Tecnología
La historia detrás de la radiografía más antigua de la historia: “He visto mi propia muerte”
El padre de la radiología contó con la ayuda de su mujer para convertirse en su sujeto de pruebas.

Las relaciones se fortalecen o se destruyen en los momentos más difíciles. No hay punto intermedio. Eso es precisamente lo que le ocurrió al matrimonio Roentgen a finales del siglo XIX. La historia (recopilada por caferoentgen) detrás de la radiografía conocida más antigua de la historia tiene un profundo mensaje de amor, pero también de temor hacia los avances tecnológicos que se vivían en aquella época.
Así surgió la primera radiografía conocida de la historia
Wilhelm Roentgen es conocido en el campo de la medicina como el padre de la radiología. Nació en un pueblo cercano de Colonia, Alemania, en el año 1845. Estudió ingeniería mecánica en Zurich durante los años en los que se mudó a Suiza, para finalmente volver a Alemania como profesor en distintas universidades del país, como en Munich o Würzburg. Fue precisamente en esta última cuando descubrió que existían algunos rayos invisibles a la vista que podían causar florescencia sobre una impresión. Fue el 8 de noviembre de 1895 cuando tras varios experimentos dio con lo que hoy conocemos como Rayos-X. ¿Por qué la X? Muy sencillo: representa lo desconocido.

La primera radiografía de la historia fue un ‘selfie’ de Roentgen en su laboratorio, pero el resultado se perdió. La primera conocida se realizó apenas unas semanas después sobre una persona muy especial. Su esposa, Anne Bertha, se ofreció como sujeto de pruebas para el nuevo invento de su marido. La relación entre ambos fue férrea desde el inicio. Los padres de Wilhelm no aprobaban la relación de su hijo con Anna por sus humildes orígenes, además de ser seis años más mayor que él. Sin embargo, los dos afrontaron el bache juntos y finalmente se dieron el ‘si, quiero’ seis años después de conocerse.
Anna puso su mano sobre un fondo blanco y Wilhelm activó la máquina. El resultado impactó a la joven, que espetó un comentario contundente: “He visto mi propia muerte”. Estaba horrorizada de ver lo que había bajo su capa de piel. Ese esqueleto era ella, sin trampa ni cartón. Sin saberlo, acababan de hacer historia. Es la radiografía más antigua de la historia y todo un símbolo del avance del ser humano en la medicina moderna.
El resto es historia.
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