Así son las ‘cascadas de sangre’ de la Antártida, el extraño lugar que fascina a los científicos

En el año 1991, el geólogo Thomas Griffith quedó asombrado por el río de color escarlata que brotaba con violencia por los Valles Secos de McMurdo, una zona concreta de la Antártida en uno de los extremos del glaciar Taylor. Su descubrimiento tomó el nombre rápidamente de ‘cascadas de sangre’, un lugar de culto para los científicos que tiene una sencilla explicación, aunque el origen del fenómeno no se descubrió hasta décadas después.

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El misterio tras las ‘cascadas de sangre’ de la Antártida

Su localización es de difícil acceso. Solo un cuerpo experimentado puede llegar a ver este río rojizo que de sangre tiene bastante poco, por no decir nada. Los estudios del agua roja hicieron que saliera a la luz una enorme cantidad de minúsculos fragmentos de hierro. Durante el curso del agua se calienta y oxida el hierro, lo que permite que el color del agua cambie a esta impactante imagen.

También influye el tipo de agua. El glaciar Taylor segrega agua salada atrapada en congelación durante un millón de años, que a su vez tiene una gran concentración de hierro. Al derretirse surca los túneles subterráneos del glaciar hasta que finalmente llegan a la superficie. La extensión del glaciar es de 54 km. Las cascadas de sangre no es que sean fácilmente visibles una vez en ella.

Pero una parte del mundo científico señala que todavía quedan más misterios por resolver en el interior del glaciar. ¿Por qué solo sale el agua de este color en una zona concreta y no en el resto de orificios por la superficie?

Sin duda todavía quedan capítulos por escribir.

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