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Europa Universalis III: Divine Wind

Europa Universalis III: Divine Wind

Europa encuentra China y Japón

Con tres expansiones a sus espaldas, Europa Universalis III se corona como la franquicia que más actualiza su producto; en esta ocasión, nuevos cambios a la saga que cuentan con la inclusión de la mítica China y del enigmático Japón como estrellas de la saga.

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Para una gran multitud de jugadores, la parcela reservada al mercado de videojuegos de PC se reduce a títulos de rol multijugador masivo, juegos de estrategia en tiempo real y juegos de acción en primera persona. De hecho, los mayores y más exitosos lanzamientos para compatibles en este año (World of Warcraft: Cataclysm, Starcraft 2 y Call of Duty: Black Ops, por poner algunos) han apuntado precisamente en esa misma dirección, viendo generalmente su calidad reconocida a nivel de crítica y de público.

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Sin embargo, afortunadamente todavía queda una gran cantidad de gente que no camina en la misma dirección y que goza con experiencias distintas en teclado y ratón; y afortunadamente hay compañías que siguen apostando en ofrecer la posibilidad de crear esas experiencias, apuntando a un target de mercado mucho más 'marginal' que en los géneros anteriormente citados, con el riesgo que comporta. Paradox Interactive es un ejemplo de esas empresas y Europa Universalis una muestra de ese reducto de público que disfruta con productos actualmente impensables para las consolas de sobremesa tanto por el propio planteamiento de la interfaz como por la base de usuarios que la conforma.

Divine Wind es la cuarta expansión de la saga de 'alta estrategia histórica' que representa el susodicho Europa Universalis III. Para aquellos que desconozcan el concepto, hablamos de un título de simulación estratégica por turnos en los que el usuario debe gestionar una región a nivel comercial, diplomático, bélico, religioso, económico y político. O sea, que poca broma con el tema porque efectivamente hablamos de un título denso, complejo, profundo y solamente gratificante cuando se le han invertido muchas horas. Esto parece contraproducente en un mercado en el que parece que si no ofreces todo lo que tienes en la primera media hora, vas mal. Pues EUIII contradice esta premisa.

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No nos extenderemos más en explicar en qué consiste el corazón del título en sí porque queda muy bien tratado en el análisis del original o en alguna de las expansiones que hemos venido repasando en MeriStation y nos concentraremos en el contenido extra que se incluye en esta cuarta. En esta ocasión, Paradox concentra sus esfuerzos lejos del continente central, Inglaterra o la Europa del Este para dirigir su mirada en los eternos olvidados: China y Japón. Aunque el título Europa Universalis pueda dar cabida a la confusión, estamos hablando de un título global que había dejado un poco de lado las grandes potencias asiáticas.

Lo que sigue habiéndose dejado bastante de lado es un problema intrínseco a toda la serie Europa Universalis y no únicamente a esta expansión o a la tercera entrega de la saga. Hablamos de la ausencia de buenos tutoriales para el jugador no experimentado en este tipo de juegos o no familiarizado con la serie; naturalmente que si uno compra esta expansión se le supone cierto grado de sintonía con el título de Paradox pero, francamente, no estaría de más actualizar y mejorar los consejos que, paradójicamente, algunos contradicen las reseñas que se han añadido en las pantallas de carga. Y esto, por mucho que los habituales puedan quejarse al respecto, es un punto claramente a mejorar del juego.

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Para empezar, hablaremos primero de los cambios cosméticos que ha sufrido la serie, en constante revisión desde 2007. Hay que destacar especialmente uno que afecta directamente a la jugabilidad y que atañe precisamente a la mejora en la disposición del mapa cuando manejamos naciones con cierto tamaño: ahora el mapa permite varios niveles de zoom alejado y la nueva interfaz diplomática se le 'superpone' haciéndolo más cómoda de controlar. Buena parte de la actualización gráfica que vimos en Roma también está presente aquí y se han modificado asimismo el aspecto de construcciones y edificios, que gozan ahora de una mejoría gráfica que sin embargo no afecta a los requisitos del sistema.

Como hemos dicho, el enfoque de esta expansión está centrado en Japón y China. Una de las grandes novedades al respecto es que Divine Wind divide la región en distintas facciones que pelearán por mantener su cuota de poder y de influencia. Decantarse por una u otra puede afectar significativamente a las posibilidades que dispongamos al iniciar la partida, ya sea con modificadores a la diplomacia o con la posibilidad de empezar a guerrear desde ya al mismo comienzo del año 1399 hasta 1820, que es exactamente la ventana temporal en la que podemos jugar. Escoger una u otra opción puede no cambiar drásticamente la experiencia de juego, pero sin duda puede hacerla más lenta y menos dinámica.

Otro de los cambios fundamentales en esta expansión reside en el modo en que se gestionan ahora las regiones de grupos rebeldes, que siempre están en guerra y solamente pueden ser comprados con dinero. De hecho, conquistar alguno de estos territorios necesita de algo más que una victoria militar - de hecho antes bastaba con pasar la maquinaria bélica por encima y luego empezar de cero - sino que necesitaremos colonizar y proteger un determinado número de provincias colindantes a aquellas que luego queramos invadir, lo que duplica la inversión de tiempo y recursos pero, a nuestro parecer, refleja mejor la realidad del proceso.

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Se ha modificado y simplificado también la fórmula en la que varias naciones emprenden el combate simultáneamente con un botón específico, lo que francamente hace más interesante el título porque resulta relativamente sencillo que tanto nosotros como la IA podamos desencadenar conflictos a escala mundial simplemente por diversión o para desestabilizar el mapa europeo, si es que es eso lo que nos gusta. El resultado es que, por lo menos en nuestra experiencia, esta posibilidad ha resultado muy golosa y ha terminado por aumentar la frecuencia de enfrentamientos bélicos en una partida normal.

Pero el golpe de efecto que más sorprenderá a los usuarios de Europa Universalis III reside, en nuestra opinión, en los cambios efectuados sobre el sistema de producción y en el comercio, ahora mucho más racional. Antes hablábamos que el sistema de construcciones había sufrido cambios estéticos, pero no terminan aquí; el orden de producción es mucho más progresivo y lógico, por ejemplo, mientras que nuestro rango comercial dependerá de cuán alejadas estén unas provincias con otras. Lo que nosotros hicimos, por ejemplo, fue crear una línea comercial de este a oeste para poder tratar con todos los bienes posibles y obtener el máximo de bonificadores disponibles. Esto fue, claro está, hasta que una guerra rompió el eje que habíamos construido y nos obligó a buscar otras soluciones. Moraleja: no es buena idea mantener un imperio en horizontal.

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7

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.