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Exo One

Exo One

BELLEZA ESPACIAL

Exo One, análisis: contemplación interactiva

Curvamos el metal y la energía en uno de los viajes audiovisuales más bellos de los últimos años.

Actualizado a

Hace… muchos años (2012) analizamos el indie Dear Esther, en una época en que el sector del videojuego abrazaba cada vez más propuestas independientes que desafiaban los cánones establecidos del videojuego. Dear Esther era básicamente un ‘walking simulator’, una obra concebida no tanto para ser un paladín del Pad como hecha para la contemplación cuasi pura junto a otros como los Flow, Flower y Journey de Thatgamecompany o Everybody’s gone to the Rapture.

El título que hoy nos ocupa, Exo One, pertenece a esta categoría: juegos en los que la jugabilidad se reduce en pos de lograr una experiencia audiovisual narrativa superior. Y vaya si lo logra.

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Metal curvado

Una bola que rebota. Esas son las 4 palabras que podrían definir la base jugable de Exo One. Porque es lo que es: Imagina que puedes controlar una pelota metálica en tierra, acelerarla usando uno de los botones del pad, ponerla rodando contra una superficie inclinada y lanzarla disparada al aire. Una vez en el aire, pulsando uno de los gatillos del pad, esa pelota metálica se curva, se aplasta y adopta la clásica forma OVNI de platillo volante. Ahora puedes manejarla como un aerodeslizador y surcar los cielos…

Pero cuando se te acaba el impulso, el ’momentum’ de la acción cinética anterior que has hecho, toca volver a la superficie terrestre, convertir el platillo en bola, lograr que gane velocidad de nuevo, lanzarlo al aire, ‘aplastarlo’ para que sea un UFO de nuevo y volar.

Pues esto es básicamente todo el gameplay de Exo One, un indie pensado más para la contemplación y la relajación que para sacar puntuación perfecta en todoso los niveles. Porque Exo One es como los juegos de LEGO: NO puedes morir, nunca, no te caes por un precipicio y reinicias el nivel, simplemente dejar de tener esa energía que te lanza por los aires y debes recuperarla de nuevo. Ganar momentum, perderlo y luego ganarlo de nuevo es la base de una jugabilidad que el estudio australiano indie Exbleative va volviendo un poco más compleja según avanzamos en los niveles.

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Ganar Momentum

Por ejemplo, conforme progresas podrás pasar más tiempo en el aire en la forma OVNI gracias a unos potenciadores ‘naturales’ como géiseres o corrientes de aire, o artificiales como cañones que te impulsarán, por lo que la gracia es deslizar tu nave hacia ellos y no perderlos. También hay niveles que presentan objetivos como activar una serie de checkpoints a los que debes llegar, o encontrar baterías.

En otra fase, quizás la más compleja a nivel jugable -y emocionante-, estás en un asteroide que orbita alrededor de un gigantesco sol. Como siempre debes ganar impulso, pero esta vez con el objetivo de escapar de la gravedad de esa atracción y además ir saltando / esquivando entre asteroides para llegar a tu objetivo. Ojo a los únicos ítems del juego, unas bolas de luz que sirven para potenciar tu nave y aumentar su permanencia en el aire, pero cuesta encontrarlas.

La jugabilidad parece extraña, y hasta que le pilles el truco te costará eso de pasar a la fuerza del modo deslizado aéreo al modo pelota en la superficie para ganar impulso. Pero lo cierto es que una vez que ya dominas el proceso, te parecerá fluida y adecuada, y que se vaya volviendo un poco más compleja le sienta bien.

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Perma(un)death

El problema es que no hay más: Al no morir, y al ser el único objetivo principal llegar al final de un escenario, lo único que haces es deslizarte y ganar impulso. Pero no olvidemos los juegos de los que hablamos al inicio: Exo One no ha sido diseñado para probar tu habilidad al pad como si fuera un Star Wars Rogue Squadron, sino como experiencia tan contemplativa como interactiva.

Hay retos, pero nunca son complicados; hay objetivos, pero son escasos; no hay peligro; no hay reinicio por perder. Lo que sí hay es un absoluto espectáculo audiovisual mientras recorremos las superficies de varios planetas. Y no solo terrestres, sino también acuáticas -una gozada sumergirse en el fondo del mar y salir disparados hacia el cielo- e incluso espaciales. Todo ello mientras procuramos desvelar la enigmática trama de la historia del juego.

Y aquí es donde flojea la experiencia, porque aunque la historia -con ecos del Contact de Carl Sagan ciertamente- es interesante, su narrativa está muy deslavazada, soltada a retales en repentinos flashes a mitad de los niveles y más pensada para que la construyas en tu cabeza. Lo cual no es malo, pero se nota que los creadores tenían más interés -y presupuesto- en centrarse en el gameplay.

La pena es que el juego sea tan corto, porque en apenas 2-3 horas llegas al final de los 12 niveles, justo cuando ya estás acostumbrado a los controles, el gameplay va soltando más elementos y quieres ver más mundos.

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La Puerta de Tanhauser

A nivel visual, aunque si nos ponemos técnicos podemos señalar que el juego no extrae el potencial de Series X, sería un poco innecesario, porque Exo One es una de las experiencias audiovisuales de 2021 sin más: Es de esas veces en que el diseño artístico, la fotografía, el diseño de producción y la implementación de todo se dan la mano en un apartado hipnótico a veces y deslumbrante otras que es fácil pensar en lo que decía el replicante Roy que veía en su monólogo final de Blade Runner, el famoso ‘lágrimas en la lluvia’.

Desde la visualización de los distintos terrenos -bosques fosilizados, superficies de lava, espacios marinos y cielos, un cinturón de asteroides- hasta la (escasa) arquitectura alienígena, Exo One merece la pena por unos ‘visuals’ imponentes que nunca se repiten de nivel a nivel.

Y en el plano sonoro, la mezcla es también perfecta en cuanto a lograr esa experiencia relajante - espacial gracias a unos efectos de sonido y una BSO de Rhys Lindsay completamente chill out de texturas variadas siempre minimalista, de tempo lento en contraste con las imágenes.

Conclusión

Pensado para contemplar y a la vez manejar, Exo One es un indie no para todo el mundo. Usa ese toque de exploración y soledad espacial de No Man’s Sky con una jugabilidad mínima y sencilla, pero a la vez protagonista porque no te lleva de la mano, sino que debes impulsar la nave. La visualización de cada mundo es de lo mejor del año, absorbente y espectacular a nivel visual y sonoro, pero siempre más como experiencia tipo Flower, pensada para dejarse llevar antes que estar tenso/a todo el rato por lograr los objetivos. Una pena que sea tan corto.

Lo mejor

  • La visualización de cada mundo, espectacular
  • La BSO de Rhys Lindsay
  • La experiencia en sí: Dejarte llevar por el aire en entornos extraterrestres
  • Su economía jugable con apenas el uso de 3 botones facilita su accesibilidad

Lo peor

  • Es y se hace corto
  • La historia está narrada de forma demasiado dispersa y el final viene de forma muy brusca
7.8

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.