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Cine

Ni fantasía ni locura: el dim mak de Van Damme en ‘Contacto sangriento’ tenía más de real de lo que parece

Una de las escenas más icónicas de ‘Contacto sangriento’, la mítica película de artes marciales de Van Damme de finales de los 80, no era tan surrealista como podía parecer en un primer momento.

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El dim mak, el “golpe mortal” de ‘Contacto sangriento’ (1988) en el que Van Damme debía probar su valía rompiendo ladrillos, es uno de los momentos más memorables del largometraje. Tanto, que se convirtió en un icono de la cultura pop; videojuegos como el primer Mortal Kombat (1992) lo “adaptaron” en forma del minijuego Test Your Might, donde los luchadores debían romper todo tipo de objetos a base de golpes decisivos. Resulta que esta mítica secuencia, aunque estaba exagerada, se basaba en competiciones reales de artes marciales donde expertos destruyen con sus extremidades ladrillos y bloques de hormigón.

Aunque el dim mak de Van Damme en ‘Contacto sangriento’ era una exageración, se basaba en las exhibiciones reales de romper ladrillos

En un determinado punto de la trama de ‘Contacto sangriento’, los organizadores del kumité, un torneo clandestino celebrado en los bajos fondos de Kowloon (Hong Kong), piden a Frank Dux (el personaje de Van Damme) que les demuestre su valía mediante una prueba llamada dim mak. Este peculiar “examen” consiste en destruir con la palma de la mano el bloque inferior de una pila de ladrillos. Podéis ver la secuencia en cuestión en el vídeo que hay justo debajo:

En la película, esta secuencia era una exageración con cierto fundamento real. Aunque la idea de romper el ladrillo inferior sin dañar los superiores es puro espectáculo cinematográfico —y haría que cualquier físico se llevase las manos a la cabeza—, cabe destacar que en la vida real existen competiciones y exhibiciones de artes marciales en las que los participantes rompen ladrillos, bloques de hormigón, tejas o tablones de madera con golpes certeros. Estas demostraciones forman parte de la tradición de muchas disciplinas como el karate o el taekwondo, y son una prueba de precisión, concentración, fuerza y destreza.

Eso sí, lograr estas hazañas requiere años de entrenamiento especializado, no solo para adquirir la fuerza y la técnica necesarias, sino también para condicionar el cuerpo y evitar lesiones graves. Golpear mal un bloque puede traducirse en fracturas o daños musculares u óseos serios. Por este motivo, solo los artistas marciales más veteranos se atreven a participar en estas exhibiciones. En este sentido, el dim mak de ‘Contacto sangriento’ exagera, sí, pero parte de una práctica real que combina habilidad física y control mental.

Aunque los ladrillos que rompe Van Damme en ‘Contacto sangriento’ parecen de barro cocido, y por tanto pueden parecer más “débiles” que los habituales bloques de hormigón de las competiciones reales, lo cierto es que no son más endebles; al revés. Los ladrillos de barro cocido son más compactos y macizos, y poseen menos aire en su interior. En cambio, los bloques de hormigón usados en exhibiciones son a menudo más porosos o huecos, lo que facilita su rotura pese a la mayor dureza del material.

En definitiva, aunque el dim mak de ‘Contacto sangriento’ atendía a las necesidades del guion de la película, había cierto fundamento real. La técnica que Van Damme ejecutaba en pantalla llevaba al extremo una práctica real dentro de varias disciplinas de artes marciales. En última instancia, la escena funcionaba muy bien porque mezcló el espectáculo puro y duro con mitología marcial y la pizca justa de realidad, dando lugar a una combinación explosiva que la convirtió en una de las escenas más inolvidables del cine de acción ochentero.

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