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Mutant Year Zero: Road to Eden

Mutant Year Zero: Road to Eden

  • PlataformaPC8PS48NSWXBO8
  • GéneroEstrategia
  • DesarrolladorThe Bearded Ladies
  • Lanzamiento04/12/2018 (PC, PS4, XBO)25/06/2019 (NSW)
  • TextoEspañol
  • VocesInglés
  • EditorFuncom

Exigente y gratificante

Mutant Year Zero: Road to Eden, análisis

La opera prima del estudio sueco The Bearded Ladies nos sumerge en un satisfactorio título de estrategia táctica por turnos en un mundo post-apocalíptico con mucha personalidad.

Actualizado a

Por Sergio Gómez - @sirsergioser

Un cerdo, un pato y otros mutantes antropomórficos entran a un bar con una boombox clásica y después se van a un gélido páramo post apocalíptico en la búsqueda de chatarra para sobrevivir. No es un chiste ni una fábula, sino una de las situaciones premisa de Mutant Year Zero: Road to Eden, el primer título del estudio sueco The Bearded Ladies. Una obra que apuesta por la estrategia táctica por turnos que abraza lo visto en la saga XCOM y la rodea con una ambientación y mecánicas propias para crear una idiosincrasia única.

Con unas mecánicas sólidas a nivel jugable y una atmósfera muy lograda, Mutant Year Zero: Road to Eden se mimetiza con sus protagonistas para mutar como juego y crear una obra satisfactoria y atractiva que se diferencia de otras similares en el género gracias a que integra elementos de exploración, sigilo y RPG. Unos añadidos que lo convierten en una experiencia muy completa.

Un mundo post-apocalíptico con personalidad

El primer elemento que llama la atención de Mutant Year Zero: Road to Eden son sus protagonistas, los dos personajes mutantes con los que se inicia la aventura (y a los que se unirán más durante el transcurso de la misma): Bormin y Dux. Un jabalí y un pato antropomórficos. Su presencia deja claro que estamos en un mundo diferente y en cuanto nos adentremos en él descubrimos lo que ha ocurrido. Una distopía utópica por lo bien reflejada que está. La humanidad fue arrasada a consecuencia de una guerra nuclear, una epidemia y el deshielo. El único reducto de civilización es El Arca y al resto se le conoce como La Zona, un área hostil llena de peligros. Nuestros protagonistas son merodeadores y gracias a su condición de mutantes han desarrollado habilidades especiales que les convierte en sujetos idóneos para buscar suministros en La Zona.

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Es en La Zona donde el jugador puede conocer más del mundo en el que se encuentra y del que quedó atrás. La exploración, mecánica clave del título, permite el desplazamiento en tiempo real por los diferentes escenarios. En ellos podemos presenciar el legado de las catástrofes ocurridas: edificios cubiertos de vegetación, helicópteros estrellados, coches sepultados, tiendas de campaña de supervivientes con cadáveres junto a ellas… En ocasiones los personajes dialogarán explicando lo que sienten al llegar a un área nueva o podremos interactuar con diferentes elementos del entorno, así como leer notas.

Los objetos que encontremos como armas o armaduras ofrecen descripciones con las que conocer más de este mundo. Por ejemplo, los artefactos de los Antiguos (como se conoce a los humanos que poblaban el planeta antes de la catástrofe) destilan mucha originalidad y humor en sus descripciones por la incomprensión hacia los mismos por parte de los protagonistas del juego. Así, lo que para el jugador sería una boombox (o radio-cassete), para ellos es un extraño artilugio que tiene una bomba en su interior y explotará si se pulsa el botón rojo que posee.

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Mecánicas sólidas al servicio de la exigencia

Si Dark Souls ha contribuido a popularizar un género conocido como el soulslike, XCOM hizo lo mismo con Enemy Unknown, a una escala menor en los últimos años, con los títulos de estrategia táctica por turnos. Fruto de esto han llegado propuestas que bebían de dicha franquicia. Entre ellas encontramos el aclamado Mario + Rabbids Kingdom Battle de Switch o el menos destacado Hard West de PC. Mutant Year Zero: Road to Eden se suma a estos y lo hace aceptando y mostrándose orgulloso de su referencia principal y potenciándola para saber diferenciarse de otras propuestas.

El combate es la mecánica central y resolutiva en la historia de Mutant Year Zero: Road to Eden y The Bearded Ladies ha optado por seguir el estilo de XCOM, cogiendo elementos de este como un HUD más que reconocible, pero dejando muy claras las particularidades que han añadido para diferenciarse como si se trataron de alelos mutados: la exploración, el sigilo, la progresión de RPG y la ya citada ambientación.

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Muévete

En Mutant Year Zero: Road to Eden, el desplazamiento es en tiempo real hasta que llegamos a la hora del combate y esto es lo que nos permite movernos por los escenarios libremente para explorarlos en la búsqueda de chatarra (funciona a modo de dinero y está limitado), partes de armas (necesarias para mejorar las armas) y antiguos artefactos, así como para conocer más de ellos como se mencionaba en el epígrafe anterior.

Son los jugadores quienes deciden cómo moverse por cada escenario y quienes avanzan por el mismo para acudir al siguiente tras un breve tiempo de carga. Hay un mapa global que nos informa de donde nos encontramos y existe la posibilidad de viajar rápido una vez hemos visitado dicha área. Así podemos tomar un papel activo recorriendo cada zona, buscando objetos y chatarra dispersa y observando los detalles que nos permiten conocer más de su mundo.

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No en vano, la exploración sobre todo sirve a un propósito estratégico de cara a abordar los encontronazos con enemigos. Moverse permite esquivar enfrentamientos contra unidades más poderosas, así como posicionarse para abordar cada batalla desde un lugar favorable. Tomar una cobertura, rodear al enemigo abatir o cazar a los rezagados son acciones fundamentales.

La cautela apremia

El sigilo gana mucho protagonismo para emboscar a los enemigos apartados de un grupo sin alertar al resto haciendo uso de armas sigilosas. Y es que no es lo mismo abordar una escaramuza contra cinco enemigos que hacerlo contra tres o cuatro si previamente hemos acabado con los despistados. Por ello es importante explorar el escenario y analizar las diferentes posibilidades que tenemos. ¿Posicionarnos para tomar una cobertura, descargar todos nuestros ataques sigilosos contra un enemigo débil al descubierto o tratar de abatir primero al más poderoso sin importar hacer ruido? El desplazamiento en sigilo nos permite trazar nuestro plan. Para ello hay que apagar la linterna de nuestros protagonistas, de manera que los rivales tengan menos rango de visión y podamos sortearlos. Así, la mecánica de sigilo se integra muy bien con la idea de que La Zona es un área hostil y peligrosa en el que hay que andar con cuidado.

El principal problema que tiene este sistema es que se antoja algo limitado a nivel de interacción pues básicamente solo consiste en apagar una linterna, esquivar el círculo de visión del enemigo y tomar o avanzar posiciones. Y más allá de tender emboscadas solo sirve para evitar enfrentamientos puntuales, algo que realmente puede ser contraproducente ya que se deja de ganar experiencia.

Virtuoso y exigente en las refriegas

Cuando el sigilo falla es el momento de entrar al combate por turnos y más vale estar posicionado en una cobertura y con visión hacia los enemigos. Es en estos momentos cuando brilla el juego. Una situación que parecía estar controlada puede llegar a tornarse en un caos si no hemos explorado y eliminado a los rezagados o si hay un grupo colindante que puedan escuchar nuestros disparos y venir a por nosotros. Lo que creíamos que era un tres contra tres puede acabar tornándose en un tres contra seis que termine siendo una derrota total o una épica victoria.

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El sistema de combate toma prestado muchos elementos de XCOM: Enemy Unknown tanto en la interfaz que deja clara toda la información fundamental a simple vista como en las mecánicas de cobertura. Quienes probaron el título de Firaxis podrán reconocerlas. Los datos que tenemos en pantalla son clave para elaborar una estrategia pues hay muchos factores a tener en cuenta para determinar la estrategia a seguir. Hay enemigos que pueden cargar contra nosotros y noquearnos, francotiradores que esperarán en guardia para dispararnos al mínimo movimiento, otros que alertarán a otras unidades, robots que reviven a otras unidades o una especie de mutantes que pueden hacer control mental o lanzar rayos. Algunos estarán en las alturas, otros tras una cobertura… En base a ello nos interesará más usar determinadas armas, incorporarles modificaciones especificaciones o hacer uso de las habilidades concretas de X personaje. Un sistema muy sólido que premia al jugador que estudia sus posibilidades.

Obviar alguno de estos factores puede llevarnos al fracaso o a superar un combate con una importante pérdida de salud, algo que nos interesa poco por la limitación de chatarra que hay y el coste de los botiquines. Y es que la sensación de supervivencia en un mundo hostil se logra en parte a esta capacidad de hacernos sentir que es difícil obtener medicinas por lo caras que resultan, la poca frecuencia con la que se encuentran en el escenario y la dificultad de los combates. Esto es un mundo desaprensivo. Cabe destacar que cuando un personaje muere en un combate, tendremos varios turnos para curarle y que vuelva a la batalla. De no hacerlo caerá y si salimos victoriosos, al final del enfrentamiento, volverá a la vida. Si caen los tres mutantes durante la contienda, el letrero de Game Over aparecerá. De hecho, conforme el juego avanza y entramos en su dinámica, las refriegas se vuelven mucho más cruentas, momento en el que hay que sacar el estratega que tenemos dentro si queremos salir victoriosos. Es entonces cuando el título resulta muy satisfactorio. Podemos liarnos a tiros desde nuestra posición, asaltar a los enemigos para flanquearles teniendo así más posibilidades de impactar, ocultarnos para hacer un disparo crítico, lanzar granadas para romper coberturas e incluso hacer que caigan enemigos de superficies elevadas, atrincherarnos para protegernos, controlar mentalmente a un soldado, bloquear la visión enemiga con bombas de humo… las posibilidades son muchas.

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La dificultad es, precisamente, uno de los apartados en los que hay que hacer hincapié en Mutant Year Zero: Road to Eden. Este es un factor que ayuda a la inmersión en su ambientación. Estamos en un mundo devastado, la supervivencia no es fácil y hay más elementos hostiles que amigos, por ende, la vida no es fácil y hay que andar con cuidado. Así, el título quiere que se planifiquen los combates y la gestión de los recursos.

Al comienzo nos permite elegir 3 dificultades: normal, difícil y apocalíptico. La que el juego recomienda como un punto intermedio es la difícil, creada para los usuarios con algo de experiencia en el género y la escogida para realizar este análisis. También existe una modalidad conocida como Mutante de Hierro (en homenaje a XCOM) en la que hay muerte permanente y no se puede guardar partida, elementos que hacen considerablemente más dura la aventura.

Y es que una de los contras de este título viene derivado de dicha dificultad. Debido a la exigencia de sus combates es fácil morir y tener que cargar una partida anterior. Esto puede llevar a entrar en una dinámica de guardar y cargar para superar determinados enfrentamientos, hecho que puede acabar sintiéndose como obstáculo de cara a la inmersión.

Aderezo rolero

Todas sus variables estratégicas, además, se ven reforzadas por los elementos de RPG que posee en relación a las habilidades, la progresión y el equipo. Al comienzo, los únicos personajes con los que contamos son Bormin y Dux. El primero, por ejemplo, es capaz de convertirse en un tanque con mucha vida y la capacidad de endurecer su piel para volverse invulnerable para así atraer a los enemigos hacia él o bien hacer de él un asaltante capaz de flanquear a los enemigos rápidamente para noquearles y rematarles con un tiro doble. El segundo, en cambio, es más útil buscando las alturas para hacer disparos críticos, apostando por las largas distancias y el estar oculto. Posteriormente se desbloquean más personajes hasta tener un total de cinco y cada uno posee con diferentes habilidades. No obstante, algunas de ellas llegan a repetirse, un aspecto donde se echa en falta una mayor variedad teniendo en cuenta la cantidad de sujetos controlables que hay.

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Este tipo de habilidades se desbloquean conforme los personajes obtienen experiencia tras los combates y suben niveles. Cada uno de ellos podrá tener activada una mutación pasiva, una leve y una grave, las cuales se pueden cambiar en cualquier momento fuera del combate. A la hora de los enfrentamientos, podremos usarlas y para recargarlas tendremos que matar enemigos. Las leves requieren de dos bajas, mientras que las graves, de tres. Esto añade una capa más de complejidad a las contiendas, pues en determinadas ocasiones quizás queramos matar a un enemigo en el turno de un personaje para que así otro tenga disponible una habilidad específica para usarla en el suyo.

Otro de los aspectos estratégicos y roleros es la gestión del equipo. Los personajes podrán equiparse armaduras, cascos, armas y granadas. Cada una de ellas tiene sus propios atributos y las hace especiales y diferentes, siendo las armas lo que da más juego. Entre estas podremos encontrar pistolas, escopetas o fusiles, entre otras, y todas ellas podrán ser mejoradas con piezas que se pueden conseguir en el mapa, en el botín que dejan los enemigos o rompiendo algunas que no queramos utilizar. También se pueden especializar con accesorios que nos permiten mejorar la posibilidad de hacer un disparo crítico, el alcance de tiro e incluso tener la posibilidad de quemar a un enemigo o aturdir a una unidad robótica.

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El título, entre otros de sus componentes roleros, nos permite además explorar otras zonas del mapa para ganar nivel, encontrar mejor equipamiento y conseguir artefactos que intercambiar por unas habilidades únicas que podemos obtener en El Arca.

Con todo lo aquí expuesto, Mutant Year Zero: Road to Eden construye un sistema en el que nos invita a ser afanosos explorando sus escenarios, observando el terreno de batalla, maniobrando y ubicando a nuestro escuadrón, equipando las armas y habilidades adecuadas, emboscando a los enemigos rezagados y yendo a la batalla para salir victoriosos.

Trama sencilla que va a más

Con una ambientación y unas mecánicas jugables más que notables, Mutant Year Zero: Road to Eden languidece ligeramente en la historia que plantea y en el desarrollo de sus personajes. Su premisa es simple: Hay que encontrar a un merodeador de El Arca que ha desaparecido y del que poco sabe el jugador. Así comienzan su aventura Bormin y Dux, dos personajes que resultan carismáticos y de los que podremos conocer más a base de interactuar con el entorno y de algunas secuencias cinemáticas que aparecen con imágenes fijas y texto sobre ellas. No obstante, la trama principal no logra crear un hilo conductor fuerte hasta el último tercio final, momento en el que aparecen ciertas incógnitas que invitan a querer saber más, así como los enfrentamientos más desafiantes y satisfactorios de realizar. Hasta entonces, es su ambientación y el gusto por descubrir nuevos entornos y retos lo que nos lleva a visitar los escenarios principales y las bifurcaciones que podemos tomar para ganar experiencia, mejorar nuestro equipo. Así crea una historia que puede llegar a durar entre 15 y 20 horas de duración y que ofrece poca rejugabilidad. Más allá de probar el modo Mutante de Hiero o una dificultad superior para superar sus retos, el título no permite explorar otro final o buscar áreas nuevas o secretos que no hubiéramos visto ya en las zonas principales o en las áreas opcionales.

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Respecto a los personajes, los que se unen a nuestro escuadrón durante la aventura no resultan tan atractivos como Bormin y Dux y terminan sintiéndose como herramientas que utilizamos en función de las necesidades de cada combate en lugar de sujetos. De hecho, algunos de ellos no pronuncian palabra alguna en las cinemáticas estáticas y no aparecen en ninguna hasta el final.

En El Arca, nuestro refugio principal podemos visitar al Anciano, líder de los supervivientes que aquí habitan y artífice de esta misión. Este último nos aportará información sobre el mundo y sobre nuestra tarea cuando acudimos a él tras avanzar en la trama. Además, en esta guarida, podemos acceder a otras tres donde podemos obtener nuevas habilidades, comprar y mejorar equipamiento y conseguir otros suministros. Los dueños de dichos establecimientos también tienen algo que decirnos de vez en cuando sobre el universo, pero es más información contextual que un aliciente sobre la trama.

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Notable a nivel técnico pero con carencias

Uno de los aspectos más llamativos del juego de The Bearded Ladies es el apartado gráfico que contribuye a que su mundo tenga un acabado muy pulido. No es nada revolucionario pero cumple con solvencia y gracias a él es posible discernir los múltiples detalles que hay en sus escenarios que permiten apreciar su narrativa ambiental o los diversos efectos visuales que aparecen en pantalla durante los combates. Todo fluye de manera natural, aunque al cambiar de área del mapa, el título experimenta un par de segundos con bajadas de rendimiento que se traduce en ralentizaciones y en cortes de sonido. También cabe reseñar un hecho puntual que sufrimos a mitad del juego. Tras entrar a una zona nueva y volver a la anterior, el título se cerró. Al iniciar nuevamente, los datos de autoguardado se habían dañado, pero pudimos continuar la partida con el guardado manual que había realizado 5 minutos antes. Un error que, aunque solo nos ocurrió una vez, pudo habernos llevado a una desagradable sorpresa sin arreglo.

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A nivel de audio, presenta una amplia variedad de sonidos tanto para las pisadas de los personajes en diferentes terrenos como para las diversas armas que podemos utilizar, reconocibles entre sí gracias a ello. Las voces de sus personajes, en inglés y subtituladas al castellano, nos acompañan a lo largo de la aventura, escuchándose en momentos puntuales cuando debemos saber algo trascendente de la historia. La banda sonora cuenta con varios temas que contribuyen a crear una atmósfera de tensión y desconocimiento ante los siguientes pasos que vamos a dar. En la recta final, aparecen algunos que destacan por potenciar esta sensación de thriller ante los descubrimientos que realizamos.

Mutant Year Zero: Road to Eden juega sobre seguro y va de frente. Como si se tratara de un plato de cocina tradicional, utiliza unos ingredientes cuyos sabores ya se conocen en el paladar y tienen garantizada una amplia aceptación. Lo modifica levemente abrazando sus reconocidas virtudes y lo hace único con su propio aderezo y un punto de cocción distinto. No reinventa ni deconstruye nada, así como no se distrae con florituras pretenciosa, pero el loable esfuerzo realizado para hacer algo diferente deja un buen sabor de boca gracias a una base sólida y consistente. Un disfrute y una experiencia para el aquí y el ahora que deja con ganas de más. No porque sepa a poco o no sacie, sino porque su premisa no empalaga y alcanza cotas de gran calidad en el regusto final que demuestra que hay tablas para ir a más.

Conclusión

La obra de The Bearded Ladies es un título muy sólido. Es exigente y demanda planificación, estrategia y táctica para así gratificar al jugador cuando comprende cómo funciona y se adapta cognitivamente a la premisa. Elegir a los integrantes adecuados, equiparse las armas necesarias y plantear una ofensiva son acciones que llevan al éxito y terminan siendo muy satisfactorias. Así, con una base de juego conocida, sencilla y profunda, el estudio sueco no demuestra bisoñez y la fortifica con una potente ambientación, elementos de sigilo y de RPG y una dificultad ajustada para atraer por su idiosincrasia y sorpresas a veteranos y a novicios del género. Todo ello para configurar una grata obra que, aún con margen de mejora para ser más redonda en términos argumentales y de variedad, invita a pensar en una futura expansión o segunda entrega que permita seguir explorando su hostil mundo post-apocalíptico. Un título que demuestra que, al igual que sus protagonistas, sus 'mutaciones' en forma de mecánicas le convierten en algo especial y atractivo.

Lo mejor

  • La ambientación le da un cariz diferenciador y mucha personalidad
  • Las mecánicas de combate exigen un aprendizaje y acaban gratificando al jugador
  • El sigilo y los elementos de RPG aportan variedad a los enfrentamientos y están integrados en su narrativa
  • El uso de la narrativa ambiental para pintar su mundo
  • Un humor sencillo pero efectivo
  • La dificultad como herramienta narrativa…

Lo peor

  • ...que puede llegar a acabar con su inmersión con una mecánica extrema de guardar y cargar
  • La historia, sencilla, con una duración de en torno a 15 horas, cierra en un momento de clímax que deja con ganas de más
  • A excepción de Bormin y Dux, el resto de personajes se sienten como herramientas con habilidades diferentes
  • Hay mutaciones que se repiten entre los personajes jugables, teniendo en cuenta que aún así son pocos
  • Bajadas puntuales de rendimiento de corta duración al entrar a una zona nueva
8

Muy Bueno

Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.