Drakerider

  • PlataformaIPD6.8IPH6.8
  • GéneroRPG
  • DesarrolladorWitchcraft
  • Lanzamiento06/09/2012
  • TextoInglés
  • VocesJaponés
  • EditorSquare Enix

Drakerider

Una vez más, Square Enix –en estrecha colaboración con Witchcraft– regresa a la AppStore con un nuevo J-RPG de corte clásico; nuestros iPhone, iPad y iPod touch reciben una nueva aventura fantástica con un enorme mundo por explorar y combates por turnos protagonizados por un joven héroe y Eckhardt, un dragón majestuoso de gran poder destructivo. Repasemos en nuestro análisis las claves de este nuevo título ofrecido por capítulos.

Tras la reciente aparición del notable Final Fantasy Dimensions en la AppStore, Square Enix, en colaboración con Witchcraft –una compañía especializada en anime y títulos J-RPG liderada por Akifumi Kaneko, creador de Wild Arms–, vuelve a la actualidad con Drakerider, un nuevo J-RPG de corte clásico protagonizado por Aran Lawson, un joven rastreador que se convierte en amo y compañero de un poderoso dragón y en la única esperanza de la humanidad. Veamos en nuestro análisis si Drakerider consigue mantener el tipo frente a auténticas obras maestras del género que han ido llegando a nuestros dispositivos táctiles estos últimos tiempos. Una historia épica, intensos combates y un mundo vasto por explorar; esta es la historia por capítulos de un héroe y su dragón.

El rol clásico en videojuegos –en especial el J-RPG– mantiene las mismas bases y mecánicas desde hace más de 15 años; muchos son los títulos aparecidos dentro de tan querido género, que cuenta con verdaderas obras maestras a las que parece no afectar el paso del tiempo. Estos títulos cuentan con ciertos aspectos inamovibles, como los repetitivos combates por turnos aleatorios –con las respectivas subidas de nivel de los personajes–, la exploración de un mundo fantástico y unos protagonistas que responden a un canon común en la mayorías de los casos. Dichos aspectos deben presentarse de la mejor forma posible, en algunos casos depurando al máximo sus mecánicas y en otros ofreciendo mínimas novedades que traten de mejorar la experiencia; por desgracia, Drakerider no consigue sorprender al jugador clásico y no presenta ninguna novedad que pueda atraer usuarios ajenos a los J-RPG.

Tópicos eternos
El guión de Drakerider nos lleva a Igraine, un mundo amenazado por los constantes ataques de los Dread, un grupo de demonios y monstruos que pretenden sumir al mundo en el caos y la destrucción. Allí vive un joven rastreador llamado Aran Lawson, el cual tiene un poder oculto en su interior que le permite dominar a los dragones; una vez descubre su oscura facultad, se hace con el control de Eckhardt, un dragón con una enorme fuerza destructiva. Además, un ser etéreo llamado Quory nos guiará durante nuestra heroica aventura, ofreciéndonos su ayuda para dominar la fuerza del dragón. Como veis, Drakerider no resulta muy original y basa su historia en un argumento muy común dentro del género: un joven héroe con un poder oculto que debe salvar el mundo de una terrible amenaza.

La jugabilidad de Drakerider no difiere en absoluto de lo que todos conocemos en los J-RPG de toda la vida; ante nuestros ojos se abre un enorme mundo por explorar con interminables batallas aleatorias, intercalándose con eternos diálogos y escenas donde volamos a lomos de nuestro dragón. Y así durante toda la aventura, haciéndose bastante monótona y pesada; la exploración, además, no está muy bien resuelta, haciéndonos vagar sin sentido por extensas zonas desiertas sin nada que hacer, salvo enfrentarnos a demonios, una y otra vez. Y lo peor de todo es que no podemos evitarlas, con lo que el avance se hará muy pesado. A pesar de que el jugador clásico de J-RPG está más que acostumbrado a estas mecánicas, Drakerider no ofrece la suficiente complejidad en unos combates de resultado poco más que satisfactorio.

Combates encadenados
El reciente Final Fantasy Dimensions es un buen ejemplo de cómo conseguir un buen equilibrio en las clásicas batallas por turnos, resultando muy enérgicos y con un componente estratégico muy interesante. Drakerider, en cambio, resulta algo insulso y poco atractivo en este sentido, a pesar de presentar batallas realmente originales con nuestro dragón Eckhardt como gran protagonista; y es que el joven Lawson se situará sobre él, dirigiendo sus movimientos con unas cadenas. O mejor dicho, nosotros deberemos manipular las cadenas situadas en la parte baja de la pantalla para realizar todo tipo de acciones, como movimientos de ataque o defensa o llegar al estado de locura; la barra situada en la parte alta nos indicará qué tipo de acción vamos a realizar y nosotros sólo debemos ir desplazando las cadenas de izquierda a derecha.

Los primeros combates resultan incluso divertidos y sorprendentes, pero cuando llevamos un centenar de ellos, ya no nos lo parecerán tanto. Además, sería necesario contar con algo más de precisión ya que, debido a la especial interactividad en los combates, en muchas ocasiones cometeremos errores sin querer. Tampoco están muy bien equilibrados, puesto que cuando aprendamos ciertas rutinas de movimientos, podremos derrotar a nuestros rivales con bastante facilidad. Eso sí, las escenas de acción están presentadas con mucha espectacularidad, con continuos cambios de cámara y todo tipo de efectos. Podremos comprar nuevas armas y objetos, además de evolucionar un árbol de habilidades bastante sencillo y lineal, sin mucho más que ofrecer en este sentido.

A nivel gráfico Drakerider está a buen nivel, mostrando modelados de personajes sólidos y unos entornos amplios aunque algo vacíos. La historia se desarrolla gracias a los diálogos entre personajes –con las voces en japonés y los subtítulos en inglés–, los cuales aparecerán en forma de atractivos diseños anime estáticos. En cambio, los monstruos no están tan bien representados, además de una nula variedad de los mismos. Las melodías son las típicas del género –de inequívoco sabor nipón– que variarán sus ritmos según los acontecimientos mostrados en pantalla. Drakerider se ofrece mediante episodios, siendo el primero de ellos gratuito y el resto de pago; así, si su prólogo nos convence, podemos adquirir cada capítulo –del 2 al 5– por 5,49 euros o el pack entero por la nada despreciable cantidad de 16,99 euros. Además, los micro-pagos vuelven a hacer acto de presencia, aumentando –opcionalmente– el coste del producto.

6.8

Correcto

No es lo último ni lo más original, tampoco cuenta con la mejor ejecución, pero puede divertir si te gusta el género. Bien, pero mejorable. Cómpralo si te gusta el género y te gusta tenerlos todos.

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