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Max & The Magic Marker

Max & The Magic Marker

  • PlataformaWii8
  • GéneroPlataformas
  • DesarrolladorPress Play
  • Lanzamiento22/01/2010
  • TextoEspañol
  • VocesInglés

Dibuja tu mundo

Un pincel y mucha imaginación: eso es todo lo que le hace falta a Max, el nuevo héroe de turno, para ver convertidos sus sueños en realidad. WiiWare recibe el primero de los grandes títulos de autor en 2010 siguiendo la estela que deja tras de sí Drawn to Life. En ocasiones divertido, siempre colorido; Max y el Pincel Mágico es uno de esos videojuegos que no debemos dejar pasar si lo nuestro es la originalidad, un toque indie y las plataformas clásicas en 2D.

Actualizado a

En las últimas semanas nos hemos acostumbrado a recibir con los brazos abiertos novedades de WiiWare que han combatido a su manera la escasez de lanzamiento que sufrimos durante las primeras semanas de año. Tanto es así que ahora hemos perdido cierta capacidad de sorpresa para apreciar en su justa medida las últimas apariciones que han tenido lugar en la Tienda Virtual de Nintendo. Hablamos de Castlevania: The Adventure ReBirth o del port de Phoenix Wright: Ace Attorney entre otros, sin olvidar los que nos acompañaron durante la recta final de 2009, léase el caso de LIT, de Ikarian, LostWinds 2 o de los capítulos de Monkey Island, por mencionar sólo algunos de los éxitos que hemos podido disfrutar en los últimos meses. El público de Wii empieza a entender que el futuro de la industria mucho tiene que ver con esta vertiente que sin lugar a dudas se encuentra en el mejor momento de su andadura.

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Son juegos como este Max and the Magic Marker que hoy analizamos los que ponen de relieve la gran cantidad de posibilidades a las que se enfrentan los estudios de desarrollo. Press Play ha sabido desde un principio que preparaban un producto bueno, con mucho potencial por delante. De la intuición pasaron a saberlo a ciencia cierta tras presentar el juego en las ferias de videojuegos más importantes con el consiguiente impacto que esto tuvo en la retina de la prensa especializada, que poco a poco ha ido aupándolo hasta la popularidad. Al parecer esta es la única vía factible para que un título que promete grandes cosas obtenga algo de publicidad para no caer en el saco del olvido como ha sucedido con tantos otros. Sea como fuere, en Londres tuvimos ocasión de poner las manos sobre una demo bastante avanzada, lo que nos ofreció un petit avis sobre la calidad que atesoraba este título.

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La espera ha sido larga, más de lo que esperábamos, pero finalmente la aventura de Max está entre los poseedores de Wii desde el pasado 22 de enero, fecha oficial de lanzamiento. En ella descubrimos la historia de un singular muchacho que un día cualquiera pasa el rato dibujando en casa, su afición predilecta. De súbito recibe una carta que contiene un rotulador mágico con el que empieza a pintar. Para su sorpresa, los contenidos que plasma sobre el papel toman vida, lo que le lleva a convertirse en el protagonista de una cuento en 2D en el que debemos de tener un ojo puesto en los obstáculos que hemos de sortear y otro en la cantidad de tinta que tenemos a nuestra disposición para superar los contratiempos que aparezcan en pantalla, único recurso que podemos utilizar para llegar hasta el final de cada uno de los mundos en los que se desarrolla el título.

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Pinta, pero hazlo pensando
La mecánica de Max and the Magic Marker es tan sencilla como la de Drawn to Life, el exitoso cartucho de Nintendo DS que hace unos años supuso una revolución en toda regla, semejante al impacto de Kirby's Canvas Course. Los que hayan jugado con alguno de estos dos referentes podrán hacerse una idea fácilmente de la clase de acciones que debemos realizar con el pincel en mano. Los demás necesitarán hacer uso de los primeros escenarios para comprender cómo hemos de manejar a Max, una tarea que nos llevará unos minutos por la relativa sencillez con la que manejamos el wiimote. Como de costumbre el pad se convierte en la principal herramienta que empleamos para realizar prácticamente todas las acciones de importancia a las que tenemos acceso durante nuestra andadura.

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La base es simple: manejamos a Max a través de escenarios bidimensionales que siguen los patrones habituales del género. Debemos acceder del principio al final del escenario en cuestión superando toda clase de obstáculos, sean saltos al vacío o enemigos que se plantan en nuestro camino y que restan vida al héroe en caso de hacerle daño. Para salvar estos contratiempos tenemos que hacer uso del pincel mágico, con el que podemos realizar dibujos sencillos (líneas rectas, curvas, circunferencias…) que nos ayudan en nuestra labor. Contamos con un límite de tinta que hemos de tener muy en cuenta, no tanto por perderlo y no poder volver a hacer uso de él (podemos rectificar la tinta que hemos gastado), sino por el hecho de quedarnos a medias al dibujar una línea de tamaño considerable en mitad de un abismo. Si no hay tinta suficiente, probablemente perderemos la vida al no poder seguir avanzando ni retroceder.

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La mecánica es, efectivamente, muy fácil de comprender. No requiere un estudio de la calidad gráfica, que se pone en escena a caballo entre la animación tradicional (que incluso conforma parte del desarrollo del juego, al aparecer un dibujo de casta infantil cada vez que paramos el tiempo, herramienta de lujo para poder pensar antes de actuar a lo loco) y el cell shading que otorga una apariencia única a los cinco escenarios que debemos recorrer para poner punto y final a la aventura. El sistema de juego es relativamente sencillo, pero requiere que el jugador haga uso del intelecto para solventar las situaciones más comprometidas. Hay que hacer más que eso, mucho más. Debemos pensar, analizar bien la cantidad de tinta que nos queda, para lo cual hemos de ir recogiendo las esferas que están desperdigadas por los escenarios. En antagonista de turno se ocupa de quitarnos todo nuestro potencial cada vez que pasamos por un cartel de guardado, por lo que debemos esforzarnos por obtener los materiales que están a nuestra disposición.

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Determinados obstáculos requieren que construyamos objetos con los que efectuar peso, donde ponemos a prueba las leyes de la gravedad. Pongamos por ejemplo una balanza: Max se sube al lado derecha, mientras que para conseguir saltar ha de crear un elemento semejante a una caja para que su peso sea suficiente para propulsarle hacia la cornisa a la que desea llegar. Esto en los primeros compases de la aventura, ya que después las condiciones se endurecen, la tinta escasea y los objetos secundarios a los que tenemos acceso comienzan a ser mucho más difícil de conseguir que antes. Además de las esferas que contienen tinta podemos obtener el alter-ego de las monedas de Super Mario e incluso bolas negras (cuatro generalmente por cada nivel que disputamos) que de ser encontradas aumentan considerablemente nuestra puntuación al final de cada escenario.

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Para completar el juego al 100 % debemos tener en cuenta los factores que acabamos de exponer. Llegar lo antes posible al final del escenario, obtener todas las monedas y bolas negras, no perder la vida… Enfrentarnos a los enemigos que pululan por los escenarios es fundamental por lo tanto para conservar nuestra vida y no perderla inútilmente. El sistema es el mismo que el que venimos comentando durante el artículo: creamos una caja u objeto de peso para que caiga justo sobre la cabeza del monstruo en cuestión. Si lo hacemos bien nos dejará alguna recompensa tras de sí. Por el contrario, podemos optar por ignorarle y saltar por encima de su cabeza. Depende del jugador elegir una vía u otra, aunque es evidente cuál es la que se recompensa y cuál no.

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Empuja, salta, agarra…
Max es un muchacho ágil, capaz de agarrarse de salientes o de propulsarse sobre una fuente de agua para acceder al lugar al que ha de llegar. Con él podemos realizar las filigranas a las que el género nos tiene acostumbrados, sin que ninguna de ellas llame especialmente la atención. Cuando más llama la atención su figura es en el momento de ralentizar el tiempo, momento en el que cambia por completo la apariencia del motor gráfico en pantalla para optar por un estilo mucho más tradicional (directamente dibujado), lo que sirve como guiño para los jugadores que disfruten de esta estética tan peculiar. Si somos capaces de combinar las habilidades de Max y alcanzar el final del escenario obteniendo los tesoros y demás objetos que hemos de encontrar accederemos a sorpresas interesantes en forma de extra.

Más nos vale que nos esforcemos por exprimir al máximo el juego si no queremos que se termine antes de darnos cuenta. El peor hándicap con el que cuenta este Max and the Magic Marker es su duración, muy inferior a lo que esperábamos en un principio. En apenas dos o tres horas podemos completar la historia principal, que tampoco se preocupa mucho por ofrecer un argumento especialmente profundo (no es necesario, pero se hubiese agradecido), para luego centrarnos en obtener los objetos secundarios y ocultos. No hay más donde rascar, dado que la aventura no ofrece posibilidades multijugador ni de ninguna otra vertiente. Una vez hayamos exprimido todo su jugo, lo único que nos queda es volver a disfrutar lo que ya conocemos. No se trata de una pega de gran importancia dado que después de todo se trata de un desarrollo de WiiWare, pero tampoco debe ser ésta la excusa que le exima de cualquier crítica constructiva.

8

Muy Bueno

Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.