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Kirby's Adventure Wii

Kirby's Adventure Wii

Viaje de ensueño

Su popularidad ha ido en alza desde que protagonizase una de las mejores aventuras de la temporada pasada, pero la bola rosa -una de las mascotas de Nintendo- ha contado siempre con una legión de seguidores que le guardan culto. Return to Dreamland no es exactamente una secuela de Epic Yarn, sino más bien un regreso a los orígenes. Promueve el espíritu clásico este regreso al mundo de ensueño que cierto rey maldito se empeña por amanezar de cuando en cuando.

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Es una tendencia curiosa la que muestran algunas compañías, pero volver a los orígenes, rebuscar en las raíces originarias de este o aquel personaje se ha convertido en una manera efectiva de rescatar su esencia. En la actualidad existen numerosos ejemplos que corroboran lo aquí expuesto, algunos más sonados que otros, con mejor o peor suerte. El caso de Kirby es ligeramente distinto del que presentan héroes de moda como Lara Croft o Dante, dado que el sustento básico de la bola rosa ha sido el mundo de las portátiles. A Nintendo le ha interesado probar nuevas fórmulas de entretenimiento con la ayuda de una de sus mascotas por antonomasia, probablemente para emplearlas a posteriori en productos de mayor calado mediático. La ternura y dulzura de este personaje perdió fuelle en algún momento de la década pasada, probablemente por culpa de la llegada de la nueva generación, y por ende dejó de ser una prioridad en los planes del gigante japonés.

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Al menos hasta la llegada y consecuente éxito de Kirby's Epic Yarn, una obra sorpresiva, sublime a nivel artístico, entregada a las necesidades y querencias de niños y adultos. La prensa fue la primera en elogiar sus virtudes: luego llegaría la fantástica recepción de la comunidad de aficionados, todavía extrañados ante la aparición de un título tan atópico en el legado histórico de Kirby. Se dijo en su momento que el éxito de Epic Yarn llegó precedido de varios años de duro trabajo por parte de HAL Laboratories, ahondando en la creación de un mundo de hilo en cuyas enredaderas se tejía gran parte de la grandilocuencia de la aventura.

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Quizá fue el éxito lo que llevó a Nintendo a proponer una nueva entrega protagonizada por la carismática bola rosada o simplemente las ganas de recuperar una fórmula largamente perdida, pero sean cuales fueren sus motivos, poco menos de un año después de la aparición de Epic Yarn llega al mercado Return to Dreamland, una obra que encarna la esencia clásica de Kirby. De hecho, aquellos que tuviesen la oportunidad de disfrutar del título original hace ya más de una década se verán sorprendidos ante el indiscutible parecido de esta aventura con la que protagonizó el héroe en la decana GameBoy monocroma. La propuesta de HAL es en esta ocasión bastante más simple que en tiempos pasados, dado que aquí prima el plataformeo puro y duro -con perdón de la expresión-, sin prestar tanta atención al plano artístico. Basta con echar un vistazo a las imágenes adjuntas en este análisis para entender este hecho pero, ¿qué ofrece Return to Dreamland en concepto de jugabilidad? Un plataformas convencional en 2D. 

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Regreso al mundo de ensueño
La simplicidad reina en el contenido de Return to Dreamland. En efectos prácticos nos encontramos ante una aventura bidimensional que sigue las pautas clásicas del género. Estas pautas de las que hablamos se acogen a la temática habitual que Kirby ha llevado por bandera desde el momento de su creación, obviando las aventuras que han aparecido para portátiles en los últimos años -sin poner en duda su calidad, dicho sea de paso-. La bola rosa hace gala del poder de la succión, esto es: puede engullir todo cuanto se cruce en su camino para adoptar sus habilidades, sean cuales sean, y después emplearlas en su propio beneficio. El uso de los distintos poderes especiales que adquiere le permiten defenderse con soltura de las criaturas que acechan en la oscuridad, amén de descubrir nuevas zonas de los escenarios que recorre.

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Siguiendo un sendero lineal, Kirby une fuerzas con personajes que otrora eran enemigos acérrimos de su figura. La única preocupación del grupo de héroes (en el que se incluye al Rey Dededé, a Meta-Knight y al excéntrico Waddle Dee, reconocibles por todo aquel que haya podido disfrutar de Epic Yarn) es encontrar las piezas perdidas de la nave de un misterioso alienígena aparecido de la nada, tarea para la que pronto se ponen manos a la obra. Magolor agradece la compañía de estos extraños seres, bondadosos en extremo. Kirby no se plantea la trascendencia de su odisea, sino simplemente se lanza a la aventura sin pensárselo dos veces. Por el camino descubrimos la mecánica de juego tradicional de la franquicia, aunque edulcorada con un modo cooperativo para cuatro jugadores que parece buscar revivir el tremendo éxito obtenido por New Super Mario Bros. Wii. Ciertamente lo consigue, aunque sólo en parte.

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Kirby engulle los enemigos que se plantan en su camino. Desde una perspectiva bidimensional, muy cercana al protagonista, la bola rosa adquiere nuevas habilidades que le permiten mejorar su rendimiento. Además, puede volar siempre que le venga en gana, con lo que se abre un abanico de posibilidades de cara a descubrir objetos ocultos, zonas secretas y, en definitiva, el contenido secundario que se requiere para completar al 100% el contenido del título. Return to Dreamland sigue a pies juntillas la filosofía del Kirby noventero, solo que esta vez sus habilidades se combinan con las de sus compañeros. Cada uno de los tres acompañantes que echan un cable durante la aventura hace uso de un estilo de ataque distinto -martillo, espada y lanza-, un aspecto que potencia la jugabilidad añadiendo variedad al recorrido.

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La odisea de Kirby le lleva a recorrer seis mundos, cada uno sumido en un ambiente distinto, mientras atiende al sendero principal sin dejar de lado el oculto. Dado que el objetivo del héroe consiste básicamente en llegar lo antes posible a la meta para pasar al siguiente nivel -algunos de una duración considerable-, como jugadores hemos de prestar atención a los elementos que secundan la base de la mecánica. Traducido al castellano, esto implica la localización y detección de 120 esferas de energía, algunas prácticamente imposibles de encontrar, otras expuestas en medio del camino. Por lo general, terminar un nivel habiendo exprimido todo su contenido es una tarea que no lleva más de diez o quince minutos, especialmente si se tiene en cuenta la exigencia en cuanto al nivel de dificultad.

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Tanto el manejo de Kirby como de sus distintas habilidades se realiza con el wiimote el posición horizontal. Sus movimientos están perfectamente calibrados para evitar males mayores a la hora de realizar un salto complicado o en los enfrentamientos de gran envergadura. Los enemigos se baten con suma facilidad, y tan sólo en contadas ocasiones son realmente capaces de ponernos en apuros. Como podrá comprobar el lector, se sigue la dinámica de Epic Yarn, dando opción a que cualquier jugador (experimentado o no) pueda pasar un rato entretenido frente al televisor. Esto puede ser visto como una virtud o como un defecto, en tanto que mientras los acérrimos del género no verán ni un solo reto para terminar la aventura, los no-experimentados se sentirán alentados a continuarla hasta los créditos finales.

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Llegados a este punto es inevitable aludir al carisma de Kirby y del imaginario que HAL ha ido diseñando con el paso de los años. Return to Dreamland es un escaparate por el que desfilan todos los enemigos y personajes que han figurado en anteriores capítulos de la serie, con lo que se garantiza un notable punto nostálgico. Terminar la aventura no es tarea complicada, como tampoco obtener el material oculto con el que se desbloquean mini-juegos y escenarios secretos, algo que HAL ha querido solucionar añadiendo un nivel de dificultad extra al terminar la aventura. En él, tanto Kirby como el resto de compañeros comienzan cada nivel con un 50% menos de energía. No sabríamos explicar por qué no se ha dado la posibilidad de hacer uso de este modo desde la primera partida, y de buscar alguna explicación, ésta se centraría en el público hacia el que va destinado el título.

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Nunca en solitario
Probablemente por la peculiar mecánica de juego -y por la ausencia de novedades significativas en ella, de pensar que son necesarias-, Nintendo focaliza gran parte del atractivo de este título en la presencia de un multijugador cooperativo, exclusivamente local. Uno, dos y hasta tres personajes pueden participar en un escenario cualquiera, en cualquier momento del recorrido, otorgando así libertad total para colaborar a la hora de buscar encontrar o abrir zonas que de otra manera permanecerían ocultas. El cooperativo es uno de los protagonistas indiscutibles del título, algo que se pone de relieve desde el primer escenario. Además, de él depende en gran medida nuestra suerte en la modalidad de dificultad elevada, especialmente de cara a superar a los jefes finales que de cuando en cuando nos ponen contra las cuerdas.

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Siendo esto así, existen varios aspectos que no encajan en el planteamiento que ha utilizado HAL Laboratories, que parece haber ignorado las claves del éxito de New Super Mario Bros. Wii. El fundamento del cooperativo es que los cuatro personajes comparten una misma barra de vida, con un peculiar sistema de recuperación de energía que penaliza duramente al jugador que sea el líder (es decir, del P1). Si nuestro líder muere, no quedará otro remedio que volver al principio del escenario en cuestión para probar suerte de nuevo. Sin embargo, si uno de los otros tres héroes restantes muere, se resta una ‘vida' del medidor de los demás. Si el susodicho medidor marca cero, el personaje que muere regresa a la vida, en una especie de bucle de vidas infinitas que, una vez más, facilita tremendamente la partida a los jugadores no-experimentados.

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Al igual que sucede con otras cuestiones relacionadas con las decisiones de desarrollo que tomó HAL en su debido momento, no se comprende el porqué de esta elección, más aún a sabiendas de la aceptación popular que ha recibido el multijugador local en otras propuestas aparecidas en el catálogo de la sobremesa de Nintendo. Esta forma de jugar en cooperativo cambia las reglas del juego en cuanto se refiere a la forma de actuar del líder -especialmente cuando damos el salto de dificultad-, viéndose obligado a ocultarse o a defenderse para evitar tirar por la borda en el último suspiro todo el trabajo vertido durante un escenario, sea cual sea. Es una tara menor a tener en cuenta, aunque no emborrona el trabajo que se ha realizado en otros campos de la mecánica jugable.

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Color y alegría
Al margen de los minijuegos y de algún que otro desbloqueable, Return to Dreamland se atiene a la mecánica tradicional de juego, por lo que básicamente sobra cualquier comentario adicional que sobre él se pueda realizar. Se da la misma situación con el aspecto gráfico, técnico en general, del que destaca el tremendo colorido de los escenarios, la recuperación de algunos emblemáticos -por no decir todos- y en general el uso de las nuevas habilidades de la bola rosa -ninguna cambia significativamente el planteamiento de juego, muy a diferencia de lo que sucedía en Epic Yarn, de ahí que no se haya profundizado en ellas-. La cámara se muestra inusualmente cercana a Kirby, lo que permite apreciar con todo lujo de detalles el diseño de los carismáticos enemigos y jefes finales que aparecen en la aventura.

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Salvo algunos momentos muy puntuales, lo cierto es que el planteamiento gráfico no sorprende ni tampoco impresiona: se limita a cumplir su cometido, siguiendo la tradición de la serie. Lo cual es el mérito, dado que en más de diez años no ha habido ocasión a disfrutar de una obra de este calibre. Sin embargo, es difícil no recordar algunos ejemplos artísticamente notorios que, con unos retoques aquí y allá, han conseguido llamar poderosamente la atención de los jugadores que valoran estos pequeños detalles. Wii ha sido una consola bastante proclive en cuanto a propuestas arriesgadas a nivel estético. Cuesta creer que Return to Dreamland venga a preceder el éxito de Epic Yarn, dos títulos radicalmente opuestos en cuanto a profundidad artística se refiere.

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Conclusión
Return to Dreamland es la quintaesencia de la fórmula tradicional de Kirby, ampliada y llevada al mundo de las consolas de sobremesa, campo en el que la bola rosa no debutaba -al menos no en este formato- en más de una década. HAL Laboratories no se ha preocupado por añadir novedades al planteamiento original de la versión de GameBoy, sino más bien todo lo contrario: parece que el objetivo principal es aquí acercar esta propuesta a los nuevos jugadores, permitiendo que lo hagan en compañía, con cuatro amigos disfrutando al unísono. La propuesta puede ser tachada de conformista, pero nunca de equivocada, dado que la sensación que transmite apenas ha perdido validez pese al paso de los años. Las plataformas clásicos en 2D han demostrado tener una voz en el mercado actual, y aquí está Kirby para demostrarlo.

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Ahora bien, aquellos que esperen un producto innovador, mejor miren hacia otro lado. No hay en Return to Dreamland nada realmente sorprendente más allá de las nuevas habilidades de Kirby, tan inocuas para la mecánica de juego como encantadoras a nivel visual. El impacto artístico de Epic Yarn se pierde, dando paso a la clásica disposición bidimensional. Colorista, alegre y encantadora, pero nada sorprendente. No hay ninguna regla escrita que diga que un plataformas ha de hacer gala de una mecánica de juego nunca antes vista, fresca y original, pero después de Epic Yarn lo que aquí se ofrece sabe a poco. Hay que exigir a Nintendo que apueste fuerte en esta clase de propuestas, por más que el contenido que ofrece esta aventura sea, como poco, notable.

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HAL busca contentar a acérrimos y curiosos por igual, a grandes y pequeños. Lo consigue en parte, ofreciendo una obra que recoge la esencia clásica de Kirby con el añadido de un cooperativo que a buen seguro se convertirá en el protagonista de reuniones de compañeros y amigos, aunque deja tras de sí la sensación de que se podía haber aspirado a más. En cualquier caso, Kirby se asegura con su regreso al mundo de los sueños figurar en la primera plana de la campaña navideña de Nintendo. Siempre son buenas noticias ver regresar a estos iconos, especialmente cuando sus señas de identidad siguen tan vigentes hoy como hace diez años.

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  • El entramado gráfico, una mezcla entre la tradición de Kirby y la modernidad. 
  • Las nuevas habilidades del protagonista: tan divertidas como surrealistas. 
  • Un multijugador explosivo, entre cuatro amigos. Esencia Wii. 
  • El carisma de Kirby y de sus amigos. La bola rosa ha vuelto por sus fueros.
8

Muy Bueno

Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.