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Pro Basket Manager

Pro Basket Manager

Buena temporada sin entrar en el play-off

Después de años de sequía en búsqueda de un buen juego de gestión baloncestística, U-Play Studios nos trae su opera prima tras escuchar atentamente las peticiones de los usuarios. El resultado es un simulador convincente pero con amplio campo para la mejoría...

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Si 'Los Sims' satisfacen la vieja tendencia voyeur que existe dentro de cada uno de nosotros y 'Black & White' cumple nuestros deseos de convertirnos en una auténtica divinidad para hacer y deshacer a nuestro antojo, se podría decir que los simuladores de gestión deportiva como Pro Basket Manager vienen a ser una especie de mezcla, si se permite la licencia, porque tan pronto nos permite pormenorizar cada uno de los minúsculos detalles como observar sus resultados a modo de simple espectador.

Casi cualquier aficionado a los videojuegos que ronde la treintena por arriba o por abajo y que no haya estado en un congelador los últimos 15 años, en algún momento de su vida se habrá visto medianamente enganchado a uno de estos juegos que, es deber decirlo, popularizó la hoy desaparecida Dinamic con su PC Fútbol, que por mucho que el deporte del balompié no fuera el primero que dispusiera de simulador propio, sí en cambio atrajo al mayor número de seguidores.

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Era pura lógica dada la situación de España y el fútbol, con el que por lo visto el simple hecho de ser español ya hace que se le considere a uno en situación de mercado informado. En cualquier caso, tanto en uno como en su homólogo baloncestístico, el objetivo era el mismo: ejecutar tanto control sobre un equipo como quisiéramos, desde la organización administrativa pura y dura hasta, incluso, la dirección deportiva. En algunos casos incluso hasta se podía manejar a los jugadores en el terreno de juego.

Esta última faceta, sin lugar a dudas la que más trabajo requiere de programación para estar a la altura de los títulos que se dedican exclusivamente a ello, era nefasta en la mayor parte de los casos y ‘simpática' en el mejor de ellos. Casi todo el mundo recuerda aquellos jocosos comentarios de Lama y González que, en realidad, eran el casi único aliciente que tenía jugar manualmente los partidos o visionarlos. Los que habían comprado el juego por lo que realmente ofrecía, simplemente los simulaban.

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La gente de U-Play Studios nos presenta su opera prima, Pro Basket Manager, que acertadamente viene a rellenar un hueco que en la actualidad existe gracias al fiasco de otros productos como FIBA Basketball Manager o ACB Total, siendo este último incluso mejor que el primero (que ya es decir). Casi 10 años después de la desaparición de la franquicia PCBasket, se podría decir que ha aparecido su sucesor espiritual, a pesar de que el producto aún esté lejos de ser perfecto.

Nos encontramos ante un título que, sin ser un Football Manager en cuanto a profundidad u opciones, sin embargo sí es muy asequible para todos los públicos y dispone del suficiente jugo como para enganchar a los fans de este tipo de juegos, que llevan pidiendo un simulador de baloncesto digno hace siglos. El jugador más exigente le encontrará algunas carencias, está claro, pero no se le puede negar una gran virtud comúnmente olvidada en los videojuegos: entretiene. Y eso no es poco.

Gráficos y sonido
Tal vez uno de los puntos donde más flaquea el simulador de U-Play Studios sea precisamente en el aspecto técnico; a nivel gráfico puede decirse que Pro Basket Manager es funcional en el mejor de los casos. Tampoco se necesitan grandes alardes en este sentido en un género de este tipo, pero la realidad es que la estructura de los menús y de todo el contenido en general se presenta de forma bastante austera, con pantallas en 2D que en ocasiones dan la sensación de encontrarnos ante una hoja de cálculo a color e interactiva.

Incluso siendo un programa que no vive de la presentación (y desde luego que sin contar con el presupuesto de las grandes multinacionales), se agradecería un mayor trabajo en este aspecto. Es cierto que durante los partidos los iconos sobresalen al pasar el ratón por encima de ellos, pero nada te incita a pulsarlos. De hecho, a simple vista, uno no sabe qué parte de la pantalla es susceptible a pulsarse y cuál no. No es de vital importancia, pero sí un detalle a mejorar.

Dado que Pro Basket Manager no permite jugar partidos al modo convencional de otros títulos de baloncesto (algo que ampliaremos luego), no existe la oportunidad de hablar de modelados 3D o de la física. Aunque el juego distingue entre un modo de ver los partidos 2D y 3D, esto podría confundir a algún despistado pues solamente se refiere al modo en el que se nos van representando los resultados, ya que en ningún momento ejerceremos un control directo sobre los jugadores.

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La disposición de los elementos en pantalla es correcta, especialmente en la pantalla principal con cuatro grandes grupos de accesos directos a las funciones más importantes del juego. Al acceder a las plantillas y demás, la foto tipo carné - si está disponible, la mayoría sí lo están - aparecerá junto al nombre del jugador y también podremos pre-visualizar algunos cambios que podamos hacer en el estadio o en sus equipamientos.

En lo que respecta al audio, nuevamente reina la austeridad. La canción del vídeo inicial es la única que oiremos durante el juego ya que la melodía que acompaña el menú de inicio es un bucle de menos de un minuto altamente cargante que, por si fuera poco, persigue al jugador hasta 20 segundos después de haber salido al escritorio. Tampoco hay efectos de sonido algunos, más que los de clickar o pasar el ratón por encima de los iconos. De nuevo, aunque esto no es estrictamente lo más importante, sí redunda en la calidad global del producto que flaquea en este aspecto.

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Para los comentarios de los partidos, que como hemos dicho pueden seguirse sus representaciones gráficas en dos o tres dimensiones pero también en modo texto, se ha contado con la colaboración de López Iturriaga; si uno decide contemplar los partidos, generalmente a máxima velocidad, los comentarios no se ajustan a lo que sucede realmente pero por lo menos Juanma cae simpático, que no es poco. Sin embargo, jugar toda una temporada así puede hacernos odiar al ex-jugador del Real Madrid sin que tenga la culpa; por todo ello y dado que el corazón de la experiencia de juego no se ve afectado, es recomendable desactivar todo el sonido.

Jugabilidad
Los juegos de gestión deportiva no son del tipo que gustan a todo el mundo y suelen polarizar las opiniones al respecto. Son como la estrategia por turnos, los simuladores de vuelo o similares: si gustan, lo hacen mucho. Y si no, causan gran indiferencia. En cualquier caso, se destinan a aquellos usuarios que agradecen poder mantener cierto control sobre todo lo que refiere a un club de baloncesto y con Pro Basket Manager esa sensación muchas veces se siente.

Para empezar, podemos escoger cualquiera de las 32 ligas jugables disponibles. Son muchas más de las que la mayoría ha visto en su vida; solamente en lo que se refiere a la española, se puede coger un equipo de la ACB - lógicamente - pero también de las divisiones LEB e incluso de la liga EBA. Eso significa que podremos manejar seguramente a ese equipo que juega muy cerca de casa de cada uno de nosotros. Y si esos equipos tienen filiales júnior, también están incluidos. Esto, si la memoria no nos falla, es la primera vez que se incorpora a un manager de baloncesto.

La gestión del club incluye la mayor parte de los elementos que uno pueda imaginar: desde la contratación de los empleados que nos acompañarán en nuestra aventura (entrenadores, delegados, psicólogo, médico, entrenador de júniors, ojeador, etc.) hasta la administración propiamente dicha de las instalaciones: vestuarios, marcador, gradas, precio de las entradas y los abonos, parkings, publicidad diversa, sponsors principales, derechos de televisión...

Es posible incluso determinar cierto nivel de automatismo en el control de las finanzas o que tus jugadores puedan recibir ofertas de la NBA, decidir si los jugadores envejecen y se retiran tras largos años en el club... y por supuesto fichar, despedir, ceder o traspasar a jugadores, subir otros al primer equipo, personalizar los entrenamientos (esto también puede automatizarse), organizar el stage de pretemporada con sus partidos amistoso, primar a los jugadores según sus objetivos y un largo etcétera.

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A nivel de gestión de partido, el control es ciertamente menor aunque se le puede sacar jugo cuando se le coge el truquillo. Por un lado y mientras el reloj avanza podemos escoger los cambios a realizar, la defensa que hacer o incluso escoger el porcentaje de tiro exterior e interior de los jugadores; también podemos solicitar tiempos muertos, decidir quién hará falta defensiva, priorizar un lanzamiento de tres puntos o pedir mayor agresividad en la pista.

El tema del 'juego' en sí es tal vez lo más decepcionante; no porque no incluya un modo de juego 'de verdad' sino porque el que hay no está bien resuelto. Intentaremos explicar lo que sucede, imaginando por un momento que uno se queda delante de la pantalla observando el juego en tiempo real: en una maqueta del campo (2D ó 3D) van apareciendo símbolos: cruces para los tiros fallados, círculos para los encestados... mientras la cámara se mueve de un lado a otro. Jugadores no se ve a ninguno, solamente de vez en cuando aparecen símbolos por el suelo.

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Uno tiene una extraña sensación al hacer esto, mientras escuchamos a Iturriaga de fondo que nos narra la jugada... que no vemos. A veces nos la podemos imaginar ('Cómo ha podido fallar esa bandeja!!'), otras veces uno tiende a mirar hacia atrás, en busca de la cámara oculta. Viene a ser como escuchar un partido de tenis por la radio: se oyen solamente pelotazos de un lado a otro que no sirven para nada. El baloncesto es algo muy visual y su recreación debería ser algo más que esto... o no haber nada, porque al ponerlo nos vemos obligados a juzgarlo y lamentablemente no podemos valorarlo bien.

Teóricamente sí debería ser útil, para poder reposicionar tu defensa en función de los lugares de donde mete balones el contrario, a la práctica no encontramos mucha diferencia entre hacerlo o no hacerlo. Por otra parte, no hemos encontrado la forma de simular el partido completo: hay que simular cuarto a cuarto, lo que resulta incomprensible. Debería podernos dejar escoger si simular cuarto a cuarto o el partido completo, pero no nos lo permite.

Una de las quejas más grandes que se le puede hacer a Pro Basket Manager proviene de algo que apuntábamos antes: si bien la disposición de lo que vemos es relativamente intuitiva, no resulta para nada amigable. Por ejemplo, al navegar por determinados menús desplegables (pongamos la lista de jugadores a fichar), las barras de desplazamiento son incómodas y resulta engorroso observar la lista entera. Lo mismo sucede con algunos iconos, que no favorecen para nada el micro-manejo, que debería ser el principal objetivo del juego.

Esto es especialmente sangrante porque el juego es, mayormente, una gigantesca base de datos de casi todo lo que puede relacionarse con el baloncesto. Buena parte de esa información está accesible desde el mismo menú de inicio, aunque sorprende que no se haya incluido un buscador al respecto que serviría una doble función: por un lado, favorecer nuestra labor de mánager. Por otro, aprender de baloncesto. Por ejemplo: ¿Cuál es el escolta mejor valorado de las 32 ligas que se licencian? ¿El base más bajo? ¿El que más puntos mete?

Otra cosa con la que no estuvimos de acuerdo durante las distintas pruebas que hicimos fue con la aleatoriedad con la que se suceden las cosas durante los partidos: 8 robos de balón seguidos, un EBA ganando a un ACB de 7 puntos sin despeinarse, 11 faltas en todo un partido (4 de ellas por un mismo jugador, en agresividad media)... en definitiva, pequeños detalles de testeo que seguramente podrían corregirse con un pequeño parche. También echamos de menos un multijugador un poco más completo, más allá del modo local para dos jugadores.

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7

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.