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Just Cause 2

Just Cause 2

Caos tropical

RIco vuelve a la carga en una nueva aventura. Trasladado a una isla del sudeste asiático, intentará derrocar a un malvado dictador y enfrentarse a su antiguo jefe. Un capítulo que potencia las virtudes del original y ofrece todavía más opciones para sembrar el caos y la destrucción.

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Avalanche Studios no poseen un currículum extenso, pero esto se debe principalmente a que su fundación data todavía del año 2003. Tardarían tres años en lanzar su primer título, Just Cause, el cual se convertía en uno de los primeros lanzamientos de la actual generación de consolas. Un juego muy interesante, que apuntaba buenas maneras y dejaba un buen sabor de boca, especialmente por su extenso y amplio mundo abierto que permitía al usuario sumergirse en una intensa revolución. La libertad para elegir qué hacer y cómo afrontar el juego, cumpliendo misiones principales, secundarias, o limitándonos a sembrar el caos, dotaban a Just Cause de elementos suficientes para convertirlo en una buena propuesta jugable.

El estudio no tardaría en ponerse manos a la obra para continuar la aventura de Rico, con una segunda parte que pretende respetar la fórmula del original pero bañándola del clásico: mejor, más grande y más largo. La verdad es que, hasta cierto punto, se hacen notar las mejorías y, en líneas generales, Just Cause 2 es un título que mejora todo lo asentado por su predecesor. Aunque los cuatro años transcurridos provocan que algunas dinámicas se antojen algo estancadas y que podrían haberse cuidado y pulido algo más, dando un empujón a la producción para alcanzar cotas mucho más elevadas. Así pues, Just Cause sigue siendo un buen sandbox que satisfará a los aficionados, una alternativa interesante para el género en este 2010.

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Mismo hombre, nuevo entorno
Just Cause 2 vuelve a estar protagonizado por Rico Rodriguez, quien en esta ocasión se ha trasladado a la otra punta del mundo para llegar a la isla tropical de Panau, en el sudeste asiático. Este paraíso ficticio posee una extensión importante en la que se despliegan grandes factorías, edificios y bases militares, entre muchas otras estructuras, y el objetivo de Rico será eliminar al dictador que gobierna dicha isla, Pandak Panay; y de paso, enfrentarse a su antiguo jefe, Tom Sheldon. Pese a lo que pueda parecer a raíz de las abundantes secuencias de vídeo del juego, lo cierto es que el argumento no es especialmente profundo por mucho que pretenda engañarnos para hacer pensar lo contrario. El objetivo de Avalanche es, en todo momento, crear un título desenfadado y divertido, por lo que tampoco se preocuparon mucho por crear un profundo desarrollo argumental.

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Por mucho que así sea, deja un cierto sabor agridulce el ver cómo, a medida que avanzamos en la historia y profundizamos en lo que acontece en la isla (interactuando con nuevos personajes y conociendo nuevas situaciones del entorno), más se hace patente que todo se diluye en pequeñas misiones y más se percibe el potencial desaprovechado para contar una buena historia. Al igual que en el original, se notan mucho las influencias de personajes sobre la figura de Rico, hasta el punto de que por momentos hasta la música nos recuerda inexorablemente a James Bond. Desde luego, al igual que 007, por muchos amigos que haga Rico siempre acaba siendo un hombre solo ante cuantos ejércitos enemigos le salgan al paso.

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La isla de Panau no estará solo bajo la mano dictatorial de Baby Panay, sino que habrá tres facciones que estarán en liza peleando contra el régimen militar y contra las demás facciones, con el objetivo único de hacerse con el control de la isla. Dentro de la libertad que ofrece Just Cause, Rico podrá cumplir misiones de la Agencia (avanzando así en la línea argumental principal), o bien cumplir misiones para las diversas facciones, aunque aliándose con una concreta, sino utilizándolas para su provecho. No será lo único que podremos hacer, dado que también podremos explorar la isla para encontrar las casi 400 ubicaciones que posee en total, o encontrar alijos de droga, cajas negras, calaveras, elementos de facciones, fardos de dinero, etcétera.

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Hay mucho por hacer en Panau, y al igual que en el original, estará en manos del usuario el decidir cuánto quiere descubrir de la isla. Como buen héroe de acción, Rico podrá realizar acciones tradicionales como correr, saltar y disparar. Lo cierto es que se echa mucho en falta un buen sistema de cobertura, ya que el ocultarse tras los elementos del escenario que podamos no siempre es sencillo ni nos permite encontrar un buen ángulo en el que protegernos del ataque enemigo sin sufrir graves daños mientras lo encontramos. Afortunadamente, el estar quietos nos permite recuperar vida (aunque también podremos utilizar los botiquines diseminados por el escenario), pero así como el sistema de apuntado funciona bastante bien, se echa en falta el apoyo de la cobertura.

Sobre todo si tenemos en cuenta el nivel de caos y destrucción que llega a poblar la pantalla en ocasiones. Porque, a fin de cuentas, de eso se trata en Just Cause 2: de sembrar el caos, al igual que en el original o en otros títulos como Prototype. Y es ahí donde Rico nos ofrece su mejor cara, la más divertida, cuando nos desentendemos de las ataduras argumentales para lanzarnos a la experimentación y a la destrucción: silos, transformadores, antenas, generadores, turbinas, grúas, depósitos de combustible, edificaciones, vehículos… hay muchas cosas esperando nuestro implacable paso. El arsenal de Rico, como es lógico, está a la altura de las circunstancias, pudiendo usar desde pistolas, metralletas, rifles francotirador y escopetas, hasta armas más pesadas como torretas o lanzacohetes. Sin olvidar las granadas, el C4…

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Por supuesto, no faltarán a la fiesta sus dos grandes aliados: el gancho y el paracaídas. El primero sigue siendo realmente útil para encaramarnos a lo más alto de las elevadas torres a las que podremos subir, así como para escalar acantilados, etcétera. Su uso resulta muy interesante, pero demasiado anclado en el tiempo de la primera entrega, palideciendo ante el uso del gancho en títulos como Tomb Raider, Bionic Commando o Batman Arkham Asylum. Así pues, no siempre es dinámico y sencillo de utilizar, provocando ciertas situaciones de caos de las que no es fácil salir. Soltarse para intentar volver a apuntar puede complicarnos todavía más, propiciando alguna que otra muerte innecesaria o tener que volver a empezar desde muy abajo nuestra escalada.

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Lo más interesante del gancho es, por ejemplo, engancharnos a un helicóptero y atacar colgados de él, o bien subir a la cabina y hacernos con el control del aparato. O unir dos elementos distintos entre sí (ya sean dos coches para remolcar uno con el otro, o un autobús con un helicóptero para crear una catapulta mortífera), lo cual es complejo al principio pero es la característica del juego que más merece la pena dominar. Por su parte, el paracaídas es útil, principalmente, para evitar hacernos daño en saltos o caídas desde alturas respetables. Acabamos de mencionar los helicópteros, y son una buena muestra de otro elemento muy interesante de Just Cause 2: la posibilidad de pilotar diversos vehículos terrestres, aéreos o marítimos, de diversa índole. Además, Rico se permite algunos lujos acrobáticos, como los tiroteos sobre un coche a toda velocidad.

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No podemos olvidar la presencia del mercado negro, que nos permitirá acceder a todas las armas que deseemos, siempre que tengamos dinero para ello, pero también a diferentes partes y mejoras para armas y vehículos. Más de 2000 partes a disposición de Rico, para prepararse como considere mejor para su batalla. Así pues, un sistema de juego típico del género de acción en tercera persona, pero con algunas características particulares como son el gancho y el paracaídas, además del amplio repertorio de vehículos y armas disponible, o los épicos combates armados sobre el techo de vehículos. Todo ello, a nuestra disposición para sembrar el caos a nuestro paso, algo que se nos recompensará con creces en forma de puntos y dinero, aunque en ocasiones no tenga mucho sentido el modo en el que hemos creado una situación de caos.

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Apartado técnico
Visualmente, Just Cause 2 es un título que luce bastante bien. Se muestra en pantalla una gran extensión de mapa, tanto en el eje horizontal como en el vertical, y por lo general no sufre para ofrecer una buena perspectiva de la vida que hay en la isla. Las grandes dimensiones de la isla son una de las principales virtudes del juego, aunque hay que reconocer que tal vez se oferta un tamaño innecesario; cierto es que hay casi 400 localizaciones, pero están bastante separadas entre sí, como es lógico, y entre ellas no hay prácticamente nada. Esa sensación de vacío provoca una cierta monotonía en la exploración, y la reiteración de elementos montañosos y selváticos no resulta especialmente satisfactoria, aunque cumple su cometido.

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Las localizaciones son más interesantes, con sus torres gigantescas, sus edificios, plazas, fuentes, carreteras, vehículos… Bastante bien modelados todos los elementos, aunque las estructuras tienden a ser sencillas por lo general, pero consiguen crear un entorno agradable y bastante bien detallado. Del mismo modo, los personajes están bien animados y cuidados, consiguiendo ofrecer un aspecto sólido y creíble en movimiento. Las situaciones a toda velocidad también están bien recreadas y, sobre todo, las constantes explosiones resultan muy atractivas al conseguir transmitir toda la espectacularidad e intensidad de las situaciones en las que se ve involucrado Rico. En general, un notable acabado gráfico en el que alguna bajada de la tasa de frames y lo vacío de gran parte del escenario juegan un poco en contra.

Respecto al apartado sonoro hay que destacar ante todo los excelentes efectos de sonido, desde las armas hasta las explosiones, pasando por el viento en los descensos en paracaídas, los choques de vehículos, colisiones varias, etcétera. La banda sonora acompañante también muestra una gran calidad, con pistas que recuerdan en algunos casos a producciones cinematográficas del género de la acción (especialmente por los guiños a melodías reconocibles del séptimo arte). No se puede decir lo mismo del trabajo de doblaje, en completo español, que no consigue estar al mismo nivel de calidad. Algunos actores lo hacen mejor que otros, logrando un acabado algo irregular que no termina de convencer.

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Pero Just Cause 2 es un juego que lo apuesta todo a la baza de la diversión, y eso pasa inexorablemente por el terreno de la jugabilidad. En líneas generales, el mando de control responde a la perfección a nuestras indicaciones, que se ven recreadas en pantalla con bastante fidelidad. No obstante, hay algunas dinámicas de juego que no terminan de resultar intuitivas, propiciando situaciones frustrantes en las que no conseguimos apuntar el gancho a donde queremos, o no logramos dar el salto que necesitamos. El uso del paracaídas es algo molesto y requiere bastante práctica para usarlo apropiadamente, y sobre todo la escalada vertical requeriría una revisión para poder ser más fluida.

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En cierto modo, da la sensación de que a nivel jugable Just Cause 2 se ha quedado un poco estancado en la época de la primera entrega. Aunque ha mejorado bastante (sobre todo con la inclusión de más armas, vehículos, etcétera), sigue estando a las puertas de mostrar su mejor cara y explotar todo el potencial que la fórmula de Avalanche puede llegar a ofrecer. Aunque carece de modos de juego aparte del principal, la aventura puede durar en torno a las 30-40 horas, una duración considerable aunque puede llegar a caer en la monotonía por las misiones similares entre sí y lo vacío de la isla. Una jugabilidad bastante básica, que pretende centrarse al máximo en explotar su capacidad de diversión, aunque se queda en tierra de nadie, a medio camino entre la sencillez y la profundidad.

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8

Muy Bueno

Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.