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The Tomorrow Children

The Tomorrow Children

Análisis The Tomorrow Children

Q-Games da en el clavo en su forma de representar el mundo, pero no en cómo lo ejecuta

Actualizado a

La escena de videojuegos independientes es comparable a la gastronomía, que si bien es variada en su propia concepción, dentro de una misma variante podemos encontrar diferentes interpretaciones y formas de experimentarla. Q-Games, un estudio independiente con sede en Japón, ha ido evolucionando a lo largo de los últimos años, creando cada vez platos más apetitosos hasta que, finalmente, ahora han conseguido elaborar el menú completo. La peculiaridad con The Tomorrow Children, el título que hoy nos concierne, es que ha querido emular a un auténtico buffet libre.

No es del agrado de nadie tener que repetir tareas una y otra vez como si fuésemos robots, mucho menos en un videojuego, donde por culpa de la enorme variedad de títulos que tenemos pendientes, si hay algo que no funciona enseguida tratamos de paliar ese mal sabor de boca probando otro. Sin embargo, en The Tomorrow Children se hace una arriesgada apuesta por lo que podría ser la jugabilidad más tediosa jamás imaginable junto con otra que, en caso de congeniar con ella, puede derivar en decenas de horas de juego.

Comunismo Next Gen

El título se contextualiza en una sociedad marxista donde la sociedad se encuentra completamente jerárquica, estructurada bajo unos parámetros que están encorsetados en una forma de pensar siempre ejecutada de la misma manera y sin alteraciones de ningún tipo. El mayor problema que tiene la obra, y que es algo que queremos dejar claro desde el principio, es que al cabo de las doce horas de partida el encanto inicial se desvanece por una constante reminiscencia a estar haciendo lo mismo que el día anterior. Japan Studio consigue firmar una buena producción, pero que queda a medio camino entre una idea potencialmente maravillosa y una ejecución más que mejorable.

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Así pues, en The Tomorrow Children nos adentramos en un mundo comunista que representa mejor que muchos libros cuáles eran los ideales de este movimiento político y social, interpretando de arriba abajo los modelos laborales del momento e incluso la situación social de la mayoría a través del lenguaje corporal de los personajes y sus rostros, en ocasiones hieráticos como si de estatuas egipcias se tratasen.

La cooperación se convierte pues en uno de los valores principales de este título, cuya puesta en escena como podéis ver es muy convincente y clara. El camino ha sido largo, desde 2014 con noticias de este prometedor proyecto para PS4, por lo que los que hayan seguido de cerca el desarrollo estarán ya familiarizados con este distópico futuro en el que tenemos que recuperar los genes humanos del vacío, Void, donde el mundo está ahora mismo sumido.

Y es ahí donde entra en juego la jugabilidad de The Tomorrow Children, donde nosotros, los jugadores, empezamos a hacer algo que no sea leer y comprender que esta Unión Soviética alternativa es densa y compleja. Tendremos que construir todo tipo de edificaciones con materiales que vayamos encontrando; todo ello con la intención de que crezca la población del lugar y poco a poco recuperemos las muñecas Matrovoshka para transformarlas en seres humanos de nuevo.

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Las amenazas a la ciudad serán constantes por culpa de unos monstruos, los Izverg, que si nos descuidamos pondrán todo patas arriba. Esta situación de constante amenaza está muy bien representada, haciendo que estemos el cien por cien del tiempo jugando con la sensación de que en todo momento podemos ser embestidos. Esto, sumado a la buena selección de temas para la banda sonora del juego, hacen que la ambientación sea realmente convincente. De hecho, es incluso positivo que en algún momento de la partida perdamos parte de nuestro progreso para ser conscientes de lo mucho que podemos llegar a valorar nuestro trabajo en The Tomorrow Children. Todo puede dar un giro de ciento ochenta grados en pocos minutos, y eso no es sino un arma de doble filo: o te encanta por su desafiante propuesta o, por el contrario, lo odias por ser injusto e incluso cruel. Pero tanto esfuerzo puede desembocar en una empírica satisfacción que solamente tú, jugador, podrás sentir en caso de alcanzar tus objetivos.

El duro pero complaciente proceso de aprendizaje

The Tomorrow Children es gratificante si sabemos adaptarnos a su ritmo, su tempo. No estamos ante un juego que se adapte a nosotros, sino que se presenta, nos da la mano y nos obliga a adaptarnos a recorrer este camino tal como él quiere. El mérito es, no obstante, que con unas ideas tan fijas aun así se trate de un juego que quiere ofrecernos una experiencia eminentemente social, libre, sin barreras.

Es destacable que se consiga adoptar un modelo de comunicación basado en el lenguaje no verbal, que sin palabras logremos entender qué tarea hacen los demás, por qué y por qué no; entenderlo todo es una cuestión de cómo de familiarizados estemos con lo que haya sucedido antes. Esto no es Journey, es más complejo como para brillar tanto en esa comunicación silenciosa, pero es menester sacar a relucir este casi sobresaliente punto del título.

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Un problema que hemos notado a lo largo de la partida son los largos tiempos de espera -haciendo cola- en algunas tiendas y edificios cuando hay más usuarios en ellos, haciendo que o bien por culpa de los servidores o simplemente optimización de la conexión, tengamos que esperar más de la cuenta para hacer tareas que deberían ir rodadas, sin interrupciones. Lo positivo, dicho sea de paso, es que ahora las recompensas se comparten, recibiendo de vez en cuando el derivado de lo que hayan creado otros.

Un título tan denso precisa de un tutorial a la altura de lo esperado, y The Tomorrow Children cumple correctamente en ese sentido. La desarrolladora ha sabido tomar nota de las recomendaciones de los jugadores desde las versiones previas y se ha conseguido crear un maduro y entendible sistema de aprendizaje para que en cuanto nos sintamos cómodos el propio juego no tenga que intervenir para facilitarnos las cosas. El componente rolero le sienta como anillo al dedo, permitiéndonos elegir en esta versión final dónde y cómo distribuir los puntos de experiencia entre los distintos atributos. Haberse decidido por las clases es algo que nos ha convencido al aportar algo más de variedad y personalidad a los avatares.

Incapacidad para mantener el nivel

Aun con todo, a pesar de que se ofrece mucha variedad en lo jugable, la sensación de abandono es inevitable con el paso de las horas: no evoluciona. The Tomorrow Children se estanca y Q-Games se queda sin respuesta. No entendemos adónde se quiere llegar una vez logramos una cierta estabilidad en la ciudad, haciendo que las sensaciones sean similares -salvando las distancias- a aquellos títulos de gestión de smartphones.

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Dejando a un lado lo bien pensados que están algunos puzles y el completo sistema de construcción, no podemos dejar de mencionar el preciosista apartado visual del título, con una paleta de colores muy variada y saturada donde se juega a las mil maravillas con la luminosidad, el coche de los blancos con los negros y ese cierto brillo que nos hace pensar si verdaderamente el juego es un cuadro contemporáneo o un corto de animación. A nosotros ese corte minimalista y poco sobrecargado nos ha encantado, aunque también puede dar una cierta sensación de vacío. Por ello, por ese falso intento de maquillar lo que verdaderamente es un mundo con muy poca carga poligonal, una vez más Q-Games no termina de rematar la faena.

6.5

Correcto

No es lo último ni lo más original, tampoco cuenta con la mejor ejecución, pero puede divertir si te gusta el género. Bien, pero mejorable. Cómpralo si te gusta el género y te gusta tenerlos todos.