Análisis de The Sexy Brutale para Switch

Análisis de The Sexy Brutale en Switch

La novela de misterio. Hay algo en este género literario tan mágico, romántico y seductor que lo hace realmente irresistible. Es posible que su popularidad, más allá de la  reubicación que han vivido algunos de sus importantes pilares dramáticos dentro del mundo del thriller y el género policíaco contemporáneos, no sea ni mucho menos la de antaño, con figuras tan importantes como Agatha Christie o Arthur Conan Doyle a la cabeza.

Pero eso no parece importarles ni a Keneth Branagh —que ha estrenado recientemente el Remake en cines de Asesinato en el Orient Express— ni al estudio británico Cavalier Games, empeñados en dar rienda suelta a su creatividad y pasión por el mundo de las aventuras gráficas aliándose con la desarrolladora patria Tequila Works. El resultado: The Sexy Brutale, una aventura gráfica de misterio con reminiscencias Art Noveau  que nos pone en el papel del sacerdote Lafcadio Boone. Después de recibir la invitación del Marqués —junto a un selecto grupo de influyentes personalidades— a su espectacular mansión en aras de disfrutar de una inolvidable velada, no hay rastro del anfitrión y, lo que resulta más misterioso, nos vemos atrapados en un bucle temporal mientras los invitados mueren a nuestro alrededor.

Como si de una combinación entre Atrapado en el tiempo y Diez Negritos se tratase, The Sexy Brutale no propone dar rienda suelta a nuestro ingenio y nuestro instinto Boyeur (tan explotado en esta suerte de género literario) para intentar evitar la muerte de los invitados espiando a través de las cerraduras, utilizando una serie de habilidades adquiridas de nuestros propios compañeros de velada, y explorar las estancias en busca de misteriosos objetos que nos permitan dar un giro de 180º a tan fatídicas situaciones.

Y todo ello, con la posibilidad de trasladar la experiencia a cualquier parte gracias a la portabilidad de Nintendo Switch, una de los principales atractivos esta versión y principal objeto de estudio en el análisis que nos ocupa. Pero si no conocíais el título de Cavalier y Tequila, o simplemente todavía no os había llamado la atención, en este enlace tenéis todos los detalles del título previamente lanzado para PS4, PC y Xbox One.

El turno de Switch

Una de las características más destacables de The Sexy Brutale es su planteamiento interactivo. Durante su interesante trama una misteriosa figura femenina, de inquietante y sanguinolento aspecto, nos va ofreciendo las claves que definirá nuestro progreso en esta aventura gráfica: si queremos evitar la muerte de los invitados deberemos estudiar sus movimientos, ver y oír lo que ocurre a su alrededor momentos antes de su muerte, y pensar en lo que debemos hacer para evitarlo siguiendo una sencilla regla: no podemos estar en la misma habitación que ninguno de los demás actores de la trama porque, en caso contrario, sus máscaras acabarán con nosotros tras escasos segundos. Esto da lugar a una sucesión de puzzles que, a pesar de no ser tan desafiante como nos gustaría, si que hace gala de un uso del ingenio y la lógica bastante acertado.

Para ello recorreremos las habitaciones que componen la inspirada —y por momentos tétrica— mansión del Marqués, reconvertida en parque temático con casino y teatro incluidos, pudiendo elegir en cada puerta si queremos abrirla o, por el contrario, si preferimos espiar antes a través de la cerradura. En el aspecto jugable, el título no ofrece ningún extra en su versión Switch: efectivamente, no tenemos la posibilidad de utilizar un sistema de control táctil en modo portátil (hubiese sido ingenioso aportar esta posibilidad a la hora de coger determinados objetos o controlar nuestro campo de visión mientas cotilleamos) ni tampoco se han añadido habitaciones inéditas ni personajes en la trama.

Estamos ante el juego original con la opción de convertirlo en una experiencia portátil, elemento que de por sí resulta bastante atractivo. Y lo es porque la naturaleza del juego da para ello: a saber, una duración que se sitúa entre las 6 y 8 horas y cuyo sistema de guardado también es compatible con partidas de corta y mediana duración, una propuesta de misterio perfecta para disfrutar bajo la manta de la cama (como si de una novela de misterio se tratase) durante estos fríos días con la única compañía de una golosa tableta de chocolate noir, y un planteamiento artístico que sigue brillando al desacoplar la consola del Dock, lo que nos permitirá llevarnos la Switch a cualquier lugar como si de nuestro libro policíaco favorito se tratase.

Art Noveau en la palma de tu mano

Y es este uno de los apartados que suele preocupar a los usuarios de Switch, más aún viendo cómo otros videojuegos han tenido que hacer concesiones importantes para que la experiencia sea disfrutable en la consola híbrida de Nintendo.

En este caso el trabajo de Cavalier Studios es encomiable en algunos aspectos, pese a que también cuenta con algunas carencias que es de recibo destacar. La primera vez que probamos el videojuego lo hicimos en modo portátil, con el miedo a la pérdida de resolución drástica que ello conlleva (viendo casos tan llamativos como el de RiME). La verdad es que resulta sorprendente ver el apartado artístico de The Sexy Brutale trasladado a la pantalla de Switch. El excelente mimo con el que han sido tratadas cada una de las habitaciones del juego, plagadas de detalles y adornos que perfectamente podrían pertenecer al catálogo artístico del mismísimo Victor Orta, se ve reflejado de forma perfecta en la versión de la consola nipona.

No han sido suprimidos prácticamente ninguno de los Shaders y efectos sobre las superficies metálicas y doradas, hecho concesiones en la densidad poligonal, ni tampoco se baja de una resolución de 720p en modo portátil. La excelente iluminación sigue presente, y los efectos atmosféricos continúan dando a las estancias una ambientación realmente acertada, que nos recordará por momentos a juegos tan diferentes como Bioshock (por las referencias artísticas que comparten), Luigi’s Mansion 2 (por la variedad, organización y escala de las habitaciones) o The 7th Guest (por su oscura y lúgubre ambientación y la sensación de estar ante pequeños trabajos de orfebrería pre-renderizada que, en realidad, se mueven en tiempo real). Los personajes mantienen su carisma cartoon inalterado y las animaciones son sencillas pero efectivas.

Pese a ello, hay dos aspectos que ensombrecen el buen trabajo de Cavalier y Tequila: en las habitaciones más complejas los elementos que se acumulan en pantalla merman la tasa de imágenes por segundo. Además, si nos movemos mucho entre estancias nos encontraremos, en bastantes casos, con pequeñas cargas que restan fluidez a la experiencia jugable. Un ejemplo: al mirar a través de la cerradura hacia una habitación compleja donde, además, esté ocurriendo alguna acción entre varios personajes, transcurrirán un par de segundos antes de que podamos mover nuestro campo de visión. Esto no repercute de forma drástica en la experiencia jugable, pero si que resta dinamismo al desarrollo del videojuego que nos ocupa.

Al trasladar la experiencia a la pantalla de nuestra TV, la resolución llega hasta los 1080p y las habitaciones muestran todo su potencial en cuanto a representación de diferentes elementos decorativos, variadas superficies y detalladas texturas. Del mismo modo, la bajada de la tasa de FPS (incluso ligeramente más acusada que en modo portátil) en los momentos donde se acumulan muchos elementos hace que el título no luzca a la altura de Xbox One, PC o PS4. Como hemos dicho, es algo que no afecta de forma definitiva al gran trabajo de diseño de juego realizado por el estudio, pero esos problemas de rendimiento pueden decantar al usuario por otra versión.

En él está la decisión de decidir entre una mayor fluidez o la posibilidad de jugar en cualquier parte. Y en el caso que nos ocupa (a diferencia de lo que sucedió en RiME, donde sólo aconsejamos jugar en Switch si no contáis con una plataforma alternativa), los problemas de estabilidad en determinados momentos de The Sexy Brutale podrían equilibrarse gracias a la posibilidad de disfrutar de la experiencia en modo portátil.

Y es que el misterio que envuelve al caso The Sexy Brutale, unido a su excelente ambientación visual y su perfecto acompañamiento sonoro, lo hacen realmente atractivo tanto de jugar como de ver y escuchar. La banda sonora del título, con matices que van desde el Jazz de los años 30-40 hasta el Swing o el Blues, se potencia con la versátil voz de Eva Katharina Rustige en las composiciones vocales y los efectivos efectos sonoros. Una pequeña joya audiovisual subtitulada en español que, afortunadamente, está presente en un gran número de plataformas.

Análisis realizado con un código del juego para Switch facilitado por la editora.