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Game Gear Micro es para la estantería, no para jugar

SEGA continúa con la moda de las consolas mini y presenta una versión de tamaño mucho más reducido de su clásica portátil.

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Game Gear Micro es para la estantería, no para jugar

Se esperaba un gran anuncio por parte de SEGA y llegaron dos: un servicio en la nube y Game Gear Micro, una nueva consola conmemorativa que llega justo cuando la compañía cumple su 60 aniversario —esta máquina en concreto sopla las treinta velas—. La reacción de parte de la comunidad, sin embargo, ha sido cuanto menos tibia. Además del tamaño minúsculo de la pantalla (tiene 1,15 pulgadas), se vende en cuatro colores diferentes (negro, azul, amarillo y rojo). Su precio de 4.980 yenes, unos 41 euros al cambio, se multiplican si uno quiere reunir la colección entera. ¡La broma cuesta más de 150 euros!

El problema es que cada tipo de consola viene con cuatro juegos preinstalados que se diferencian entre modelos y que por supuesto son exclusivos de cada uno de ellos. En ese punto, uno se pregunta si de verdad esto está hecho para disfrutar de los títulos o de si se ha ideado con el objetivo de colocarla en algún sitio de adorno. Después de todo, la pantalla es hasta más diminuta que la de Game Boy Micro, y también se escucharon quejas en su momento porque la gente con problemas de vista se sentía incómoda al jugar. Eso sí, como en los viejos tiempos, se venderá una versión (en miniatura) del periférico Big Windows, una lupa para que no te pierdas nada de lo que hay en pantalla. A favor del componente lúdico también habrá que decir que los ports de los videojuegos los ha elaborado M2, una garantía de calidad.

Esta clase de producto está destinado a grupos de personas muy concretos: al nostálgico y al que no vivió la época, aunque muestra interés por las plataformas del pasado. Historia del videojuego, al fin y al cabo. No entraré en si existe o no postureo en esta clase de compras (poderosa es la influencia de Twitter e Instagram), no me corresponde a mí juzgar el motivo por el que cada cual se hace con una de estas antigüedades renovadas. Lo que sí me da la sensación es que las consolas mini se diseñan para la estantería. Es verdad que algunas como SNES Classic o Commodore 64 Mini son especialmente atractivas para jugar, pero en la práctica, creo que la mayoría acaban apiladas para hacer bonito (cuando no en una caja sepultada).

Con la novedad, estos sistemas se conectan a la televisión y muchos rememoran sus recuerdos de la infancia con alguna que otra partida retro. Luego, cuando pasa el tiempo, la frescura se va perdiendo un poco y el destino de las máquinas es, en algún caso, la zona de los adornos, la vidriera, la estantería o el reino de los ácaros. Game Gear Micro, por sus características, parece que profundiza más en esa dirección, la del coleccionismo puro y duro. Cuesta creer que alguien puede disfrutar de los videojuegos en un dispositivo que casi podría usarse de llavero (un poco aparatoso, sí, pero daría el pego). Por eso, estoy convencido de que la intención de SEGA es vender la máquina para saciar el hambre de nostalgia, pero no a través de las sesiones de juego, sino por medio de un sistema que merece la pena tener en la estantería. Y no lo digo en un tono negativo.