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Eldest Souls

Eldest Souls

Jefe tras jefe

Eldest Souls, análisis. Un Boss Rush desafiante como pocos

El estudio debutante Fallen Flag Studio nos propone viajar a un mundo sin esperanza y enfrentarnos a un maratón de dioses corrompidos por la oscuridad.

Actualizado a

Aunque títulos como Cuphead, Titan Souls o Furi han dejado claro que el género Boss Rush está de moda, lo cierto es que estamos ante un modelo de videojuego que lleva muchos años con nosotros. En la memoria de todos quedan esos Red Earth o Shadow of The Colossus —a su manera—, entre otros. Hoy os hablamos de uno nuevo: Eldest Souls, desarrollado por el estudio debutante Fallen Flag Studio. Se trata de una desafiante aventura de fantasía oscura, en la que el principal aliciente no es otro sino enfrentarnos a una serie de temibles criaturas una tras otra. Repasamos las claves de un título ideal para los guerreros más valerosos.

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Dioses corrompidos

Con un aspecto pixel art especialmente cuidado y una temática de lo más oscura, el juego apenas se toma un par de minutos para ponernos en situación: adoptamos el rol de un antiguo guerrero que decide regresar a La Ciudadela, lugar en el que hace muchos años, la humanidad libró una guerra contra dioses corrompidos. A pesar de que la premisa es sencilla y no son pocas las veces que hemos visto introducciones similares, lo cierto es que la historia de fondo, a la que accedemos poco a poco hablando con los escasos habitantes que todavía conservan la cordura, así como a través de documentos que vamos recogiendo conforme exploramos, es bastante interesante.

De un modo muy similar a lo visto en Dark Souls —y el resto de títulos de la familia—, los personajes tienden a mostrarse crípticos y proponernos pequeñas misiones que, en alguna que otra ocasión, acabamos completando sin saber si quiera que habíamos recogido el objeto que nos pedían. Estos encargos nos permiten tanto conocer nuevos detalles de la trama, como conseguir diferentes objetos y beneficios que nos ayudarán durante el viaje. Un viaje marcado, cómo no, por el atracón de jefes finales a los que debemos hacer frente.

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Fácil de entender, pero difícil de dominar

Eldest Souls no es un título apto para todos los públicos, así de claro. Y no solo porque la propuesta en sí resulta sumamente desafiante; también por culpa de una curva de dificultad mal medida. Especialmente, durante los primeros compases del juego, momentos en los que alguno de los jefes iniciales pueden suponer una barrera insalvable para jugadores poco experimentados o que no sean especialmente habilidosos. Además, el desarrollo del personaje —del que os hablamos a continuación— apenas ofrece margen para replantear la situación. En otras palabras: a menudo nos encontramos con un único camino posible y no es posible mejorar nuestras aptitudes, así que más nos vale superar el combate con éxito.

¿Cómo subir de nivel o mejorar las habilidades? En esencia, derrotar a un jefe nos otorga un punto de mejora, así como diferentes artefactos que podemos emplear para orientar nuestro estilo de combate hacia un tipo u otro. El desarrollo es lento y las primeras batallas apenas nos dejan margen de maniobra, por no hablar de la peculiar manera —y lo confuso que resulta— en la que progresamos en el árbol de habilidades. Un artefacto puede ser equipado en varias ranuras diferentes y cambiar así su efecto tanto en combate, como en las secciones de exploración. El sistema es más sencillo de lo que parece, pero requiere acostumbrarse. Además, es posible redistribuir todas las mejoras en cualquier momento.

En términos de duración, el número de horas atiende a la cantidad de intentos que necesitemos para acabar con cada jefe. Por tanto, es difícil estimar una duración determinada, aunque podemos aseguraros que no es nada extraño morir decenas de veces y tener que intentarlo de nuevo una y otra vez. Por su parte, las partes de exploración se nos antojan un tanto cortas, aunque hay que decir que resultan muy agradables gracias a la fantástica ambientación, así como por el mero hecho de tener un momento de descanso en el que tratar de descubrir nuevos detalles sobre la historia. Es una pena que sean tan efímeras.

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Conociendo al enemigo

Como no podía ser de otra forma, si hay algo en lo que Eldest Souls brilla con luz propia, es en el diseño de sus jefes finales. Y no lo decimos por su imponente aspecto o por la variedad de los mismos, sino por lo bien planteadas que están las batallas. Después de un primer acercamiento en el que comprobar cómo actúa cada rival, llega el momento de aprender sus rutinas, conocer el alcance de sus ataques y afinar los reflejos para detectar cuándo está a punto de ejecutar sus habilidades más poderosas.

Hay jefes que tienen hasta una docena de movimientos, y aunque no es especialmente complicado anticiparnos a muchos de ellos, la cadencia y el orden en el que los realizan dan lugar a que no exista un combate igual a otro. A menudo, el oído es nuestro mejor aliado para identificar el instante exacto en el que el jefe decide abalanzarse sobre nosotros o liberar una enorme onda expansiva. Todos los golpes que recibimos son potencialmente mortales, aunque en ningún momento estamos hablando de una experiencia injusta; los controles responden a la perfección y la caja de impactos no juega malas pasadas, así que todo depende de nuestra precisión y rapidez a la hora de tomar decisiones.

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La gran diferencia entre Eldest Souls y otros títulos similares es su apuesta por un sistema de curación activa, relativamente cercana a la que en su momento vimos en Bloodborne. Nuestros ataques se dividen en golpes normales y cargados, siendo este último el que más nos interesa. Cuando asestamos un golpe cargado con éxito, nuestra espada se ilumina y disponemos de varios segundos para encadenar golpes y drenar la vitalidad de nuestro objetivo. Este elemento es el que da lugar a unas peleas intensas y estratégicas, en las que a menudo resulta inteligente esperar y valorar si compensa más recuperar un poco de salud, o dañar masivamente al enemigo. En otras palabras: el sistema de combate es, de largo, lo mejor del juego.

Conclusión

Eldest Souls ofrece exactamente lo que siempre prometió: intensas batallas contra imponentes jefes finales, un sistema de combate sencillo pero muy bien diseñado, y una ambientación oscura capaz de conquistarnos fácilmente a través de la vista. Eso sí, el título de Fallen Flag Studio no es para todos los públicos; su curva de dificultad no está precisamente equilibrado durante los primeros compases, y eso es algo que puede espantar a cualquier usuario que no esté acostumbrados a este tipo de propuestas. Con todo, estamos ante un Boss Rush notable, ideal para los amantes del género.

Lo mejor

  • Los jefes finales son puro espectáculo
  • El sistema de combate y la curación activa
  • La dirección de arte, oscura y cautivadora

Lo peor

  • La curva de dificultad, muy mal medida
  • El desarrollo de habilidades se antoja algo confuso
7.5

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.