Ciencia
Afantasía, la extraña condición neurológica que impide generar imágenes mentales a quienes la padecen
La afantasía es uno de los grandes misterios de la neurología y del funcionamiento de la mente y el cerebro, pero unos investigadores pueden estar a punto de descifrar este enigma.
¿Alguna vez te has detenido a pensar en cómo sería tu vida sin la capacidad de visualizar mentalmente imágenes, recuerdos o incluso sueños? La afantasía es una condición neurológica real, pero poco conocida, que impide generar imágenes voluntarias a quienes la padecen. A pesar de la manera en la que afecta a la imaginación, este fenómeno sigue siendo un misterio para la ciencia, y tanto su origen como su impacto real siguen siendo investigados.
¿En qué consiste la afantasía y cómo afecta a la vida cotidiana?
La afantasía se puede definir como la total ausencia de memoria visual. Esto es, una total incapacidad para generar imágenes mentales voluntarias, lo que incluye tanto recuerdos visuales como escenas imaginadas. Cuando queremos recordar algo que hemos vivido de primera mano, uno de los procesos mentales más comunes es “reconstruir” los eventos en nuestra mente, lo cual nos puede ayudar a procesar la información. No obstante, las personas que padecen afantasía carecen por completo de esta capacidad visual, aunque pueden recurrir a otros medios como el pensamiento abstracto o verbal para recordar, o imaginar.
Según informa Science News, un estudio reciente parece tener la clave de esta condición tan peculiar. Un experimento sugiere que una conexión débil entre las áreas del cerebro que gestionan los sentidos de la vista y el oído puede ser la causante de la afantasía. Para esta investigación, se utilizó un escáner cerebral con varios voluntarios, quienes tenían los ojos vendados, y los responsables del estudio reprodujeron sonidos variados como una ciudad concurrida o un bosque repleto de pájaros. Mientras que en los sujetos sin afantasía la conexión neuronal era evidente, en los sujetos con esta condición estas conexiones eran mucho más débiles.
Estos hallazgos resaltan la diversidad en el funcionamiento del cerebro humano, poniendo de manifiesto que nuestra percepción del mundo depende, en gran medida, de nuestra capacidad de procesamiento de la información que obtenemos de los cinco sentidos. Además, también subrayan una profunda cuestión filosófica sobre cómo cada individuo interpreta y experimenta la realidad de una manera diferente al resto, recordándonos que tanto la mente como el cerebro todavía albergan muchos misterios por descubrir.
El hecho de que la afantasía sea una condición debatida e investigada por neurólogos aporta una gran rigurosidad al debate, ya que se fundamenta en estudios científicos que exploran el funcionamiento cerebral y las conexiones neuronales. Este enfoque permite que la afantasía se aborde con la misma seriedad que otras condiciones neurológicas, aunque, a pesar de ello, su falta de impacto clínico relevante hace que no se considere una condición médica en el sentido tradicional.
¿Por qué la afantasía no se considera una condición médica?
La afantasía no tiene una clasificación oficial en términos médicos o psicológicos, sino que se considera una variación dentro de un espectro. Algunas personas tienen una “visión” mental extremadamente vívida, mientras que otras experimentan imágenes mentales muy débiles, y quienes padecen afantasía carecen por completo de esta capacidad. Este fenómeno es un tema ampliamente debatido por la comunidad internacional de neurólogos, quienes continúan investigando cuáles son las áreas específicas del cerebro involucradas y cómo la afantasía afecta a la experiencia mental de cada sujeto.
Se estima que entre un 1 y un 3 por ciento de la población mundial podría sufrir afantasía. Sin embargo, a pesar de su incidencia, no se considera una condición médica en el sentido de que deba ser “tratada”. Esto se debe a que no afecta de manera significativa o negativa al día a día, a la salud o al desarrollo físico y psicológico de quienes padecen esta condición. Pese a esto, la afantasía puede tener un gran impacto emocional, por ejemplo, al evitar que se recuerden las caras de seres queridos que han fallecido recientemente o la dificultad de revivir momentos significativos en la memoria visual.
Aunque también influye en cómo se afrontan determinadas situaciones, especialmente en actividades creativas que dependen de la memoria visual, las personas con afantasía pueden llevar vidas perfectamente normales y funcionales. Dado que no implica síntomas debilitantes ni un impacto clínico evidente, no se considera que sea algo “tratable”. En su lugar, se reconoce como un caso extremo del espectro de capacidades humanas relacionadas con la imaginación y la memoria visual.