Los Shoot em Up, propuestas de género con un sabor añejo sin igual, se estrenan en Nintendo Switch con un colorista juego independiente que se adapta como un guante a las características híbridas del sistema.
Con los shoot em up sucede últimamente lo contrario que hace décadas. Como género casi pionero del mundo de los videojuegos, durante años la salida al mercado de propuestas que nos presentaban miles de navecitas disparándose por el espacio fue continua y casi desmedida, y ahí siguen los centenares de títulos que nos lo recuerdan. En cambio, durante los últimos tiempos y ya como género minoritario, asistimos a un flujo bastante más reducido de propuestas, que exhiben en cambio una personalidad muy definida en muchos casos. Lo nuevo de Vertex Pop, desarrolladora que ya demostró su gusto por los gráficos coloristas y la acción a raudales con We´re Doomed para Playstation Vita, goza también de características propias muy de agradecer y consiguen diferenciarlo, con algunas vueltas de tuerca, de casi todas las propuestas actuales del género. Al mismo tiempo, el estudio vuelve la mirada sin disimulo a varios grandes del pasado que sustentan la propuesta.
Tampoco es algo nuevo, ya que Geometry Wars Dimensions hizo de este tipo de dinámica un arte, pero aquí encontramos la parte más discutible de la nueva propuesta. Mientras en el juego de Lucid Games la obtención de rangos y puntuaciones superiores implicaba necesariamente profundas diferencias de enfoque y armamento, de esas que cambian la jugabilidad a unos niveles que ya eran muy distintos entre sí, en Graceful Explosion Machine no encontramos nada de todo esto, lo que llevará a muchos a acusar de repetitivo al juego. Es una lucha contra cientos de enemigos en pos de la puntuación más alta, sí, pero todos los niveles se juegan prácticamente con el mismo enfoque. Carecemos esta vez de personalización en el armamento o posibilidades de progreso para el mismo, y posiblemente esto impide a un juego realizado con evidente talento en todas sus facetas encaramarse a los primeros puestos del escalafón entre los shoot em up actuales.
Sin duda, este equilibrio armamentístico es lo mejor que Vertexpop ha conseguido con su propuesta, que exhibe una perfecta integración de las cuatro posibilidades de ataque con la movilidad de nuestra nave, para dotar al juego de una acción trepidante en todo momento. Para poner las cosas más interesantes, no estaremos preocupados en exclusiva por los enemigos, y mientras sobrevivimos será necesario apañárselas para recargar el armamento, recogiendo energía de los hostiles caídos o esperando a que el blaster se enfríe y vuelva a ser efectivo. Para ayudar a ambas cosas, contamos también desde el principio con el típico acelerón (al estilo de un Super Stardust, por ejemplo) que proporciona algo de inmunidad, permitiéndonos salir airosos de muchos apuros mientras nos desplazamos por los niveles. Los escenarios, por cierto, nos traen a la memoria lo que sucedía en el mítico Defender de principios de los ochenta, así como los logros de su descendiente directo más reciente, el brutal Resogun, y muchos se van reconfigurando para no dar tregua. Esto es un arcade, y se toma muy en serio su misión de divertir de manera inmediata por más que su dificultad nunca llegue a saltar del todo a la yugular de quien empuña el Pro Controller o los Joy-con del nuevo sistema híbrido de Nintendo. Su adaptación al sistema, justo es decirlo, es fantástica, y funciona con solvencia en todas las posibilidades Switch, por más que su uso del HD-Rumble termine por hacerse algo irrelevante.
7.5
Bueno
Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.