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Sengoku Basara Samurai Heroes

Sengoku Basara Samurai Heroes

  • PlataformaPS36.5
  • GéneroAcción
  • DesarrolladorCapcom
  • Lanzamiento15/10/2010
  • EditorCapcom

Uno contra todos

La franquicia Sengoku Basara, conocida hasta hace poco en occidente como Devil Kings, alcanza su tercera entrega numerada con un nuevo título en el que debemos hacer frente a todo un ejército usando nuestras excepcionales aptitudes para el combate. La unificación de Japón depende de nosotros.

Actualizado a

Beat 'em up o brawler, un género clásico del videojuego inaugurado por Renegade (Technos, 1986), que se caracterizó en su primera época por contar con títulos de ambientaciones urbanas en las que el héroe de turno debía enfrentarse a cuanto indeseable se le pusiera por delante para rescatar a la consabida damisela en apuros. Sucios callejones, viejas estaciones de metro, antros nocturnos habituados a los combates clandestinos… Final Fight (Capcom, 1989) es sin duda el más famoso y laureado ejemplo en la primera era de un género que por estos lares solía ser conocido como 'yo contra el barrio'. Tras vivir una época dorada en los salones recreativos durante la primera mitad de los noventa, el beat 'em up entró en una profunda crisis al no saber adaptarse a los nuevos tiempos acontecidos tras la llegada de la generación de los 32 bits y la definitiva implantación de las tres dimensiones poligonales. Tuvo que ser Koei la que, ya en 2000 y con uno de los primeros títulos programados para PlayStation 2, diera con la clave para adaptar el clásico brawler callejero al siglo XXI.

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Dicho título llevó por nombre Shin Sangoku Musou (Dynasty Warriors 2 en occidente), y alcanzó el éxito gracias a la acertada decisión de elevar hasta el infinito los que venían siendo elementos clásicos del género. Si en los antiguos brawlers nos movíamos por sórdidos, oscuros y estrechos callejones, ahora nos desplazábamos libremente por un gigantesco campo de batalla. Si antes éramos el héroe solitario que medía sus puños contra un puñado de macarras locales, ahora debíamos enfrentarnos a ejércitos enteros siendo uno más entre los generales de nuestra armada. Si antaño todo se reducía a rescatar a nuestra novia de las garras del mafiosillo de turno, ahora nos veíamos inmersos en una odisea épica en aras de unir a un país desgarrado por la guerra. La franquicia Dynasty Warriors supuso un éxito sin precedentes para la compañía que la dio a luz, llegando muchas de las sucesivas secuelas y spin-offs de la serie a superar el millón de unidades vendidas en Japón.

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Tamaño éxito (que sólo llegó a ser relevante en Japón, ya que las ventas solían y suelen ser infinitamente más modestas en occidente) propició que otras desarrolladoras se subieran al carro de esta nueva encarnación del brawler conocida como beat 'em up masivo. Una de ellas es Capcom, la cual lanzó en 2005 para PS2 el juego Sengoku Basara (Devil Kings en occidente), título basado en el periodo japonés conocido como Sengoku o época de los estados guerreros (mediados del siglo XV D.C. hasta comienzos del siglo XVII), una era caracterizada por las cruentas guerras civiles que se desataban continuamente por todo el país dado que no existía una fuerza claramente dominante que pudiera unificar con garantías todo el territorio nipón bajo una misma bandera. Curiosamente, un año antes Koei lanzaba su propia apuesta ambientada en el periodo Sengoku con un spin-off de Dynasty Warriors llamado Sengoku Musou (Samurai Warriors en occidente).

Vamos, alégrame el día...

A pesar de que Samurai Warriors ganaba claramente la partida a Sengoku Basara en cuanto a ventas y popularidad, ello no fue impedimento para que la recién nacida franquicia de Capcom también se hiciera un hueco en el mercado, alcanzando un éxito considerable en tierras niponas que dio inicio a una saga que se extendió en años sucesivos con los títulos Sengoku Basara 2 (2006, lanzado sólo en Japón para PS2, contando además con una ampliación -SB Heroes- que vio la luz un año después también para Wii), Sengoku Basara X (lanzado para PS2 en 2008 y quizás el título más interesante de la franquicia, dado que se trataba de un juego de lucha bidimensional programado por Arc System Works, grandes maestros del género) y Sengoku Basara: Battle Heroes, título que vio la luz para PSP ya en 2009. Ahora Capcom vuelve a repetir jugada con Sengoku Basara: Samurai Heroes, juego destinado a PS3 y Wii que afortunadamente ha acabado viendo la luz en occidente (hasta ahora sólo la primera entrega, con cambios significativos, llegó a salir de Japón), y que coincide en el tiempo con otros grandes lanzamientos en el género como pueden ser Samurai Warriors 3 o el ya inminente El Puño de la Estrella del Norte.

El beat 'em up masivo sigue contando con el beneplácito del público japonés, ya que el estreno de este nuevo Sengoku Basara en el país del sol naciente dio como resultado unas más que significativas ventas de 300.000 unidades que lo situaron en el puesto número uno del Top 10 nipón durante algunas jornadas. Son unas cifras que se encuentran muy por debajo del millón de unidades que solían vender en sus primeros días los Dynasty Warriors de Koei lanzados en PS2, pero sin duda habrán reportado pingües beneficios a Capcom dado que el coste de desarrollo de este Sengoku Basara: Samurai Heroes ni mucho menos ha sido tan amplio como el de un triple A tipo Resident Evil. Una vez finiquitada la introducción, es hora de entrar en faena para desgranar las virtudes y defectos de un título que como mínimo consigue ser un digno representante del género.

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Hace mucho tiempo, en una tierra muy lejana…

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Tal y como acabamos de mencionar en la introducción, Sengoku Basara: Samurai Heroes se encuentra ambientado en uno de los periodos más turbulentos de la historia de Japón, repleto de intensas y constantes luchas por el poder que desembocaban en cruentas guerras civiles en las que nadie parecía contar con las fuerzas suficientes como para imponerse a los demás y unificar el país bajo una misma bandera. En concreto, el juego que nos ocupa parte de hechos acontecidos cuando el siglo XVI encaraba su recta final. Después de casi 150 años de luchas fratricidas en un país cuya espiral de violencia parece no tener fin, el señor de la guerra Nobunaga Oda logra alcanzar a sangre y fuego la pacificación de prácticamente todo el territorio japonés. Sin embargo, el poderoso general acaba sucumbiendo, víctima de la traición de uno de sus hombres de confianza, por lo que Japón vuelve a verse sumido en el caos a lo largo de varias décadas más.

Son prácticamente innumerables los clanes que comienzan a guerrear entre ellos para hacerse con un trozo del territorio nipón, aunque a lo largo del juego veremos como dos bandos llevan claramente la voz cantante: los Tokugawa, liderados por Ieyasu Tokugawa, y los Toyotomi, liderados por Mitsunari Ishida, un hombre consumido por una insaciable sed de venganza. Tanto los personajes aquí nombrados como el argumento que acabamos de desgranar están basados en hechos históricos reales, aunque la interpretación de dichas crónicas por parte de Capcom es bastante libre, encontrándose repleta de licencias en aras de aumentar la espectacularidad y fantasía tal y como suele suceder en el terreno del manganime cuando se adapta algún capítulo de la historia nipona. Para distanciarse de Samurai Warriors 3 (disponible sólo en Wii), el principal competidor de Sengoku Basara dado que ambos títulos comparten argumento, personajes, situaciones y mecánica, el juego que nos ocupa apuesta por un enfoque humorístico y desenfadado, con personajes más que pasados de vueltas, diálogos auténticamente jocosos (prestad atención a las conversaciones que se producen en mitad de la batalla, ya que muchos de estos comentarios no tienen desperdicio) y situaciones estrambóticas.

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Nobunaga regresará del averno con la intención de reducir Japón a cenizas.

Tampoco os extrañéis si os topais con elementos que poco o nada tienen que ver con la época en la que el juego se encuentra ambientado o incluso con la fantasía épica inherente a esta clase de producciones. En Sengoku Basara es normal encontrarse con guerreros empuñando ametralladoras gatling o lanzacohetes, o con tanques dotados de enormes taladros que les permiten horadar el suelo como si de gigantescas lombrices de tierra se trataran, o con robots surcando los cielos mediante mochilas propulsoras, o con arañas mecánicas que nos pondrán las cosas muy pero que muy difíciles… Sin duda, uno de los mayores encantos de Sengoku Basara reside en que no saber qué sorpresa nos aguardará en la siguiente fase, lo cual dice mucho a su favor en aras de tratar de esquivar la siempre incipiente monotonía en lo referente a mecánica y desarrollo con la que se suele crucificar a esta clase de producciones.

Este tanque nos dará bastantes quebraderos de cabeza.

Por regla general, Sengoku Basara sigue punto por punto el proceso ya visto en los numerosos beat 'em ups masivos de Koei, superando a éstos en algunos aspectos, aunque encontrándose por detrás en otros. La acción comienza en un mapa del territorio japonés en el que los diferentes clanes comienzan a formar alianzas o a luchar entre ellos, todo de forma automática. Nuestra única opción de interacción en esta parte del juego consiste en elegir el siguiente ejército a atacar, siempre y cuando más de uno se nos ponga a tiro, lo que da lugar a diferentes hilos narrativos que desembocarán en distintos finales una vez hayamos logrado la unificación de Japón. Con ello se consigue algo de variedad, dado que la repetición de escenarios podría llegar a cansar en el caso de que cada personaje siguiera un único camino prefijado. Una vez seleccionado el campo de batalla, llega el momento de equipar a nuestro general con las armas, ítems y guardaespaldas que hayamos conseguido previamente, ya sea en batallas previas o adquiriéndolos en la tienda accesible desde el mismo menú previo a la refriega.

Magoichi Saika era en Samurai Warriors un mujeriego brabucón, mientras en Sengoku Basara se convertirá en una mujer de armas tomar.

La cifra de personajes seleccionables en Sengoku Basara: Samurai Heroes asciende a 16, muy por debajo de la de Samurai Warriors 3 (37), y más aún de la del hoy por hoy mejor juego del género (Warriors Orochi 2, donde prácticamente se alcanza el centenar de guerreros controlables). Al menos, las diferencias entre los personajes de SB: Samurai Heroes son bastante más marcadas de lo habitual, por lo que darán un rendimiento mayor del que en un principio se les presupone. Una vez hemos entrado en el campo de batalla, nos encontraremos con escenarios de libre exploración divididos en secciones que por regla general estarán ocupadas por un campamento enemigo. Dichos campamentos generan soldados de forma continua, por lo que para contar con nuestro propio ejército deberemos derrotar al comandante de campo de cada sección. Por supuesto, el enemigo también puede hacer lo propio con nuestros campamentos, por lo que siempre será conveniente echar vistazos regulares al mapa general ubicado en la esquina superior derecha de la interfaz de juego.

Oichi, uno de los personajes más poderosos y temibles del juego.

Los escenarios de Sengoku Basara: Samurai Heroes son bastante más cerrados respecto a los vistos en los juegos de Koei, ya que por regla general se componen de pequeños campamentos y zonas de batalla interconectadas mediante estrechos pasillos en lugar de los campos abiertos y grandes llanuras presentes en otros títulos. Al menos ello permite prestar una mayor atención al detalle, por lo que la riqueza visual de cada campo de batalla se encuentra por encima de la media en lo referente a esta clase de juegos. Ya centrándonos en nuestro guerrero, éste hace gala de los consabidos combos y técnicas especiales que nos posibilitarán arrasar con todo lo que se nos ponga por delante. Ya desde la primera entrega de la franquicia, Capcom dejó claro que quería distanciarse de otros títulos del género haciendo especial hincapié en la espectacularidad, por lo que nuestros guerreros, que adquirirán técnicas y movimientos especiales cada vez más poderosos conforme acaparan puntos de experiencia, son capaces de ejecutar golpes y combinaciones francamente asombrosas. El sistema de control también es el habitual en este tipo de juegos: usamos la cruceta o el stick para mover a nuestro guerrero, el botón cuadrado para los ataques normales, el triángulo para los ataques potentes, el círculo para los ataques Musou (en esta ocasión llamados Basara, aunque la filosofía es exactamente la misma: ejecutar la técnica más poderosa de cada guerrero tras llenar una barra destinada a tal efecto) y la equis para saltar.

Los botones superiores quedan reservados para ejecutar el llamado Tiempo de Héroe (una especie de tiempo bala que nos permitirá ralentizar todo lo existente a nuestro alrededor durante unos segundos para causar estragos sin que los enemigos puedan reaccionar), bloquear ataques y acceder a nuevas técnicas especiales. Los combos de nuestros personajes no son muy numerosos, dado que se busca la accesibilidad y facilidad de control en detrimento de la profundidad y complejidad a la hora de luchar. Así, por regla general no existen combinaciones de ataques que exijan el uso para su realización de más de un par de botones de acción. En lo que sí destaca el sistema de combate de Sengoku Basara es en la facilidad que se nos da para enlazar los distintos ataques de nuestro personaje, pudiendo alcanzar combos de impacto que llegan a superar los quinientos golpes, algo que nos hará entrar en un estado llamado Furor en el que adquiriremos más poder de ataque e incluso tendremos disponibles nuevas técnicas en el caso de algunos personajes.

Acumulando experiencia lograremos ejecutar técnicas tan mortíferas y espectaculares como esta.

El sistema de control en Wii, al tratarse de un título 100 % arcade, sufre bastante si únicamente disponemos del combo Nunchuk + Wiimote, dado que ni mucho menos fue pensado para esta clase de juegos. Se usan todos los botones del mando excepto el botón 2, por lo que la poca accesibilidad de muchos de estos controles repercute en que sea más difícil enlazar ataques con suficiente soltura. Incluso deberemos agitar el mando para activar la técnica Basara, aunque afortunadamente en el menú de opciones puede graduarse la sensibilidad del detector de movimientos del Wiimote para que no acabemos activándola involuntariamente cada dos por tres. Todos estos problemas desaparecen cuando usamos un pad clásico (ya sea la versión normal o la pro), ya que entonces el juego llega a ser tan accesible en Wii como lo es en PS3. Eso sí, mucho ojo si soléis usar un mando de GameCube para jugar a esta clase de títulos, dado que Sengoku Basara no incluye soporte para el pad de la añorada e inolvidable consola de 128 bits de Nintendo.

Nobunaga, el rey demonio, no dejará de demostrar por qué debe ser temido.

Entrando ya en la jugabilidad propiamente dicha (idéntica en ambas versiones), Sengoku Basara también sigue punto por punto las características inherentes al género. El juego que nos ocupa es un arcade sencillo y directo, por lo que olvidaos de cualquier tipo de complejidad, profundidad jugable o giros en lo referente a la mecánica y desarrollo de la partida. Todo consiste en aplastar, nivel tras nivel, a centenares de soldados a base de machacar botones. Sin embargo, no porque siempre nos encontremos haciendo lo mismo debe el juego tacharse de monótono o aburrido, tal y como siempre suele suceder cuando se habla de un beat 'em up, ya que al fin y al cabo son muchísimos los géneros (juegos de fútbol o títulos de lucha, por poner un par de ejemplos) cuyas mecánicas consisten en hacer exactamente lo mismo una y otra vez. Lo importante en esencia es que Sengoku Basara sepa divertir a los aficionados a esta clase de títulos, y sin duda lo consigue, aunque existen varios puntos oscuros que lastran significativamente la experiencia.

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La IA de los soldados rasos presentes en estos juegos suele ser bastante baja, ya que están ahí poco más que para servir de sparrings frente a nuestros ataques. Ello seguramente se debe al enorme número de unidades enemigas que se agolpan en pantalla, las cuales harían que la aventura fuera prácticamente imposible si todos atacaran al unísono y sin cuartel. Sin embargo, en Sengoku Basara dicha IA es incluso más baja de lo habitual, encontrándonos con que la capacidad de reacción de los enemigos normales es inferior a cualquier otra vista en el género. Ni siquiera los comandantes (que cuentan con nombre propio y aspecto distinto a los soldados rasos) están a la altura de las circunstancias, algo que sí sucede en los juegos que son competencia de este Sengoku Basara. Así, el 99 % de los enemigos a los que nos enfrentamos sólo llegarán a molestarnos en el nivel difícil, aunque más por el hecho de que sus ataques restan más salud que porque su IA les permita ofrecer una mayor resistencia. Tres cuartos de lo mismo puede aplicarse a los soldados aliados de nuestro personaje, encontrándonos con que se limitan a quedarse parados frente a los enemigos para atacar muy de vez en cuando.

Tomar posesión de los campamentos enemigos es también algo demasiado sencillo, dado que los comandantes de campo permanecen estáticos en un único lugar (una especie de atrio), haciendo que sea pan comido localizarlos y atacarles hasta acabar con ellos. Así, los únicos adversarios que estarán a la altura de nuestro personaje serán los generales enemigos, con una media de dos o tres por nivel, dotados de una IA a la altura de las circunstancias y una variedad de ataques y técnicas capaces de rivalizar con las nuestras. Como generalmente debemos vernos las caras con ellos cuando el nivel se encuentra bastante avanzado o ya casi terminado, morder el polvo significará comenzar la fase desde el principio. Y es que en Sengoku Basara no existen checkpoints o la posibilidad de salvar partida en mitad de una batalla.

Así, únicamente al finalizar la fase en curso podremos guardar nuestro progreso. Esto no debería ser tomado como algo negativo, dado que en estos tiempos que vivimos de nulos niveles de dificultad, regeneraciones automáticas de salud y checkpoints a cada paso que damos es agradable encontrarse con un juego que te presenta un desafío que tendrá consecuencias negativas en el caso de no ser superado. Así, acabar una fase de Sengoku Basara en modo difícil producirá una sensación de satisfacción ya casi extinta en el día a día de nuestra querida afición, así como un agradable suspiro de alivio al ser conscientes de acabar de superar un escollo que nos podría haber hecho regresar al punto de partida.

Los puños de Ieyasu son tan mortíferos como contundentes.

En lo referente a la parcela multijugador, poco que decir, o más bien nada. Sengoku Basara no cuenta con ninguna opción de juego por internet, ni tan siquiera la de disfrutar de la experiencia junto a un segundo jugador online, existiendo únicamente el clásico modo dos jugadores a pantalla partida en una misma consola. Una pena, dado que un modo versus con varios jugadores tomando el control de los generales de ejércitos opuestos podría haber dado lugar a batallas más que interesantes.

La pantalla partida va como una seda en PS3, mientras en Wii sufre de algunos tirones y un perceptible bajón gráfico.

Apartado audiovisual

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El motor gráfico encargado de mover el juego responde al nombre de MT Framework, el cual comienza a ser conocido como el 'Unreal Engine 3 de Capcom' dado que la compañía nipona lo está usando para dar a luz sus principales proyectos. Resident Evil 5, Lost Planet 2 o el futurible Marvel Vs. Capcom 3 son ejemplos de títulos auspiciados por dicho motor, dejando con ello constancia de la potencia y eficacia del engine. Sin embargo, Sengoku Basara: Samurai Heroes ha sido programado usando una versión light del mismo (denominada MT Framework Lite), adaptada para poder correr bajo el hardware de Wii, por lo que el nivel gráfico se encuentra claramente por debajo de los tres títulos antes mencionados en el caso de la versión PS3. Eso sí, al haberse usado la consola de Nintendo como plantilla, la versión Wii de Sengoku Basara luce realmente bien, lo que unido al soporte para 60 hz y HDTV hace que en cuanto a nivel técnico se sitúe muy por encima de Samurai Warriors 3, su principal rival. Tal y como mencionamos unos párrafos más atrás, lo más destacable del juego son sus escenarios, aunque el resto de elementos también rayan a un nivel notable. Capcom se ha centrado tanto en mantener una tasa estable de frames por segundo como en evitar en todo momento las ralentizaciones, algo que consigue de sobra ya que por muchos soldados y efectos gráficos que se agolpen en pantalla el engine no se desestabilizará en lo más mínimo.

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Todo gracias a que, cuando el número de elementos en juego fuercen el motor gráfico al límite, se utilizará el viejo truco de hacer desaparecer soldados por arte de magia, para que así no corra peligro la estabilidad del engine. Así, en grandes aglomeraciones no será extraño encontrarnos con que al dar un giro aparecen ante nuestras narices enemigos que antes no estaban allí. La versión PS3, al ser una adaptación de la de Wii, se encuentra por debajo de la media habitual en cuanto a aprovechamiento de sus posibilidades. Eso sí, Capcom ha procurado realizar una adaptación a la altura de las circunstancias, por lo que no se ha limitado simplemente a reescalar la versión Wii tal cual a la alta definición. Así, en PS3 podremos disfrutar de un juego a pantalla partida mejor implementado, texturas de mayor calidad (y por supuesto también mayor resolución), efectos gráficos y lumínicos más trabajados y modelados suavizados (en Wii abundan los dientes de sierra por doquier), dotados de algo más de detalle. Dado que los juegos de Koei lanzados en PS3 tampoco es que sean el sumun en lo que a gráficos se refiere (la mayoría han sido construidos con engines parcheados y reciclados de la anterior generación), nos encontramos con que Sengoku Basara es el mejor beat 'em up masivo (a nivel técnico) disponible para la plataforma de Sony.

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Desafortunadamente, la cámara no se encuentra todo lo bien nivelada que sería de esperar. La acción de Sengoku Basara transcurre en un plano bastante cercano (seguramente con vistas a engrandecer la anteriormente mencionada espectacularidad de los combates del juego), por lo que generalmente no veremos a los enemigos que provienen de los laterales y de detrás nuestra hasta que ya los tengamos encima. Aunque se puede manipular la cámara usando el stick derecho, no es posible alejar el plano de acción, por lo que el problema persistirá por mucho que hagamos para tratar de evitarlo. Si a esto añadimos que la cámara se vuelve loca en ciertos lugares (principalmente rincones y espacios cerrados), y que no podremos centrarla en un enemigo en concreto (algo que habría sido muy útil en las batallas contra los generales de cada ejército), nos encontramos con un lastre en ocasiones significativo para nuestra experiencia de juego.

En lo que a la banda sonora se refiere, Sengoku Basara: Samurai Heroes también sigue punto por punto las directrices marcadas por los juegos de Koei, encontrándonos ante música instrumental de buena calidad que en ocasiones no casa bien con lo que sucede en pantalla debido a sus ritmos guitarreros y trepidantes, más cercanos a lo que sería de esperar en un juego de ambientación contemporánea. En cuanto a las voces, el juego se encuentra únicamente doblado al inglés, aunque los textos sí han sido localizados al castellano. Desconocemos si la versión japonesa habrá sido doblada al idioma nipón (Capcom es una de las compañías más tacañas y estrechas de la industria en lo que a doblajes se refiere, dado que en la mayoría de ocasiones ni siquiera localizan los juegos al idioma de su tierra natal), aunque el hecho evidente es que los personajes sólo hablarán en la lengua de Shakespeare.

Dado que en la era Sengoku no había balones, los futbolistas se apañaban con lo primero que tenían a mano, en este caso los propios espectadores.
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6.5

Correcto

No es lo último ni lo más original, tampoco cuenta con la mejor ejecución, pero puede divertir si te gusta el género. Bien, pero mejorable. Cómpralo si te gusta el género y te gusta tenerlos todos.