forma nuestro bagaje gana en posibilidades, manejar a Yoshi sigue siendo tan divertido y fiable como siempre, mientras que pequeños desafíos de exploración se suman a la fórmula.

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Y no estamos hablando únicamente de buscar flores, monedas rojas y lograr llegar con el contador de corazones al máximo. Nos referimos a acumular monedas, leer el escenario en aras de bombardear con huevos los elementos de atrezzo que se organizan en profundidad y, como curiosa mecánica, darle la vuelta al emplazamiento para enfrentarnos a pequeños minijuegos.

Todo ello añade capas de diversión pese a que el desafío de la aventura principal sigue siendo para todos los públicos. No moriremos en muchas ocasiones antes de superar el último nivel de la aventura original, tampoco nos atrancaremos en algunos de los puzzles que componen los cambios de tercio perpetrados por las fases más originales (de la variedad hablaremos a continuación) ni tampoco estamos ante un Yoshi especialmente largo (unas 10 horas para llegar a los títulos de crédito con bastantes coleccionables en los bolsillos). Sea como fuere, hay alma en este Yoshi, uno de los que más beben de títulos como Little Big Planet o Tearaway no sólo en lo visual, sino también en lo sonoro.

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Jugabilidad de achuchable diversión

Yoshi, como era de esperar, se controla de maravilla. Además, la aventura se puede superar en solitario o con un compañero (tanto en modo cooperativo integral como llevando al caballito al player 2), hecho que añade un plus al conjunto.

Los saltos son precisos, contamos con la habitual suspensión en el aire (esta vez mejor valorada que nunca) si mantenemos el botón de saltar, y podremos proyectar los huevos con dos sistemas de control diferentes. De esta forma, pronto empezaremos a lanzar a diestro y siniestro los enemigos trasformados en huevos sobre nuevos contendientes (plantas piraña, topos, gaviotas voladoras, Shy Guys, Koopa Troopas y un largo etcétera) hasta llegar hasta los imaginativos jefes de final de mundo.

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Este punto también es digno de destacar, pues tanto los enemigos finales como sus dinámicas de ataque son bastante variadas; no tanto desafiantes. Es complicado sucumbir ante las abatidas de los jefes y, por norma general, no moriremos tampoco en estos momentos del juego.

Como hemos dicho, todo está bañado por un aire de accesibilidad donde prima la variedad, la imaginación a la hora de abordar diferentes escenarios, y también la diversión cuando Poochie nos acompaña en determinadas fases, haciendo que sea posible abatir con nuestras embestidas a una hilera de enemigos o lograr alcanzar plataformas lejanas, seguramente, llenas de monedas o algún tipo de coleccionable interesante.

En la variedad está el gusto

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Si hay algo que destacar en el diseño de Yoshi’s Crafted World es su imaginación a la hora de ponernos ante diversas situaciones y preciosistas ambientaciones. De unos cortos mundos (habitualmente formados por 3 fases) nos llevamos estampas de un preciosismo sin igual y, sobre todo, un número de ambientaciones digno de mención.

Lugares oscuros (donde una casa encantada nos pondrá las cosas difíciles mientras visitamos sus habitaciones cambiantes), mundos ambientados bajo el mar (aunque en forma de maqueta, pues no nadaremos ni bucearemos en este caso, más bien avanzaremos por pequeños teatrillos móviles), un parque de atracciones (donde los elementos realizados en papel adquieren especial encanto) o una región espacial (que pondrá a prueba nuestra habilidad saltando entre estrellas fugaces).

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Además, existen algunos niveles definidos en forma de reto, donde en un corto período de tiempo deberemos conseguir objetivos específicos mientras dirigimos un yoshi gigante de robóticas animaciones, o intentamos acabar con hordas y hordas de Topos Monty. Sin ninguna duda, es la variedad uno de los pilares sobre los que se sustenta Yoshi, brillando incluso en un diseño de niveles complejo, muy espacial (que tiene en cuenta tanto el eje vertical como ambos horizontales) y plagado de detalles graciosos. No obstante, siempre dándonos la sensación de que podría haberse aprovechado el concepto para conseguir llevar la saga hacia un nuevo horizonte, aquel en el que sigue acomodado Super Mario World 2: Yoshi’s Island.

Un buen número de extras

Para todos aquellos que queráis llevaros el máximo número de sorpresas durante el juego, os recomendamos pasar por alto este apartado. Yoshi’s Crafted World cuenta con pequeñas tareas secundarias, la posibilidad de superar los niveles en espejo buscando Poochies (muy acertado que, al invertir las fases, algunas cosas queden ocultas porque lo vemos todo desde otro punto de vista), y un interesante mundo secreto que se desbloqueará una vez terminado el juego (y recopilemos suficientes flores), siendo este último contenido el más interesante de todo el Post-game.

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En el primer caso se trata de pequeñas misiones secundarias (una por mundo) de recolección de objetos en los escenarios: normalmente deberemos golpearlos con un huevo y, una vez en nuestro poder, entregarlo al personaje que nos pidió el favor. Además, cada mundo cuenta con una máquina de bolas (solo que en este caso son huevos) donde podremos dar rienda suelta a nuestro lado coleccionista desbloqueando trajes para Yoshi.

Vestidos como un tren en miniatura, viajando a través de los escenarios disfrazados de Rinoceronte Rosa o ataviados con un atuendo de ballena, el resultado será hilarante a la par que ventajoso: según la rareza de nuestra ropa tendremos más puntos de vida extra, perfectos si queremos superar los niveles al 100% conservando todos nuestros corazones. Uno de los elementos que nos hubiese gustado ver en el juego es un mínimo grado de personalización, dado su carácter DIY que lo acercan (sobre todo estéticamente) a la saga Little Big Planet.

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Y nos dejamos para el final de este apartado lo que, posiblemente, sea el extra de más valor: el mundo misterioso. Con niveles de una dificultad netamente superior (aunque aún lejísimos de las fases K de Donkey Kong Country), el hecho de que caer por un acantilado significa la muerte instantánea (durante el juego nos resta algún que otro corazón), y lo ajustados que se presentan algunas fases de plataformas (con un diseño más desafiante de la norma), el mundo secreto resulta perfecto para aquellos que echan de menos el reto durante la aventura principal.

Belleza de desplegable diseño

Sin duda alguna, basta ver algunas imágenes o vídeos de Yoshi’s Crafted World para quedar enamorado de sus escenarios. Como si de maquetas realizadas por niños se tratasen, todos tiene un encantador aspecto de miniatura, los elementos están dotados de gran variedad de texturas muy verosímiles, y el sistema de iluminación (gracias en parte a Unreal Engine) es el mejor de la saga.

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Las plataformas móviles obedecen a físicas realistas —lo que también promueve una jugabilidad menos encorsetada, aunque lejos de la imprevisibilidad de LBP—, multitud de elementos se organizan al fondo del escenario —dotando al título de muchas capas de profundidad—, y las animaciones no le van a la zaga al resto de elementos del juego. Los personajes se mueven de forma graciosa, efectiva y con un buen número de movimientos específicos —mención especial para protagonistas, antagonistas y enemigos finales— hecho que redondea el conjunto estético de Crafted World.

Todo ello a unos sólidos 60fps (30fps en el mapa) tanto en Dock como jugando en modo portátil, lo que genera una ambientación de gran belleza, y también una sensación de nitidez que, desafortunadamente, queda lejos de otros títulos para Nintendo Switch. Esta es la parte técnica donde más sufre Yoshi’s Crafted World: el juego no llega a 1080p en modo Dock ni a los 720p en modo portátil.

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El precioso efecto de profundidad de campo (que emborrona los elementos alejados o muy cercanos a la cámara con un buen desenfoque de lente) no logra esconder estas carencias mencionadas: el título que nos ocupa, por ponernos en perspectiva, se intuye más borroso que Captain Toad sin llegar a verse perjudicado por pérdidas de resolución y artefactos en la imagen tan molestos como otros videojuegos a la altura de RiME o Xenoblade Chronicles 2.

Un punto oscuro dentro de una notable dirección artística, de la que también se ve contagiado el factor sonoro: simpatía por doquier en los FX y unas melodías realmente hilarantes que, como otra de las referencias más importantes al trabajo de Media Molecule, utilizan la distorsión sonora y la disonancia musical para crear un extraño —aunque encantador— ambiente.

Conclusión

Yoshi’s Crafted World cumple con todos los parámetros de un título de la franquicia: jugabilidad accesible y divertida, mundos realmente imaginativos, diseño de niveles variado y múltiples mecánicas jugables que, si lo deseamos, podemos disfrutar en cooperativo. Su apartado gráfico Papercraft resulta encantador, pese a que a nivel técnico tenga algún que otro problema de resolución. Siendo uno de los Yoshi más variados que recordamos, es una pena que Nintendo y Good Feel no se atrevan a llevar la serie un paso más allá. Las buenas ideas llevadas a cabo en esta ocasión no explotan todo su potencial en una aventura que, sin ser tan sencilla como un Kirby, también demanda algo más de complejidad para llegar a la excelencia de otras sagas.

Lo mejor

  • La variedad de mundos y situaciones que propone
  • Visualmente es una maravilla, sobre todo en lo artístico
  • Diversión a prueba de bombas, también en cooperativo

Lo peor

  • El título tenía potencial para llevar la saga un paso más allá: no lo consigue
  • A nivel técnico cuenta con problemas de resolución
8

Muy Bueno

Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.