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Rabbids: Mi Caaasa!!!

Rabbids: Mi Caaasa!!!

  • PlataformaWii7.5
  • GéneroAcción, Aventura
  • DesarrolladorUbisoft
  • Lanzamiento05/11/2009
  • EditorUbisoft

Charanga hacia la luna

Los incansables Rabbids han abandonado a Rayman y pretenden llegar a la luna a base de apilar todo tipo de objetos y construir una gran torre capaz de acercarlos al satélite. Ahora controlan una gran ciudad, todas sus calles, industria, organismos y comercio, y no han dudado en volverse aún más locos en esta "aventura cómica" basada en recoger miles de trastos.

Actualizado a

Cuando Ubisoft diseñó los Rabbids para estrenar la nueva Nintendo Wii nadie esperaba que estos conejos desquiciados fueran a protagonizar tantos juegos y consiguieran el carisma suficiente como para mantenerse fuertes en sus ventas. Tras 3 entregas junto a Rayman y haciéndonos reír con todo tipo de minijuegos, los conejitos extraterrestres de Ubi estrenan este Mi Caaasa!!!, su primer juego en solitario, saltándose toda la jugabilidad que les caracterizaba pero con un sentido del humor aún más afilado, divertido y extravagante.

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Atrás quedan ya aquellos recopilatorios de minijuegos para hasta 4 jugadores. La nueva aparición de los Rabbids es un título de exploración, plataformas y, sobre todo, humor audiovisual. Los creadores de Beyond Good & Evil son los encargados de este paseo a través de una gran ciudad tipo Los Ángeles en el que recolectar todo lo que se nos ponga por delante para hacer una torre capaz de tocar la luna y así prestar a nuestros inquietos protagonistas un sitio en el que descansar en paz. El argumento es así de simple y constante durante todo el juego, y su mecánica reside en recorrer todos los escenarios de esta ciudad montados en un carrito de la compra, donde iremos apilando los objetos recogidos.

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Juegos como Katamari o Destroy All Humans han dejado su huella indudablemente en Rabbids: Mi Caaasa!!! El principal atractivo de esta nueva obra de Ubisoft y la gran diferencia es su continuo sentido del humor y la crítica. Por ello, sus desarrolladores no han dudado en denominarlo como una "aventura cómica", pues este título sin esa desternillante forma de contar los acontecimientos tendría muchas carencias y hasta sería algo aburrido. Su jugabilidad peca de ser relativamente simple y repetitiva, y es en el resto de sus apartados donde el juego encuentra su mejor argumento.

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La locura habitual de la franquicia nos hará recorrer hospitales, parques, centros comerciales, laboratorios, fábricas, tiendas de mascotas o vertederos con una cuadrilla de conejos armados con bombos, platillos y trompetas que tocan a toda velocidad, como si de una charanga incansable y desquiciada se tratase. Una pareja de estos conejos serán los encargados de recoger objetos por el mapa junto al carrito de la compra donde irán siempre montados. Cada cierto tiempo, nos encontraremos con miembros de la charanga a los que entregar nuestros cacharros recogidos echándoselos por el trombón.

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Recogeremos de todo: comida, bancos, pianos, camas, ropa que quitemos a los humanos, perros, cajas, revistas, vacas, contenedores de basura, ordenadores, sartenes, libros, sofás, árboles, pulpos, lámparas, móviles, botellas... Todo vale para conseguir hacer la gran torre que nos lleve hasta la luna. La estructura de niveles está basada en una escala con 5 estrellas que alcanzar siendo la sexta la luna. Cada una de estas estrellas es un mundo con 4 niveles diferentes cada una. Las calles de la ciudad son el mapa intermedio donde también podremos recoger objetos para sumar metros de altura a nuestra titánica torre.

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Su apartado gráfico no ha querido separarse de lo que los Rayman Raving Rabbids nos mostraban. Pero claro, con esta nueva jugabilidad muy centrada en la exploración, su aspecto técnico ha mejorado sustancialmente, pues hay muchos puntos reseñables en lo referente a lo visual del juego. Iluminaciones dinámicas, reflejos en agua, superficies brillantes y cristales, y una estupenda física de particulas tras las explosiones merecen ser mencionadas al hablar de sus virtudes técnicas. El diseño de los escenarios es, por tanto, notable en casi todos los sentidos, algo que no se repite al hablar del modelado de los personajes, algo más simplón y descuidado pero igual de simpático.

No obstante, el look cartoon característico de la licencia vuelve a tener una presencia protagonista y opta por simplificar los niveles hasta límites plenamente humorísticos. Es decir, en ningún momento hay un nivel de detalle sorprendente o unas texturas envidiables. Todo parece sacado de una serie de dibujos animados, con la estética excéntrica que ello conlleva. Además, la crítica a nuestra aburrida, monótona y consumista sociedad humana actual está presente en todo el juego, también en la estética de los escenarios, por lo que recorreremos un centro comercial con gente dando vueltas sin sentido y comprando a lo tonto, unas oficinas con un montón de clones delante de pantallas y cada uno en su cubículo, o un parque con más ancianos protestones que niños.

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En cuanto a su apartado sonoro no tenemos más que alagos para Ubisoft Montpellier. El completo doblaje al castellano de las voces de los humanos acompaña perfectamente a ese espíritu crítico y sarcástico a la par que humorístico que nos acompañará durante toda la aventura. No decimos menos de la banda sonora y los efectos de sonido. Canciones conocidas de todos los tiempos e imnos de charanga graciosísimos amenizarán cada uno de los niveles del juego y las diversas zonas de cada uno de ellos, plagados de efectos de sonido desternillantes, entre los que brillan los inolvidables berridos de los conejos y las conversaciones insípidas de los humanos que encontremos en nuestro camino.

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Una de las ideas pilares del juego es que hay un Rabbid dentro de nuestro Wiimote, algo que afectará a la jugabilidad. El manejo es mediante Wiimando + Nunchuk pero que nadie se engañe: esto no lo hace complicado en ningún sentido. Es más, la categoría de casual vuelve a encajar a la perfección con esta nueva entrega de los Rabbids ya que sólo utilizaremos el botón A para acelerar el carro, el joystick para manejarlo y sus dos gatillos para algunas acciones poco habituales, como el botón C para sacar fotos (capturas) en cualquier momento de la partida.

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Esta sencillez de manejo hace que la mecánica jugable se haga rápidamente repetitiva y poco profunda para los más experimentados en videojuegos. Toda la aventura consiste en manejar el carrito de la compra a través de escenarios llenos de objetos que recoger. El no tener botón de salto (salvo que algún objeto nos lo permita) y que nuestros conejos sólo puedan realizar un único ataque (moviendo el Wiimote o el Nunchuk, como se prefiera) apoyan esta jugabilidad simplona y monótona cuando se llevan un par de horas de juego. Sólo su alocada presentación y los continuos gags introducidos en cada nivel mantienen el interés del jugador avanzado y, quizá, hasta del novato. Se le echa de menos algo más de variedad en el desarrollo, o un manejo más complejo.

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A esta repetición jugable se une una estructura algo encorsetada de los niveles y unos tiempos de carga abusivos a la par que, de nuevo, repetitivos. Para movernos entre fases, los conejos utilizan el alcantarillado de la ciudad. Viajan por las profundidades urbanas subidos en un colchón y haciendo todo el ruido posible con su alocada charanga particular. La idea al principio nos hará reír de lo lindo, pero cuando ya se ha visto la misma secuencia 25 veces, las dichosas alcantarillas empiezan a cansar. Además, este vídeo utilizado como tiempo de carga dura algo más de 15 segundos, por lo que acaba por aborrecerse. Varios vídeos distintos según la zona de la que salgamos y a la que vayamos le hubieran aportado un mejor acabado.

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La duración del juego es de unas 10 ó 12 horas, según lo meticulosos que seamos al recoger los objetos y si queremos acabarlo al 100% para desbloquear todos los extras de personalización posibles, lo que nos puede llevar hasta las 15 ó 20 horas. Y es que la caracterización de los conejos es otro de los puntos explotados por Ubi en este nuevo Rabbids. Podremos ponerles pegatinas, tatuajes, un pulpo en la cabeza, pintarlos con espray, engordarlos con una bombona de oxígeneo, atornillarles las orejas para estirar su cara, vendarles los ojos... y demás acciones algo bizarras para desfigurarlos o conseguir la apariencia que queramos, literalmente. Como de costumbre: locura, locura y más locura.

Estos personajes modificados por nosotros mismos pueden participar en concursos online creados cada varios días por su desarrolladora, algo así como el Canal Concursos de los Mii. De momento sólo ha habido un par de concursos, Estilo Libre y Rabbids de Halloween, pero ya hay previstos más. Estos concursos están abiertos para todos los jugadores en el Canal Rabbids, que se crea desde el juego y que nos permite compartir datos con todo el mundo a través de internet y sin necesidad del disco de juego. No obstante, este nuevo canal para nuestro Menú de Wii se nos ha antojado algo escueto, pues sólo tiene estos concursos (participar, ver los resultados de anteriores y votar) y un tablón de noticias relacionadas con el juego. Pocas opciones online para un título que podría haber dado mucho más de sí en este sentido.

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Llegando ya a su faceta multijugador ocurre un poco lo mismo. Sólo hay un modo de juego cooperativo para 2 jugadores y es algo parecido al que ya vimos en Super Mario Galaxy: una segunda persona con un segundo Wiimote nos ayuda a recoger objetos y combatir obstáculos y enemigos apuntando a la pantalla con un cursor e interactuando. Simplísimo y hasta decepcionante. Algún minijuego al estilo de los anteriores Raving Rabbids o juego online con la misma mecánica del carrito de la compra para utilizar más a fondo la Conexión Wi-Fi de Nintendo le hubieran sentado de maravilla.

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Volviendo a la jugabilidad pura del título, hay que señalar que pese a ser entretenido, no encontraremos en él ningún reto, pues su curva de dificultad es lenta y casi inexistente. Es cierto que a medida que avancemos altura en nuestra torre hacia la luna iremos aprendiendo nuevas habilidades y algunos retos nuevos en las fases, como zonas que se cierran tras un tiempo, pequeños puzzles, enemigos que derrotar con más de un golpe, objetos que se mueven rápidamente y son díficiles de atrapar, zonas de fuego o electricidad que no podremos tocar. Pero poco más, y no podemos hablar de que la experiencia jugable sea verdaderamente emocionante ni sobresaliente. Pero repetimos, el alocado sarcasmo, las situaciones e imágenes totalmente cómicas y deslenguadas, y las distintas reacciones de los conejos ante cada nueva zona y objeto que recoger consiguen mantener al jugador pegado a la pantalla y riendo como pocas veces hemos visto ante un juego de Wii.

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Lo Mejor:

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- Promete risas y excentricidad como ningún otro título actual.
- Sus apartados visual y sonoro, con doblaje incluido.
- Completarlo al 100% nos llevará un buen número de horas.

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7.5

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.