El metal líquido inteligente de Terminator 2 es una realidad
La aleación que componía al mítico malo del film está siendo estudiada junto a otras y podría revolucionar el futuro de la electrónica.
En 1991, y ya con un presupuesto generoso a diferencia de la primera, James Cameron hizo historia con Terminator 2: Judgment Day, considerada por muchos como la cumbre absoluta del cine de acción. 25 años después sigue igual, siendo una obra maestra visionaria, pero lo preocupante es lo plausible que se ha vuelto su trama. No hablamos de robots asesinos venidos del futuro, pero sí que la tecnología del mítico villano T-1000 de metal líquido no solo es plausible, sino que está siendo investigada por un grupo de científicos australianos en la Universidad RMIT de Melbourne
"¿Polialeación Mimética?"
La concepción que tenemos de la electrónica es de procesadores físicos y chips conformando configuraciones individuales. Pero la investigación de estos científicos arroja los resultados de que usando de base metales líquidos y sus propiedades, es posible crear chips, procesadores y componentes electrónicos que actuasen como las células de nuestro cuerpo, creciendo y cambiando su forma igual que si fueran células vivas conectando un sistema nervioso gracias a estar hechos de estos metales líquidos.
Plausible
En una época en que la Ciencia Ficción de los 80 se está convirtiendo de imposible a plausible, es un científico real y uno de los encargados del estudio el que trasciende la barrera señalando la plausibilidad del malo de Terminator 2: "Con el tiempo, usando los fundamentos del descubrimiento, podría ser posible crear un humanoide en 3D de metal líquido. Como el t-1000 de Terminator pero con una mejor programación", reseña el profesor Kourosh Kalantar-zadeh.
Puede que no sea precisamente un consuelo para los más agoreros con un futuro de máquinas controlando el mundo y a la humanidad, pero sólo hace dos meses nos enteramos de que DeepMind, una compañía comprada por Google y que vale 509 millones de euros, lleva dos años trabajando con la Universidad de Oxford en una forma de asegurarse que una IA no pueda evitar que un humano la controle, aunque admite que "no está claro si todos los algoritmos pueden ser interrumpidos de forma segura". A eso debemos sumarle la inversión también de Google en medicinas que no tienen compuestos químicos, sino electrónicos y curarán enfermedades con tecnología.
¿Llegará el día en que un anciano James Cameron nos mire y diga "ya os lo advertí en 1984"?.