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Overgrowth

Overgrowth

Análisis de Overgrowth

Nueve años hace desde que Wolfire Games empezara a desarrollar Overgrowth. Algunos recordamos aquellos vídeos que empezó a hacer su desarrollador principal cuando muchos éramos aún adolescentes y hemos crecido hasta ser adultos ahora que por fin ha salido a la venta oficialmente. Es indudable que Overgrowth es un proyecto único y colosal, pero ¿es también un buen juego?

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Nueve años es mucho tiempo para desarrollar un videojuego. The Last Guardian o Duke Nukem Forever u Owlboy formaban hasta hace poco ese exclusivo “club de la casi-década de desarrollo” al que hoy se une Overgrowth. Wolfire Games, el estudio responsable del mismo, no solo ha sido extremadamente innovador en su desarrollo sino que ha repercutido enormemente en la industria a través de dos de sus antiguos empleados que dejaron la compañía para fundar la archiconocida Humble Bundle. 

A lo largo de estos nueve años, Overgrowth ha sido un ejemplo de desarrollo para otros títulos y la filosofía de su creador se ha ido propagando por la industria. Ya en 2007 David Rosen, diseñador jefe del juego, colgaba vídeos en las redes donde explicaba los distintos aspectos del desarrollo de la secuela a su juego de lucha antropomórfica Lugaru. En ellos detallaba las minucias de crear tu propio motor para potenciar tu juego, tu propio sistema de animaciones procedurales e incluso tu propio editor para que otros puedan añadir sus propias creaciones a la tuya. Para un proyecto individual (al que más adelante si se añadiría un equipo de desarrollo completo) Overgrowth es un logro colosal, una increíble proeza del desarrollo de videojuegos que estoy seguro otros desarrolladores contemplan como una Ilíada. Pero no estamos aquí para describir el mérito técnico de un juego sino su calidad como tal y es ahí donde Overgrowth deja de sobresalir.

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El fin de una larga espera

Nuestro primer encontronazo con el juego dejó mucho que desear. Al parecer el juego a veces requiere un reinicio del ordenador tras instalarlo para correr bien, pero sin ningún tipo de advertencia al respecto simplemente pensamos atribuirlo a una malísima optimización. Afortunadamente los desarrolladores son bastante activos en los foros de Steam y tras apenas unas horas recibimos la sugerencia de reiniciarlo de sus desarrolladores. Punto a su favor.

Solucionado este primer escollo nos metemos en la campaña de Lugaru, una remasterización de la campaña de ese primer juego que inspiro a Overgrowth. Así, nos encontramos con un pequeño mapa en el que corretear como el conejo protagonista (que yo sepa es el único personaje que puede encarnar el jugador), hablar con sus compañeros y eventualmente repartir tortas. Todos los seres del juego son versiones bipedales de animales ejecutadas con bastante sobriedad y poca personalidad y todas las conversaciones transcurren a través de diálogos sin doblar en vídeos predeterminados. 

Esta primera campaña deja mucho que desear, lo cual no es de extrañar teniendo en cuenta que originalmente salió allá por 2005. Los mapas son pequeños, poco interactivos y los enemigos poco variados y mal repartidos. Nuestra labor se puede resumir en abofetear, empalar o rajar a diversas criaturas en nuestro camino hacia un objetivo que ya he olvidado desde que la completé hace unos días. En resumen, esta primera campaña no es memorable en absoluto y podéis saltárosla sin remordimientos.

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La campaña de Overgrowth es algo mejor. A pesar de que el juego lleva, eso, nueve años en desarrollo abierto, esta campaña salió poco antes de una semana antes que el juego mismo. Al contrario que en Lugaru aquí podemos encontrar ya escenarios mucho más amplios, situaciones más diversas y un elenco de enemigos más variado. Desafortunadamente seguiremos dedicándonos principalmente al combate y las plataformas, con una opción poco resultona de ser sigilosos esta vez. La historia, que es algo así como Gladiator con conejos, deja bastante que desear en su ejecución pero tiene sus momentos. 

Combate pasable

La jugabilidad de Overgrowth es extremadamente simple, a pesar de la tremenda cantidad de trabajo que ha llevado hacerla realidad. Nuestro conejo protagonista es capaz de asaltar desde el sigilo, propinar palizas, rodar por el suelo, usar una amplia variedad de armas y moverse con total agilidad por el entorno. En todo momento se puede apreciar que este es el trabajo de un estudio muy pequeño con muchas limitaciones y las animaciones, aunque no carentes de encanto, están francamente poco pulidas. El sistema de combate se basa enteramente en las animaciones generadas por el propio ordenador y eso hace que el resultado final pierda en encanto y calidad. El combate es rápido y certero, reminiscente de aquel Bushido Blade de antaño, pero carece del refinamiento y la calidad de este mismo. El sistema de combate de Overgrowth tiene una complejidad que la precisión de sus controles no permite.

Eso no significa que no haya donde divertirse aquí. Aunque no sean perfectas las animaciones procedurales del título consiguieron sacarme más de una carcajada. Las peleas individuales son rapidas y emocionantes como pocos otros juegos y hay que encomendar la falta de interfaz jugable que apenas perjudica al título (tanto tu como tus enemigos morís en tan pocos golpes que no serviría de mucho una barra de salud). La inteligencia artificial tiene algunos detalles sorprendentes e incluso innovadores y la primera vez que un perro enemigo coja vuestra espada en el aire saltaréis de vuestros asientos. La decimoquinta en el mismo nivel, quizás ya no.

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Gráficamente el juego cuenta con algunos efectos bien realizados en determinados niveles de la campaña y, para ser un título tridimensional creado mayoritariamente por una sola persona, el título no es del todo feo. Las texturas dejan que desear y en uno de los niveles el suelo se volvió reflectante como si del trasero de Robocop se tratara, uno de muchos glitches y bugs que tiene el juego. Las localizaciones y escenarios cuentan con unas amplias dimensiones pero están patentemente vacías y carentes de detalles. El apartado sonoro cuenta con una banda sonora aceptable y una ausencia total de doblaje en cualquier idioma.

Técnicamente tras ese primer traspiés que hemos comentado el juego corrió sin problema alguno a 60 fotogramas por segundo. Desafortunadamente eso no impidió que nos topásemos con una gran cantidad de errores, bugs, glitches e incluso un puñado de crashes totales que nos dejaron atónitos. Overgrowth no está terminado, a pesar de lo que sus nueve años de desarrollo puedan indicar. En apenas tres horas que duran las dos campañas disponibles no debería quedarse colgado al menos cinco veces. Una de ellas, cabe añadir, fue nada más completar la última misión del juego y antes de que el juego guardase que lo habíamos hecho. Afortunadamente los parches están llegando con cierta celeridad pero dada la cantidad de problemas técnicos Wolfire Games aún tiene un largo camino que recorrer.

5

Mejorable

Puede tener elementos aceptables y entretener, pero en general es una experiencia que no dejará huella. Sólo recomendable en caso de sequía de este género de juegos.