Diversión instantánea

Existen raras ocasiones, en la coyuntura particular del redactor de videojuegos, en que tiene que analizar un producto que le atrapa sin saber exactamente cual es el motivo. Entre tanta y tanta mediocridad que en demasiadas veces inunda el mercado, encontrar de sopetón algo tan sencillo y con una jugabilidad tan directa es positivamente apabullante. Y este es el caso de la tercera entrega de Trackmania, llegado de la mano de Nadeo, y al que se le ha añadido la coletilla 'United'.

En una época en la que casi todo el mundo parece inclinado a utilizar y abusar de los cada vez más potentes recursos que nos ofrece el hardware de hoy en día, y en su mayoría siempre a favor de transmitir una experiencia más realista al jugador, Trackmania United es sencillamente un juego de carreras que nos lanza a un mundo de fantasía en el que los coches parecen de broma y las pistas diseñadas a la par por un conjunto de niños de 8 años unidos a las mentes más maquiavélicas del mercado.

A esto se le suman velocidades imposibles, suspensiones increíbles, saltos improcedentes, loopings, aceleraciones antinaturales, giros irrepetibles y choques que se escapan a toda lógica. Todo puesto y escenificado de un modo que Trackmania United hace célebre la frase 'un intento más y paro, de verdad'. Y no es verdad, es muy complicado parar. Algo te empuja a un intento más, a intentar rebajar una centésima de segundo más, a mejorar un puesto más en el ránking o conseguir esa medalla de oro que se nos escapa.

Y esto, lectores de la revista, es la cúspide a la que puede aspirar cualquier videojuego; no existe término medio en Trackmania: se odia o se ama al instante, tras las primeras vueltas o carreras de entrenamiento. Es un título que 'te pica', capaz de sacar de uno las más terribles maldiciones que siempre hacen referencia a los familiares de los programadores o a aquel malvadísimo usuario que ha diseñado esa pista. United es acción sin compromiso, adrenalina al 100%.

Con unas ventajas que además no tienen la mayoría de los juegos: ocupa relativamente poco espacio en el disco duro, no se requiere una tarjeta gráfica que mueva quintillones de polígonos y necesita muy poco tiempo libre para ser disfrutado al 100%, porque es de esos clásicos títulos que pueden iniciarse en 20 segundos, estar metido en la carrera al cabo de otros 15 y tras un par de intentos salir del juego como si no hubiera pasado nada. Puede ser el 'aquí te pillo, aquí te mato' de los videojuegos, con la satisfacción que eso produce a casi cualquiera.

Y antes de entrar directamente en la valoración por apartados, debe decirse que a pesar de no ser un título original (esta es la tercera de las entregas de la 'saga', pero no es más que un recopilatorio) sigue aportando la misma frescura al género, y esta vez de una forma mucho más sólida y presentado en un modo integrado y compacto, de modo que no es posible perderse navegando entre los menús y con todas las opciones al alcance del ratón. No es perfecto, qué duda cabe, pero es ameno, endiabladamente difícil y por supuesto, divertido.

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Es por ello que el juego utiliza una paleta de colores tremendamente amplia y brillante, con mucha variedad cromática en todo lo que pone en pantalla. Los vehículos no pretenden tener reflejos en tiempo real o deformaciones poligonales creíbles, aunque todos mantienen cierto aspecto de fantasía que los hace muy amables a la vista. Los gráficos son coherentes con lo que el juego pretende, lejos del realismo de otros títulos, y cumplen perfectamente su función.

Lo mismo puede decirse de la física que mueve los coches; la sensación de velocidad es tremenda (¿alguien dijo 600 km/h?) con algunos vehículos, a lo que ayuda mucho la perspectiva asumida en algunas ocasiones, muy baja para sentir mejor la 'carretera'. En los saltos, vuelos, giros y demás United se comporta estupendamente, excepto tal vez en los choques, que no guardan el mismo conjunto y en muchos casos son o demasiado aparatosas o demasiado poco, lejos de por ejemplo lo conseguido con Burnout.

El diseño de los circuitos es absolutamente caótico, especialmente los del modo  'plataforma', en el que los saltos más inverosímiles se ven amenizados con unos cambios de cámara repentinos que añaden espectacularidad (y a menudo dificultad) a la escena. Todo tipo de carreteras, tierra de distintas densidades, rejillas e incluso agua, etc. todo con su comportamiento distinto en cuanto a giros, frenazos, rebotes y demás… de forma que no solo tendremos que aprendernos la pista sino también cómo y por qué el coche gira más aquí que allá.

En ningún momento tuvimos problemas con bajones de frames ni nada por el estilo, solamente algunos saltos en las partidas multijugador online más que probablemente debidas al lag de los servidores (por cierto, ninguno español y mucho francés), y el juego se optimiza perfectamente en la RAM de forma que es posible reiniciar el punto de control instantáneamente pulsando el ENTER o repetir la carrera por completo sin ningún tipo de pausa con apenas una pulsación de la tecla 'Suprimir'.

A nivel auditivo encontramos probablemente el apartado más flojo del juego, con algunos efectos de audio que llegaremos a aburrir verdaderamente tras unas cuantas partidas debido a que repetiremos esa fase en demasiadas ocasiones. El juego no se nos presente traducido al castellano en nuestra versión (de test, no comercial), pero lo cierto es que no hay apenas textos que traducir ni voces que doblar; afortunadamente la navegación entre menús es perfectamente fluida sin necesidad de dominar el inglés.

Básicamente Trackmania United se divide en tres modos de juego diferenciados entre sí; el primero y al que probablemente juegue más gente es el modo carrera. En este modo nos encontraremos ante una serie de pistas que deberemos terminar en el menor tiempo posible y, dependiendo de la zona que hayamos escogido, el coche será distinto (más rápido, menos controlable, etc.) y la ambientación también aunque el objetivo no variará en absoluto.

A pesar de que podemos correr contra rivales (sombras generadas por el ordenador que siempre hacen el mismo tiempo y recorrido), nuestro objetivo consiste en llegar antes de un tiempo determinado y según lo bien que lo hagamos se nos otorgará una medalla. A medida que vayamos obteniendo medallas se nos irán desbloqueando nuevos circuitos y nuevos modos de dificultad (que significan pistas distintas) para jugarlos: en total y solo en este modo hay más de 100 circuitos diferentes.

Conocer el trazado es vital para obtener las medallas de oro y la precisión con la Trackmania United mide al jugador suele hacerse en milímetros, con lo que es muy frecuente tener que repetir decenas de veces una escena cualquiera (incluso centenares para llegar a dominarla bien). Por ello el juego nos facilita mucho las cosas para que podamos reiniciar un punto de control o una carrera casi instantáneamente, y probablemente se perderían muchos enteros si se tuviera que esperar ni que fueran 15 segundos de transición, ya que ese es precisamente el tiempo que puede durar una prueba.

A medida que vamos dominando cualquier parte del circuito podemos intentar hacer nuestro tiempo 'oficial', y durante ese intento puntuaremos a nivel local, nacional e incluso mundial. El tiempo o resultado que demos en ese momento se añadirá a la base de datos del juego y nos mostrará, siempre que estemos conectados a internet, nuestra posición con respecto a los mejores jugadores del mundo. No podemos hacer un abuso de carreras oficiales, sin embargo, ya que cada una a partir de la primera nos cuesta una cantidad de moneda del juego, los 'coppers'.

Eso significa que deberemos escoger bien el momento en el que lo vamos a intentar, y siempre tras tener práctica en la zona, ya que la cantidad de monedas es limitada. Estas monedas se utilizan además para poder 'comprar' las repeticiones de los mejores en cada prueba, que correrán con nosotros en forma de 'fantasma' o bajarnos pistas de los demás jugadores (que ponen precio a sus creaciones), por ejemplo. Este es un añadido que ha dividido a la comunidad de jugadores, porque aunque el juego otorga monedas en base diaria, hay veces en las que es complicado disponer de todas las que queremos.

Este dinero se consigue corriendo y desboqueando medallas en los retos oficiales, pero es necesaria una medalla de plata por lo menos para recuperar la inversión, y eso no siempre es posible. Y muchas veces el oro es esquivo, aunque siempre hay la clásica prueba que dominamos muy bien que utilizamos como fuente de ingresos. Y a medida que vayamos dominando pruebas siempre es posible probar otras disponibles en el juego en otros modos que nos proporcionen cash-flow.

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El movimiento en el juego es simple, ya que solamente se puede maniobrar hacia los lados, acelerar y frenar. Y con esto debe bastar para encontrar el camino más corto entre todo tipo de pistas, cosa que toma su máxima expresión en el segundo modo de juego: plataformas. En este caso, y aunque los niveles más difíciles de carreras se acercan en ocasiones a este modo, deberemos llegar al final del nivel utilizando el mínimo número posible de reinicializaciones de puntos de control.

Aquí los circuitos son todavía más caóticos, e incluso a menudo es frecuente pararse para tratar de encontrar la salida antes de avanzar. En ocasiones es incluso necesario el control del vehículo en el aire para tratar de evitar que el aterrizaje nos cueste esa caída tan engorrosa que nos obligue a repetir el trazado, sin olvidar que cuando hacemos una 'oficial' existe una especie de presión añadida que dificulta todavía más nuestra tarea.

El tercer modo consiste en construir, mediante una versión simplificada del editor, una pista con las piezas que se nos dan y optimizarla para poderla realizar en el menor tiempo posible; es probablemente el más ingenioso de los modos, y de hecho podemos ir añadiendo piezas y probar el circuito instantáneamente y sin esperas, pero también es el que menos gente disputa; en ocasiones el editor es algo engorroso (negociar las alturas, continuamente ir girando la cámara, etc.) y la mayoría apuestan por la carrera fácil y directa.

El multiplayer es sencillamente tremendo, ya que existen un sinfín de lobbys para que la gente se pueda conectar y disputar la carrera entre sí. Es impresionante ver el nivel que tienen los franceses, la verdad, y la paciencia que han desarrollado para construir unas pistas de lo más inverosímiles y lo bien que las dominan. Entrar en los servidores es sencillo y rápido pero en ocasiones hay algo de lag, cosa que no sucede en las partidas rápidas que se pueden organizar a través de la LAN.

La integración del online con el offline es simplemente perfecta, ya que de forma constante disponemos de toda a información en pantalla con los últimos tiempos, repeticiones, circuitos y demás que se van actualizando varias veces al día. En ningún caso hemos conseguido conlocarnos entre los 10 primeros (el 11 en un par de ocasiones) demostrando no solamente nuestra nulidad a los mandos sino también el vicio de los jugadores que integran la comunidad de Trackmania. Eso sí, siempre jugando con el teclado del ordenador y nunca con un pad como recomiendan algunos.

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